Opinión. Como el caballo de Troya
Miguel Braun Para LA NACION
En la Ilíada, Homero cuenta cómo los griegos doblegaron a Troya al dejar un enorme caballo de madera en sus puertas que parecía una ofrenda de un ejército derrotado. En cambio, el caballo estaba lleno de soldados, que, por la noche, luego de que los troyanos lo ingresaran en las puertas de la ciudad, salieron, mataron a los guardias, abrieron las puertas y permitieron la entrada del ejército griego que estaba oculto.
¿Será una estrategia similar la entrega de las retenciones a las provincias, que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el jueves? Veamos. Una primera lectura de la decisión es que frente a la debilidad política creciente, el Gobierno entrega recursos a los gobernadores para "comprar" sus voluntades.
Esta lectura es consistente con la historia de nuestro federalismo. Cada vez que el gobierno nacional perdió poder, las provincias pudieron avanzar sobre los fondos coparticipables. La ley de coparticipación de 1988, que el peronismo le arrancó al entonces presidente Raúl Alfonsín es un ejemplo, y la nacionalización de las deudas provinciales llevada a cabo en 2002 frente a un Eduardo Duhalde debilitado es otro.
Desde ese año, se incumple la ley de coparticipación, que dispone que las provincias deben recibir un mínimo del 34 por ciento de la recaudación central. Sólo se llega a este piso si se suman leyes especiales. En este relato, el kirchnerismo derrotado tira la toalla y entrega su preciada caja.
Sin embargo, la cuestión es más complicada. El Gobierno se enfrentaba ahora a una creciente presión del campo y sus representantes para bajar las retenciones, y no queda claro que tuviera la fortaleza política suficiente como para detener el embate por mucho tiempo, y menos frente al ahora ajustado calendario electoral.
Al hacer socios a los gobernadores de las retenciones, les entrega también la responsabilidad política por su sostenimiento y, por lo tanto, los enfrenta con parte de sus ciudadanos y sus intendentes, que dejarán de percibir fondos directamente desde la caja nacional y deberán ahora negociar con ellos.
Si a esto agregamos el hecho de que las exportaciones de soja serán menores tanto en volumen como en precio y, por lo tanto, la caja de las retenciones será menor, resulta entonces que a cambio de un pedazo minoritario de una torta grande, aunque decreciente, el gobierno nacional entregó a los gobernadores un problema político durante una crítica coyuntura electoral.
Un caballo de Kirchner, que puede llegar a abrirle las puertas al gobierno de su Troya deseada, la supervivencia electoral.
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