Carrió pidió a Bonadio que apunte a las coimas
Presentó un escrito en el que descree del guion de "los aportes de campaña"
Coimas, no plata para la campaña. La diputada Elisa Carrió amplió una denuncia ante el juez federal Claudio Bonadio y le advirtió que la operatoria de recaudación de dinero negro registrada en los cuadernos de las coimas tiene que ver "al menos con los delitos de cohecho y fraude en perjuicio de la administración pública", en el marco de una asociación ilícita, "y no solo con aportes para las campañas electorales".
La distinción no es menor. Desde que LA NACION reveló la operatoria registrada por el chofer Oscar Centeno y Bonadio ordenó las primeras detenciones, el grueso de los empresarios y exfuncionarios que terminaron reconociendo ese circuito de dinero ilegal lo circunscribieron a la recaudación para las campañas electorales del kirchnerismo.
Negaron o relativizaron, así, que se tratara de coimas para asegurarse licitaciones, destrabar pagos o conseguir mayores ganancias a costa de fondos públicos.
En el primer caso, los empresarios se exponen al delito electoral de aportes ilegales, que tiene una pena máxima de 3 años y es excarcelable. Si reconocieran el segundo escenario, podrían ser acusados de lavado de dinero y asociación ilícita, delitos que al igual que la defraudación al Estado (para los funcionarios) prevén una pena de más de 6 años, de cumplimiento efectivo, además de una multa de hasta 10 veces el dinero supuestamente aportado.
"Es importante para el país que se sepa toda la verdad sobre crímenes que transcurrieron durante tanto tiempo y fueron ejecutados por las más altas autoridades del país", señaló Carrió en el escrito al que accedió LA NACION, y enfatizó que "para eso es fundamental delimitar los hechos y la línea de investigación". Esto es, cohecho, defraudación y asociación ilícita.
Para sostener su pedido, Carrió apuntó al rol que Carlos Wagner habría tenido en "la cartelización de la obra pública" a través de la presidencia de la Cámara Argentina de la Construcción "durante los tres gobiernos del matrimonio Kirchner". Situación que la diputada ya había denunciado en 2008 y que resurgió con fuerza a partir de los cuadernos de Centeno y de la causa Odebrecht.
La líder de la Coalición Cívica advirtió que Luiz Antonio Mameri, exvicepresidente para América Latina de Odebrecht, señaló a la Justicia brasileña que fue Wagner quien les explicó las "reglas del juego que debían acatar si querían participar en alguna obra pública", con quiénes debían asociarse y "cuánto debían pagar a los funcionarios públicos".
También relató que esa asociación de empresarios y funcionarios generó sobrecostos e incumplimientos para el Estado, al punto que Cambiemos logró un ahorro de hasta un 40% cuando adjudicó obras similares a las contratadas por el kirchnerismo.
"Esta situación demuestra que la maniobra consistía en un direccionamiento del Estado para beneficiar a determinados empresarios, muchos de los cuales se investigan en la presenta causa", expresó Carrió.
Sugirió, además, que Bonadio agregue dos medidas de prueba. Por un lado, cotejar con la Contaduría General y la Tesorería de la Nación el momento en que fueron librados los pagos de la obra pública y cruzarlos esas fechas con las entregas de bolsos registradas por Centeno. Por el otro, indagar en el rol de intendentes y gobernadores frente a la licitación y ejecución de planes federales de obra pública dirigidos por Julio De Vido a través del extinto Ministerio de Planificación.
El momento elegido por la diputada para ampliar su denuncia no parece casual: horas después de la presentación, Wagner se sentaba frente al fiscal Carlos Stornelli para negociar su condición de arrepentido en la causa: al no ser el primero en hacerlo, en teoría debía ofrecerles al fiscal y al juez algo más que reconocer la operatoria y avalar la teoría de los fondos para la campaña. Y efectivamente, su testimonio fue clave: Wagner relató cómo funcionó el sistema de reparto de fondos de la obra pública. Su rol de articulador en el negocio sobrevuelan otras investigaciones troncales de la última década, además de los cuadernos de las coimas: la ruta del dinero K, Odebrecht y los Panama Papers.