Controversia entre la Iglesia y el oficialismo. Casaretto replicó al Gobierno
En lo que se transformó en el tercer capítulo de la controversia navideña entre la Iglesia y el Gobierno, el obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto, dijo ayer que "el Estado debe tomar un papel más importante" frente a la exclusión social.
El prelado fue categórico a la hora de responder los dichos del ministro de Trabajo, Erman González, quien anteayer había acusado a la Iglesia de acordarse de la desocupación sólo en vísperas de la Navidad.
"Está equivocado", sentenció Casaretto, quien agregó que frente a la exclusión social y a la pobreza el "Estado no debe ser desertor".
De hecho, habían sido el obispo Casaretto y su par de Mar del Plata, José María Arancedo, quienes arrojaron la primera piedra durante sus mensajes navideños al fustigar al Gobierno.
Los purpurados sostuvieron, entre otras cosas, que "el pueblo está harto de todo lo que es corrupción, de esta frivolidad", y dijeron que "ésta es la Navidad del flagelo, de la desocupación y la exclusión, producto de la concentración de riqueza y de la injusta distribución del ingreso".
Pero la "queja" eclesiástica no se circunscribió a la provincia de Buenos Aires.
En tanto los tres obispos que tienen sus diócesis en la provincia de Río Negro (Rubén Frassi, de Bariloche; José Pozzi, del Alto Valle, y Marcelo Melani, de Viedma) hicieron una firme exhortación a la reconciliación social, el obispo de Córdoba, Raúl Primatesta, fustigó el funcionamiento de la Justicia.
Efectos de la globalización
El obispo Casaretto señaló: "Antes, quien nacía en condiciones de marginación o de pobreza podía llegar a perseverar en la vida con el esfuerzo propio o con ayuda de los demás, pero, en este momento, no puede salir de esa situación por falta de educación o imposibilidad para capacitarse".
En declaraciones que realizó ayer a Radio América, el prelado de San Isidro sostuvo que, con el proceso de globalización, los Estados "han tenido que reformarse", aunque destacó que todavía "no han encontrado el papel ni el protagonismo que les toca".
Monseñor Casaretto puso especial énfasis en diferenciarse del titular de la cartera laboral, quien había dicho que "la desocupación no es un problema sólo de Navidad y lo malo es que (los obispos) se acuerdan ahora" de ese tema.
"Respeto mucho la opinión del ministro González, pero está equivocado, porque (la desocupación) es un problema al que la Iglesia está realmente abocada, ya que donde hay un centro eclesial hay un centro de promoción social."
El purpurado resaltó que la desocupación y la exclusión social son "una preocupación constante" de la Iglesia, que reflota en esta época, porque "la Navidad nos pone a todos mucho más sensibles".
Si bien reconoció que existe un alto índice de desocupación, Erman González había dicho que ése "es un problema que preocupa al Gobierno" y que las últimas mediciones oficiales arrojaron un aumento del 0,6 por ciento en la creación de puestos laborales. Paralelamente, había advertido que "la solución no puede venir exclusivamente del Gobierno, sino del compromiso de todos los estamentos sociales".
La defensa del funcionario estuvo basada, fundamentalmente, en explicaciones técnicas: "Si la economía logra resistir los embates de los factores externos", como la crisis financiera internacional y la caída de las exportaciones a Brasil, "va a seguir con su ritmo de crecimiento y de generación de empleo", dijo.
Discusiones inconducentes
Casaretto fue tajante al referirse a los políticos.
Expresó que quiere "mantener de lado las discusiones con los políticos, porque no conducen a nada". Sin embargo, destacó que, "en estos temas, nadie tiene que mirar para el costado, sobre todo quienes tenemos alguna misión dirigencial".
Además, en un artículo que escribió para la agencia DyN, titulado "El arduo camino hacia el tercer milenio", Casaretto volvió a referirse a la situación de los excluidos.
"Los excluidos no tienen tampoco quien los represente. No están en los sindicatos ni en ningún tipo de organización. Quedan librados a su capacidad de sobrevivir y a tomar las migajas que caen del orden social establecido", sentenció.
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