Cambios, pero no tanto
Dicen que desde hace unos días le cambió radicalmente la cara.
Para ser más exactos, desde el martes 21 del mes último, cuando Carlos Menem anunció sorpresivamente que desistía de buscar la "re-reelección".
Hasta entonces, según describen los cronistas que lo tratan casi a diario, al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, se lo veía tenso, solo, paralizado. A duras penas incursionaba en esa tan saludable mueca que es la sonrisa: parecía doblegado.
Ayer, en un almuerzo de dos horas en La Nación , el gobernador de la provincia más poblada del país y, por lo tanto, la más importante electoralmente, lució otra vez como un hombre confiado en sus fuerzas.
Se lo vio liberado, tranquilo, con buen semblante y muy conversador, efusividad propia de un candidato que viene de sufrir un desgaste enorme al entreverarse en una lucha sin cuartel con nada menos que el Presidente por evitar la candidatura de éste para el año próximo.
El modelo y el futuro
El encuentro abundó en pronunciamientos y en revelaciones.
Duhalde dijo no temerle a la desconfianza que genera en el mundo empresarial su polémica frase: "El modelo está agotado". Y ello ocurre por la sencilla razón de que cree que, de aquí a las elecciones presidenciales de fines del año próximo, habrá logrado convencer al "establishment" de las bondades de su programa de gobierno.
Programa de gobierno sobre el que hace hincapié en dos "pilares", según él mismo los definió: equilibrio fiscal y equilibrio social.
El primer punto parece resultar indiscutible. Pero sobre el segundo, el gobernador aporta más ideales que precisiones: "Erradicación de la pobreza, generar puestos de trabajo, terminar con la injusta distribución de la riqueza y garantizar la educación básica para los sectores carecientes".
Una novedad de peso surgió de su discurso. Por indicación suya, sus legisladores respaldarán a Menem en las dos leyes fundamentales que el Presidente impulsará en lo que queda de su gestión: la reforma laboral y la tributaria.
Y aquí no hay que pasar por alto un dato: el proyecto oficial de reforma laboral acordado recientemente con el Fondo Monetario Internacional no goza de las simpatías de los líderes sindicales -a quienes el gobernador seguramente tratará de sumar a su campaña-, que lo han criticado con dureza.
¿Apoyará el proyecto laboral pese a la oposición sindical?, se le insistió. "Sí, señor", contestó firme.
"Ciento por ciento"
El gobernador tampoco auguró giro alguno en materia de política exterior. "Respaldo un ciento por ciento la política exterior llevada adelante por Menem, incluido el alineamiento con los Estados Unidos", afirmó sin hesitar.
Y lanzó una novedad significativa, que por sí sola abre un mundo de expectativas para tiempos muy cercanos: anunciará su plataforma electoral a fines del mes próximo, no sin antes presentar al equipo técnico que está trabajando en ésta.
Se aproximan días de definiciones importantes. Tras un extenuante período en el que la "re-reelección" dominó la agenda política, abriendo prematuramente la campaña electoral, parece haber llegado por fin la hora de las propuestas.
Este mes será el turno de la Alianza, que prometió anunciar su plan de acción por medio de una "carta abierta". En septiembre le tocará al gobernador, que no quiere perderle pisada a la coalición opositora.
¿Obedece esto a la demanda de los tiempos actuales, caracterizados por el vértigo mediático y la impaciencia por darlo a conocer todo cuanto antes?
Lo cierto es que hay política para rato: la Alianza y Duhalde se aprestan a descubrir sus cartas cuando todavía faltan trece o catorce meses -según la fecha que se fije- para las elecciones presidenciales.
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