Se dedicará a la producción artística. Cansado de las "mañas" de la política, Palito Ortega renuncia al Senado
Aseguró a La Nación que no se siente útil; "no me hace falta la chapa", afirmó
- Se retirará un año antes de finalizar su mandato
- Dijo que el trabajo parlamentario no es lo suyo porque tiene tiempos lentos
- "No soy politiquero", sostuvo
El senador Ramón "Palito" Ortega ya le puso fecha a su renuncia. "Fin de año es el límite, pero si puedo, antes...", anticipó a La nacion el legislador tucumano, que está por dar un paso insólito para un político: dejar su banca sin un cargo de recambio.
El legislador, que se retira un año antes de finalizar su mandato, decidió retornar a la actividad privada porque en la Cámara alta no se sentía útil. "No me hace falta la chapa -explica Ortega-. El trabajo parlamentario no es lo que más me atrae, yo soy un hombre de más acción. Me doy cuenta de que la gente tiene tiempos diferentes... Cuando uno sale a la calle, te paran y no tenés respuestas."
Además de abandonar la tarea parlamentaria, el ex cantautor decidió hacer un paréntesis en su vida política hasta que en dos años pueda pelear la candidatura presidencial del PJ. "En ese tiempo vamos a tener una visión clara de lo que le pasa al país. Algunos se están apresurando -opina, sin dar nombres-. Hay que ser prudente, porque la gente está sufriendo mucho y no es ético hablar de candidaturas."
De su paso por la Cámara alta quedarán siete proyectos de ley que llevan su firma (según figura en su página web) y una escasa participación en el recinto, aunque con una asistencia impecable. Lo enorgullece su proyecto de coparticipación federal, la ley para fomentar la actividad musical y el censo de población que espera poner en marcha antes de irse del Senado.
El senador Ortega recibió a La Nación en un despacho prestado del bloque del PJ. El suyo, en dependencias de la Cámara alta, lo utiliza en contadas ocasiones porque es pequeño y nunca le agradó. Cuando ingresó en el Senado, en diciembre de 1998, tuvo que batallar arduo con sus compañeros de bancada para que le asignaran un lugar en el Palacio, que nunca recibió. Estuvo varios meses sin tener oficina, hasta que amenazó con instalar una sombrilla en la puerta del Congreso.
En aquellas épocas era cuando creía que la labor legislativa iba a ser diferente. "Yo pensaba que los tiempos se manejaban de otra manera -comenta ahora-. Si había inundaciones, yo presentaba un proyecto de resolución y éste pasaba de una sesión a otra. Eso me frustra". Sin embargo, no se arrepiente de nada.
"No es una crítica"
El legislador aclara que sus palabras no deben interpretarse como una crítica a la institución. "Es el sistema, yo no lo puedo cambiar. No lo critico, sólo que no son los tiempos con los que me gusta trabajar."
Reconoce que el Senado está desprestigiado, pero le parece que eso es injusto. En el bloque peronista fue una sorpresa la decisión que el ex candidato a vicepresidente comunicó uno por uno a sus compañeros.
Ortega se incorporó a la bancada en una situación conflictiva, ya que dirimió su escaño con la ex senadora Olijela del Valle Rivas. Un año tardó el PJ en aprobar su diploma. Ahora le Legislatura tucumana deberá elegir un reemplazante, dado que su suplente, Alberto Herrera, es diputado nacional.
Después de 19 meses de relación, sus pares lo definen como "un buen tipo", aunque el tucumano nunca descolló por su peso en las resoluciones de política legislativa. Se dedicó más bien a temas relacionados con el ámbito de la cultura.
"Yo tengo fe..., yo tengo fe", lo interrumpen a menudo sus colegas. Y él lo toma con humor. Nunca deja de lado su prestancia de artista. Cuida al milímetro el detalle de su vestimenta y habla pausado, seductor. Apenas se le da la oportunidad, enumera sus proyectos para la actividad privada: la producción de una obra de teatro en la calle Corrientes, un film sobre la vida de la bailantera Gilda y un estudio de grabación con tecnología de punta.
"Mi vida no es la política. Yo soy fundamentalmente empresario", agrega. Aduce que sólo "trató de aprender el oficio" de la política, pero que no se adaptó a "sus mañas".
Atrás quedó su promesa de renovar su banca el año próximo por la provincia de Buenos Aires, que había acordado con el ex gobernador Eduardo Duhalde. "No soy politiquero. No sirvo para pensar en andar transando, haciendo arreglos para armar una lista", confiesa.
Y agrega: "El sueldo que gano como senador no me soluciona los problemas de fondo... No vivo de la política, así que tranquilamente puedo dar un paso al costado".