Carlés activaría el debate por el número
Sería rechazado su pliego y el Gobierno podría pedir cambios
Hace meses, la Presidenta le ordenó al senador Miguel Pichetto, jefe del bloque del FPV, una tarea casi imposible: convertir a Roberto Carlés en juez de la Corte. Pichetto, a estas alturas, ya se convenció de que la oposición no le dará los votos. Por eso, ahora, se evalúan tres escenarios para la sesión del miércoles: evitar un fracaso seguro y no llevar por ahora el pliego al recinto; hacerlo estrellar contra la pared de una oposición inflexible, o que la Presidenta sorprenda con un nuevo candidato.
En el Senado dicen que la primera opción es la mejor. Así el pliego, en lugar de ser rechazado, podría quedar aletargado a la espera de que varios senadores opositores viajen, se enfermen o se distraigan. Pichetto no puede juntar ahora 48 senadores, es decir, dos tercios de los 72 totales que hay en el cuerpo. Pero tal vez pueda aprovechar la distracción de algunos para, en un futuro no lejano, conseguir dos tercios de los presentes.
Hay otros dos datos que aconsejan esa salida tangencial: tramitar el pliego de un nuevo candidato para instalar un nombre más potable que el de Carlés lleva nunca menos de tres meses, entre la nominación presidencial, plazos de impugnación, audiencias y otros trámites. El Gobierno no tiene tanto tiempo por delante. Es mejor dejar latente el de Carlés, dicen. Pero el viernes comenzó a circular la información de que Cristina podría sorprender con un nuevo nombre. El otro dato: tanto el peronismo, que ya ingresó en la etapa de mutaciones, como la oposición saben que es una buena idea ofrendarle un cargo vacante a quien resulte electo nuevo presidente.
Pero Cristina tendrá la última palabra y no puede descartarse que en las próximas 48 horas le ordene a Pichetto bajar al recinto, forzar una votación que se perderá y responsabilizar a la oposición de bloquear a Cristina, para luego plantear que la Presidenta "se ve obligada" a destrabar la situación y ampliar la Corte. La oposición tiene la atribución de decir no. Este segundo escenario le daría a Cristina un bonus track: en medio de esa embestida contra la oposición, podría presentar un proyecto para ampliar la Corte y dejar a los actuales cuatro jueces en minoría.
La presentación del proyecto ampliatorio sería un escándalo. Lorenzetti dejó en claro que "el Congreso, cada vez que modificó el número de ministros, lo hizo para cambiar la mayoría del cuerpo y dominarlo". Pero, además, para completar la Corte debería echarse mano a una lista de conjueces -la amplia mayoría, kirchneristas- que fue aprobada por el Senado hace un año y que, casualmente, está impugnada ante la Corte misma. En suma, Cristina no tiene el éxito asegurado y tampoco es seguro que pueda aprovechar los beneficios de la maniobra.
"¿Qué es lo que quiere Cristina? ¿Que la Corte dicte un fallo en contra del Grupo Clarín o de alguna empresa extranjera el 9 de diciembre? La jugada es escandalosa y parece muy forzada." Ése fue el comentario que se puede recoger en la Cámara alta y en la Corte.
Los escenarios son complejos. El caso de Carlés es una anécdota. La oposición parece mantener su acuerdo para resistir, igual que la Corte. Y Lorenzetti no parece ajeno a las conversaciones.
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