Opinión. Causas diversas y complejas
El incremento de la conflictividad laboral durante 2005 tiene causas diversas y complejas. Cuando el desempleo baja, los sindicatos recuperan capacidad de reclamo, mientras que cuando se incrementa sucede lo contrario. Si la mejora en el empleo tiene lugar en un contexto de fuerte crecimiento económico, como ha tenido lugar el año pasado, esta situación se acentúa.
Hay que tener en cuenta que si bien la economía se ha recuperado y el desempleo ha disminuido, la participación del salario en la distribución del ingreso sigue siendo baja en términos históricos.
A ello se agregan también factores sindicales propiamente dichos.
Muchos de los conflictos que tuvieron lugar se han producido entre nuevas camadas de dirigentes contra los tradicionales: esto se ha hecho evidente en casos como telefónicos, subterráneos y ferroviarios.
También el incremento se explica por los conflictos de "encuadramiento" sindical. Tal es el caso del gremio de camioneros, que busca ampliar su ámbito de representación incorporando a trabajadores de actividades encuadradas en otros gremios, como ha sido el caso de comercios.
El aumento de las medidas de fuerza en el sector docente también ha contribuido. En 2005, uno de cada cuatro alumnos de la escuela pública no cumplió con el mínimo de 180 días de clase establecido por ley.
Si bien los gremios del sector privado han recuperado el poder adquisitivo perdido durante la crisis 2001-2002, los estatales están todavía por debajo y esto contribuye a explicar el incremento de la conflictividad en este sector, que se hizo muy visible con el caso del hospital Garrahan, donde también hubo un ingrediente "intrasindical", desbordando a la conducción gremial oficial.
En el interior, el crecimiento económico, combinado con el conflicto "intrasindical", sumó prolongadas medidas de fuerza, como los petroleros de Santa Cruz y Chubut y los pescadores de Mar del Plata.
También han influido factores de tipo político-sindical. La conducción de la CGT a cargo de Hugo Moyano, secretario general de uno de los gremios más combativos, ha proyectado su influencia sobre el comportamiento del conjunto del movimiento obrero.
El Gobierno sólo pareció dispuesto a intervenir en los conflictos cuando éstos tenían un costo en términos de opinión pública, y en esos casos por lo general prefirió ceder.
No olvidemos que los conflictos laborales se desarrollan sobre los 6 millones de trabajadores registrados o en blanco -sobre una población económicamente activa de 15-, sin que participen los 5 millones y medio de trabajadores no registrados.
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