Cambia el hombre, no la visión de la Argentina
No ha cambiado el hombre, sino la circunstancia. En otros tiempos, cuando era director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, Arturo Valenzuela podía plantear lo mismo que el informe Latinobarómetro , divulgado la semana pasada en Santiago de Chile: el obstáculo para el desarrollo de la región es la crisis de representación, reflejada en "el hiperpresidencialismo, la fiebre reeleccionista y el desmedro de la confianza en las instituciones".
El hombre es el mismo, pero la circunstancia es otra. Valenzuela, secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos, jamás estuvo de acuerdo con el exceso de poder presidencial, pero, por razones de fuerza mayor, no puede ahora auscultar gobiernos. Debe limitarse a defender el interés nacional norteamericano.
En coincidencia con la crisis del campo, el Senado de los Estados Unidos señalaba en un informe reservado que el clima de inversión en la Argentina era "sombrío" y que Cristina Kirchner había "perdido gran parte del apoyo público". Un año y monedas después, Valenzuela ha confirmado que, al menos en la percepción general, poco ha cambiado o, en todo caso, algunas cosas han empeorado.
El hombre no es un teórico: colaboró con la campaña de Barack Obama en Virginia, cerca de Washington. Tampoco es un novato: ocupó su actual cargo en el primer período de Bill Clinton y fue asesor especial de la Casa Blanca para Asuntos de Seguridad Nacional y director jefe de la región en el Consejo de Seguridad Nacional en el segundo.
Frecuente ausencia
La diferencia con esos años, señaló, es la falta de interés en invertir en la Argentina "a menos que haya algunos cambios". Varias voces corroboraron esa impresión en una recepción con personalidades de vastos sectores de la vida nacional, realizada en la residencia de la embajadora Vilma Martínez, En ella, como de costumbre, no brillaron por su presencia ministros y secretarios de Estado capaces de rebatirla. Esa actitud recurrente transmite al visitante un mensaje poco halagador: que su presencia importa poco o, si importa, compromete mucho a aquel que se atreva a departir con él.
La circunstancia llevó al hombre a reunirse con el vicepresidente Julio Cobos, no con la presidenta Kirchner. En la Argentina y Paraguay, entre los países del vecindario, un vicepresidente puede ser un tenaz opositor de su propio gobierno. En "un viaje para escuchar", como definió Valenzuela esta gira por Canadá y América latina, se limitó a prestar oído.
En el Departamento de Estado y el Capitolio se sabe, por ejemplo, que la relación entre la Argentina y Venezuela "no es ideológica, sino de conveniencia". No fue un tema en discusión. Tras la visita, definiciones abstractas como "mirar al futuro" y "establecer puentes" no empañaron la visión del hombre que, cuando era profesor, observaba las falencias que, en esta circunstancia, recoge de otros. Sólo ha cambiado la circunstancia.
Macri pidió confiar en la Argentina
El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, le pidió ayer al secretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, que su país "vuelva a confiar" en la Argentina e invierta en el país. "Estamos en el fin del ciclo kirchnerista, el país tiene una enorme esperanza por delante", dijo.
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