Con los íntimos, en Río Gallegos
Sus hijos y amigos cercanos, como Rudy Ulloa, la acompañaron en la nueva casa familiar
RIO GALLEGOS.- El paredón color beige y las cortinas blancas, siempre cerradas, impedían ver, desde la calle, la intimidad de un día triste, el primero que pasó la Presidenta después de encabezar las multitudinarias concentraciones y las ceremonias para despedir a su esposo.
El portón de madera del nuevo chalet que Cristina Kirchner estrenó en el Barrio Jardín, de esta ciudad, se abrió unas pocas veces durante el día. La Presidenta se recluyó en el interior de la casa, junto con sus hijos, Máximo y Florencia, y un reducido círculo íntimo, que incluyó a Rudy Ulloa Igor, empresario y amigo de la familia. También estuvieron el ex secretario presidencial Daniel Alvarez y el secretario privado de Cristina Kirchner, Isidro Bounine.
En ese mismo lugar, un chalet de dos plantas, con ladrillos a la vista y techo de tejas metálicas negras, la Presidenta había pasado la primera noche luego de la inhumación de los restos de Néstor Kirchner con la sola compañía de su hija, Florencia.
De acuerdo con información de voceros oficiales, allí se quedaría hasta hoy a la tarde, cuando emprenda su regreso a la ciudad de Buenos Aires, para retomar su agenda de trabajo. Otra posibilidad es que viaje recién mañana a la mañana.
Quedó descartado así el itinerario original, que preveía que la Presidenta se trasladara de regreso a su residencia de El Calafate, donde Néstor Kirchner sufrió el ataque cardíaco que terminó con su vida, el miércoles pasado.
El frente del chalet, cercano a la costa de la ría de esta ciudad, estuvo todo el día de ayer ocupado por seis camionetas blancas, de la flota de la seguridad presidencial. El personal de custodia de la Presidenta daba instrucciones a los automovilistas para que no se detuvieran delante de la casa. Al mediodía, la que pasó, en una bicicleta, fue Liliana Solari, esposa del ex procurador general de la provincia Eduardo Sosa. No se detuvo.
A las 15.30, el portón se abrió para dejar entrar a Rudy Ulloa, que ingresó en la casa luego de un breve diálogo con el personal de seguridad. Se quedó hasta la noche.
Media hora antes había ingresado en el chalet Jorge Quiroga, el primer chofer que tuvo Néstor Kirchner durante su mandato como presidente, que luego pasó a desempeñarse como casero del matrimonio presidencial.
El portón eléctrico se abrió una vez más, a las 19.10, cuando el sol ya se había ocultado y el viento dejaba escuchar su soplido. Dos mujeres entraron con bolsas de nylon blancas, como de supermercado.
La Presidenta pasó la noche allí, preparando la que será una nueva etapa de su gobierno.
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