Comparaciones y escepticismo: qué le espera a Macri en París
PARIS.- La reunión prevista entre Mauricio Macri y su homólogo francés, Emmanuel Macron es un “encuentro del tercer tipo” entre dos “post-presidentes”. Esa audaz interpretación de la reunión prevista para mañana en París fue acuñada por el escritor Pierre Grenet en un blog furiosamente opositor al gobierno argentino, publicado por el prestigioso sitio francés de información “Mediapart”.
“Se trata de dos bárbaros de la política, adeptos de la disrupción, es decir del movimiento de start-ups que predican la muerte del Estado y su desregulación. Ambos son millonarios”, afirma antes de describir -con la misma energía y lujo de detalles- las supuestas “fechorías” cometidas por Macri y Macron antes de llegar al poder.
Grenet no se detiene allí. En su largo artículo pasan bajo la misma lupa híper-radical las políticas “represivas, ultraliberales, anti-sociales y elitistas” decididas por Macri y Macron que, en ambos casos -afirma-, están destinadas al fracaso.
A pesar de su tono encendido, esa última opinión traduce -en forma caricatural- algunas reservas que se plantean los inversores y medios económicos franceses en vísperas de la llegada de Macri a París.
En todo caso, lejos de la ideología, es verdad que las similitudes entre ambos hombres son numerosas. Al punto, que otro respetado medio de comunicación, el semanario británico “The Economist”, dudó hasta último momento en diciembre en escoger como país del año a la Argentina de Mauricio Macri, “país en plena transformación reformista y liberal después de los años Kirchner”, o la Francia de Emmanuel Macron.
Finalmente fue el presidente francés quien se quedó con el galardón. Pero las razones invocadas por el semanario podrían aplicarse -con escasas modificaciones- a la Argentina de su homólogo sudamericano: sus críticos “tal vez olvidan que, antes de su llegada, Francia parecía irreformable, ofreciendo a los electores la opción entre la esclerosis y la xenofobia”, escribió “The Economist”.
Otra razón de peso parece haber inclinado la balanza en contra de Macri: la falta de visibilidad de la economía argentina, a pesar de los esfuerzos de la Casa Rosada para recuperar competitividad y “atractividad”. En vísperas de la llegada del presidente a Francia, los análisis y opiniones no faltan.
En uno de sus informes confidenciales destinado a su cartera de inversores VIP, el banco francés Crédit Agricole, publicó esta semana un comentario extremadamente critico sobre el gobierno y su política financiera:
“El Banco Central no tiene credibilidad porque debe ocuparse de demasiadas cosas (inflación, empleo, crecimiento equitativo, etc.), lo que conduce a adoptar políticas monetarias incoherentes, y reduce su credibilidad y la previsibilidad de sus acciones.
“Los objetivos de inflación […] no permiten [hacer previsiones] a los agentes económicos que continúan calculando sus precios en relación a las tasas de inflación pasadas (régimen de backward looking)”. La situación se complica porque “el BCRA no es independiente del poder ejecutivo, pues su gobernador puede ser revocado en cualquier momento por el gobierno”. A eso se agrega una policy mix que se revela de mediocre calidad, lo que in fine lleva a los inversores a un callejón sin salida, concluye el informe.
En un artículo mucho menos técnico, el periódico de centro-izquierda “Libération”, habla de “reformas que demoran en concretarse”.
“Las estadísticas reflejan una reactivación económica, pero el poder adquisitivo no aumentó. La pobreza afecta al 28,6% de los 41 millones de argentinos, estrangulados por una inflación superior al 20% desde hace una década”, anota el periódico.
Y los eventuales inversores, esos que justamente el presidente Macri tratará de convencer en su fugaz visita de este viernes a París, parecen escaldados:
“En un país que declaró siete cesaciones de pagos y pasó 78 años de su historia en defaults, el endeudamiento de estos últimos dos años inquieta. Según nuestros números, la deuda pública aumentó 30% después de la llegada del presidente Macri en 2015”, señaló a La Nación un miembro del MEDEF, la poderosa asociación de empresarios franceses, donde el presidente debe desayunar el viernes por la mañana.
Congratulándose por los cambios introducidos por el presidente —“que hace todos los gestos necesarios para que Argentina se reincorpore al mundo”—, los interlocutores de Macri se muestran, sin embargo, muy circunspectos ante la posibilidad de invertir en un país donde “el mismo gobierno reconoce que la deuda pública seguirá aumentando en los próximos años y donde las previsiones inflacionarias no dejan de crecer”.
Los eventuales inversores franceses se muestran mucho menos inquietos por el antiguo fantasma de la seguridad jurídica en el país. Si bien aún quedan algunos litigios por resolver, el gobierno de Macri parece decidido a avanzar en el camino de su resolución.
“El acuerdo entre Argentina y Suez después de 12 años de litigio anunciado esta semana por la prensa norteamericana es una excelente noticia. Los gestos siempre cuentan mucho más que las palabras”, advierte la misma fuente, dirigente de una multinacional del seguro.
Según la agencia Bloomberg, en marzo Argentina pagará al grupo francés 230 millones de euros, es decir 75% de la cifra reclamada por Suez por la ruptura de un contrato de provisión de agua decidida por el gobierno de Néstor Kirchner en 2006.
Otros sectores menos alarmistas consideran que la situación no es dramática y el nivel de endeudamiento, razonable. La agencia de notación norteamericana Standard & Poor’s (S&P) elevó en octubre la nota de los bonos soberanos del país anotando, no obstante, que “Argentina es vulnerable ante el contexto global, debido a su fuerte dependencia de fondos externos para financiar su déficit fiscal”.
“Después de la elección de Mauricio Macri hace dos años, la confianza del sector empresario se restablece poco a poco. Pero los esfuerzos son enormes y la confianza, como todos sabemos, es una de las cosas más difíciles de recuperar”, dice el economista Norbert Gaillard, que fue consultor de la International Finance Corporation (IFC), la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) y el Banco Mundial.
No obstante, a juicio de Gaillard, Argentina tiene varias ventajas: “Una economía diversificada, una verdadera capacidad de exportar y una ausencia de riesgo geopolítico mayor, contrariamente a numerosos países emergentes asiáticos. Por otra parte, es menos dependiente de Estados Unidos, como lo demostró la gran crisis mundial de 2008”.
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