Caso Ciccone: Boudou quería acordar rápido
"Dale lo que pide", le ordenó a su socio, Núñez Carmona, para cerrar un trato; la historia detrás de las reuniones que encabezó el vicepresidente
"Usted sabe, ministro, que es de los más facheros", lo piropeó la conductora del programa AM , Verónica Lozano. Galante, el entonces ministro de Economía, Amado Boudou, sonrió y balbuceó: "Bueno, no me corresponde a mí". Despuntaba la mañana del jueves 29 de julio de 2010 y, detrás de cámaras, tres personas esperaban a Boudou: su íntimo amigo José María Núñez Carmona, el empresario Nicolás Ciccone y su yerno, Guillermo Reinwick.
Ése fue el prólogo del primer encuentro que mantendría el vicepresidente para negociar el futuro de la imprenta Ciccone.
Núñez Carmona lo escuchaba desde una esquina del estudio. Acababa de volver de su viaje al Mundial pagado por el misterioso fondo The Old Fund. En la otra punta del estudio, Ciccone y Reinwick esperaban a que se concretara el encuentro gestionado por el entonces director de Telefé, Gabriel Aimé Bianco. De juventud marplatense, como Boudou y Núñez Carmona, Bianco ya había comenzado a desarrollar negocios junto a "Nariga".
Con él intentó comprar el Canal 10 de Mar del Plata. Y también jugosos proyectos publicitarios con el gobierno del entrerriano Sergio Urribarri.
"Te dejo que viene «Budín» a casa", había sido el fortuito comentario que Bianco le había hecho a Reinwick en el country Pacheco Golf Club, meses antes, y que el yerno de Ciccone recordó cuando su suegro buscaba desesperado cómo contactar a algún funcionario del Gobierno para rescatar su imprenta de la quiebra.
Desesperado, Ciccone le pidió a Reinwick que sondeara a Bianco para llegar a Boudou. Para eso hubo una primera reunión en el hotel Hilton de Puerto Madero, que, según declaró su yerno ante la Justicia el martes, duró unos minutos. Pero "cuatro o cinco días después" lo llamó Bianco para decirles que debían ir al canal, a las 8.
A Ciccone le pareció "poco serio" el lugar del encuentro. Pero sin otras opciones para llegar hasta la cúspide del poder nacional, aceptó. Por eso, entre camarógrafos, maquilladores y productores de televisión ocurrió el primer mano a mano.
"En el momento en que van al corte es cuando pasa Boudou y mi suegro se acercó a saludarlo", detalló Reinwick. "Núñez Carmona también se acercó", agregó.
Ciccone refrendó esa versión al declarar el jueves ante el juez federal Ariel Lijo. Dijo que cuando le planteó los problemas de la imprenta, Boudou le respondió: "Hable con él", y le señaló a su amigo de toda la vida. Era, le dijo, "hombre de su confianza".
Bianco guió entonces a Núñez Carmona, Ciccone y Reinwick hasta una sala de directorio, para que conversaran más tranquilos. En una pizarra, según declaró el empresario, el socio de Boudou les dijo "que solamente accedería a una sociedad siempre y cuando nosotros cediéramos el 70 por ciento del paquete accionario".
Ciccone no le contestó. Según él, "pues no esperaba una oferta de esa naturaleza". Pero sintió "una especie de imposición y un carácter un tanto soberbio" de Núñez Carmona. "Me hizo sentir que si no le daba el 70% de la empresa íbamos a ir a la ruina porque estábamos quebrados y no teníamos otra opción."
Ahora, Lijo debe verificar si Boudou y Núñez Carmona en efecto se reunieron con Ciccone y Reinwick en Telefé. El primero que podría confirmarlo es Bianco. Pero hay más testigos.
Ya fuera del canal, Ciccone llamó a su hermano Héctor, el otro fundador de la imprenta, que se molestó. No quería "ceder tanto porcentaje para salvar la empresa, pero no quedaba otra alternativa si queríamos continuar".
Durante los días que siguieron concretaron dos reuniones más. La primera en el restaurante Bice de Puerto Madero. Asistieron Núñez Carmona, Bianco, Héctor y Nicolás Ciccone, y sus dos yernos, Reinwick y Pablo Amato. Frente a frente por primera vez, Héctor Ciccone se malquistó con "Nariga" porque, según su hermano, el socio de Boudou daba, otra vez, "muestras de un gran poder". Estaba, según el imprentero, "subestimándonos un poco".
La siguiente reunión, el martes 3 de agosto, repitió el Hilton como sede, frente a los complejos Madero Center y River View, donde viven Boudou y Núñez Carmona. Asistieron "Nariga", varios miembros de la familia Ciccone y Alejandro Vandenbroele.
El rol del presunto testaferro de Boudou fue menor, según los Ciccone, como lo sería durante toda la etapa de The Old Fund en la empresa. Según declaró el patriarca de la familia ante el juez, "todo lo tenía que consultar con Núñez Carmona". Reinwick fue más directo: "Vandenbroele es un muñeco".
La reunión arrancó mal. Porque Héctor Ciccone asistió con la abogada comercialista Florencia Laporta y un asesor financiero, Gustavo García, a los que Núñez Carmona echó con pésimos modales, por lo que Héctor, entonces de 79 años, se fastidió y se marchó.
A partir de allí se sucedieron los intentos de acercar posiciones, con Héctor como el más intransigente, hasta que se planteó armar otra reunión, pero con Boudou, que se concretó el jueves 2 de septiembre de 2010.
El encuentro en el I Fresh Market, una confitería ubicada en la planta baja del Madero Center, empezó con un diálogo "de cosas intrascendentes" entre Boudou y Héctor Ciccone, según declaró su hermano ante el juez.
Pero la superficialidad se terminó cuando Boudou fue al grano. "Le afirmó a mi hermano que todo lo manifestado por Núñez Carmona era avalado por él", rememoró Ciccone. El entonces ministro de Economía, añadió, reafirmó que Núñez Carmona, que estaba a su lado, "era su hombre de confianza", por lo que avanzaron con la firma del contrato por el 70% de las acciones.
Según Nicolás Ciccone, sólo luego se enteró de que su hermano Héctor además exigió 50.000 dólares por mes para cada uno de los dos -y de morir ellos, para sus familias-, a cambio de la firma. Según dijeron otros miembros del clan Ciccone a LA NACION, la petición fue allí, en el I Fresh Market.
Boudou, según el relato coincidente de tres fuentes consultadas, no anduvo con vueltas: "Dale lo que pide", le ordenó a "Nariga". No hubo mucho más que hablar. Adiós a la empresa familiar. O como lo sintetizó Reinwick ante el juez: "Boudou y Núñez Carmona se robaron la empresa".
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