Con críticas al campo, Pablo Moyano agita el fantasma de la 125 por la escasez de gasoil

Pablo Moyano está dispuesto a volver a 2008. En marzo de ese año, el gobierno de Cristina Kirchner dispuso la resolución 125 que pretendía activar un sistema de retenciones móviles a la soja. El conflicto entre el kirchnerismo y el sector agropecuario alcanzó su cima de tensión cuando en las rutas del interior se enfrentaron productores con camioneros aliados al oficialismo. A 14 años de aquella crisis que dejó huella, el sindicalista, que ahora además integra el triunvirato de mando de la CGT, lanzó una advertencia por la escasez de gasoil.

“No falta gasoil lo que pasa es que especulan. Creo que algunos sectores siguen provocando la desestabilización del Gobierno. Busca desestabilizar”, dijo el número dos del sindicato de choferes de camión en Cadena 3. Y agregó: “Lo explicaba el ministro [Martín] Guzmán: es la especulación de un sector, los exportadores de granos, que ha ganado muchísimo dinero. Los camioneros afiliados a nuestro gremio no dicen lo mismo”. Además, tomó distancia del reclamo de camioneros autónomos que dejaron sus vehículos a la vera de la ruta como señal de reclamo, en línea con los productores. “Si no hubiera gasoil, nosotros seríamos los primeros en parar”, relativizó.

El mensaje de Pablo Moyano fue antes de enterarse que dos dirigentes de su gremio fueron detenidos ayer por bloquear una empresa distribuidora de alimentos en la localidad bonaerense de San Pedro. La confrontación y los bloqueos a fábricas son el sello distintivo de los Moyano al momento de activar reclamos salariales o de encuadramiento sindical. Su política de garrote y extorsión abrió incluso en el sindicalismo una fuerte división que sigue hoy vigente. La caída en prisión por extorsión y coacción de Maximiliano Cabaleyro y Fernando Espíndola, referentes de la seccional de San Nicolás, generó preocupación en la cúpula del sindicato. Hasta anoche, la conducción no había fijado ni siquiera una postura común ante las detenciones, aunque en el gremio no descartan una protesta con movilización. El paro de actividades es por ahora local, solo en San Nicolás.

En apenas una semana, Pablo Moyano reforzó su alineamiento con el Gobierno con dos encuentros de alto impacto. El primero fue con Máximo Kirchner, a quien invitó a comer un asado a su casa, en Parque Patricios. De esa reunión, de la que él mismo se ocupó de divulgar con una foto en las redes sociales, participó también Mariano Recalde, el candidato que el kirchnerismo duro anheló hace poco para destronar a Claudio Moroni del Ministerio de Trabajo. Moyano es un crítico de la gestión de Moroni. En su charla con el jefe de la Cámpora, el camionero se jactó de la influencia de su gremio en un país donde el 94 por ciento del transporte de cargas se hace por vía terrestre y el 6% restante por tren. Él y su padre, con quien la relación está tirante por el control del gremio, negocian a dos puntos un subsidio especial para la actividad. Esa ayuda, según confiaron a LA NACION fuentes oficiales y sindicales, tiene que ver con reinstarurar el régimen de fomento de la profesionalización del transporte de cargas (Refop), eliminado por Cristina Kirchner y que compensaba a los empresarios con una devolución de lo pagado en concepto de contribuciones patronales a la seguridad social. También está sobre la mesa de debate una rebaja impositiva por el gasoil, lo que abarataría aún más los costos de las cámaras que emplean a los afiliados moyanistas.

La otra reunión clave fue la que tuvo con Alberto Fernández en la Casa Rosada. Fue un almuerzo que sirvió como señal de tregua para la interna del Frente de Todos. Pero fue también un mensaje a su padre, que una semana antes también había estado con el Presidente. En sintonía con sus colegas de la CGT, Moyano se mostró alineado con Fernández.

Una alianza con los petroleros

A diferencia de Pablo Moyano, los principales gremios petroleros reconocen la escasez de gasoil. “El faltante es porque no hay una política para la energía”, dijo Antonio Cassia, histórico jefe de la Federación de Sindicatos Unidos de Petroleros e Hidrocarburíferos, la organización que representa a los trabajadores de la estatal YPF. Marcelo Rucci, el jefe del Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, se quejó porque no fueron convocados ante el faltante de combustible. “Los yacimientos están con la producción al máximo, a caño lleno. Hay récord en la producción, pero lo que falta es infraestructura”, dijo Rucci, el sucesor de Guillermo Pereyra.

Moyano comenzó a interesarse en las producciones de petróleo y en las razones por las que las empresas eligen exportar antes de priorizar el mercado interno. De eso sí se habría hablado en la charla con los dirigentes camporistas. Mucho antes de esta crisis por el abastecimiento local, el camionero cerró filas con los gremios petroleros más combativos de la Patagonia. Además de encontrarse con Rucci, forjó un vínculo con Claudio Vidal, de Santa Cruz, y Jorge Ávila, de Chubut.

Rucci, Ávila y Vidal son los tres referentes del Grupo de los Siete, como se le llama al bloque de sindicatos petroleros que resurgió ahora con la salida de Pereyra. Negocian paritarias en tándem y se volvieron un bastión de poder. Tienen un perfil mucho más combativo que cuando estaba el histórico dirigente neuquino. En ese cambio de piel tuvo que ver Moyano, que puso más de una vez a disposición de los petroleros a sus militantes camioneros en caso de necesitar impulsar una protesta callejera. Con Rucci y Vidal se reunió cara a cara recientemente. Con Ávila, en tanto, quedó por ahora pendiente, aunque los une un personaje en común: Rafael Di Zeo, el jefe de la barra brava de Boca que conserva vínculos tanto con dirigentes camioneros como petroleros.

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