Con Madres y Abuelas, Cristina tuvo el apoyo de los incondicionales
Cristina Kirchner prefirió que no haya movilización callejera, pero, en el inicio del primer juicio oral en su contra, se mostró acompañada: con figuras de organismos de derechos humanos sentadas en la primera fila del sector destinado al público, la expresidenta exhibió el apoyo cerrado de un nutrido grupo de dirigentes incondicionales.
Detrás de una pared de vidrio, Estela de Carlotto , presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo , y Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, aparecieron como escoltas de Cristina en las tomas que los fotógrafos hicieron desde el frente del salón.
No fue casualidad: fue la postal ideada por el Instituto Patria, en una suerte de réplica gráfica de la imagen que, según denunciaron en el entorno de la expresidenta, buscó generar el Gobierno: la foto de Cristina rodeada de Julio De Vido y Lázaro Báez, en una suerte de postal de la corrupción .
En la primera fila del sector destinado para el público también estaban Hebe de Bonafini , presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo; Lita Boitano, presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky; la diputada Cristina Álvarez Rodríguez; el secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, y otros dos integrantes de la agrupación, Eduardo "Wado" De Pedro y Horacio Pietragalla, ambos hijos de desaparecidos.
La presencia de figuras identificadas con la defensa de los derechos humanos cobra una dimensión especial en esa sala de audiencias, donde se desarrollaron varios de los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
La lista de asistentes, 60 en total, la organizó el exjefe de la Agencia Federal de Inteligencia y presidente del Instituto Patria Oscar Parrilli, responsable de los detalles operativos de todas las actividades de la expresidenta. Él también dispuso la ubicación de cada uno de los acompañantes, según contó a LA NACION uno de los asistentes.
"Todos queríamos acompañar a Cristina. Pero es ella la que decide si va sola o acompañada. Esta vez se abrió la posibilidad de ir y nos fuimos anotando en los días previos", detalló uno de los 60 elegidos. Para asegurarse el lugar, la mayoría de los dirigentes llegaron a los tribunales de Comodoro Py a las 7 de la mañana, cinco horas antes del inicio de la audiencia.
Entre los asistentes primaron los incondicionales de la expresidenta, varios de la vieja guardia y muchos de la nueva camada.
Las excepciones fueron dos intendentes del conurbano que hace unos años renegaban de la conducción de Cristina: Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), presidente del PJ bonaerense. Quedaron mezclados en una marea de cristinistas puros. Estuvieron desde temprano los dirigentes de Unidad Ciudadana Martín Sabbatella, Diana Conti, Carlos Castagneto y Mario Secco. También, la jefa comunal de La Matanza, Verónica Magario; su antecesor Fernando Espinoza, y los dirigentes porteños Victoria Montenegro, Mariano Recalde y Juan Cabandié. Este último fue uno de los que ya habían pasado por la misma sala de audiencias, pero como víctima en un proceso por terrorismo de Estado.
Entre los exfuncionarios de Cristina se destacaron Axel Kicillof, Carlos Tomada, Jorge Taiana y Sergio Berni. Sonrientes para las cámaras, se mostraron juntas las diputadas nacionales Gabriela Cerruti, Mónica Macha y Luana Volnovich. También estuvieron el exdiputado Héctor Recalde, el exgobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri, los senadores Marcelo Fuentes y el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Horacio Verbitsky.
Para muchos de ellos fue como un reencuentro, después del lanzamiento de Sinceramente, el libro de Cristina, en La Rural. Era la primera vez que el kirchnerismo se juntaba tras el anuncio de la fórmula encabezada por Alberto Fernández. El exjefe de Gabinete estuvo ausente porque, como figura en la lista de testigos, tiene prohibido el ingreso a las audiencias.
"No tocamos el tema electoral. Hablamos de la persecución que está sufriendo Cristina", dijo a LA NACION uno de los asistentes, en línea con el discurso que repitieron los dirigentes a la salida de los Tribunales. "Piensan que con esto le quitan votos [a Cristina] y están totalmente equivocados", declaró Parrilli.
Incluso fuera de micrófono insistieron en que, si bien es una situación incómoda y una imagen adversa para la campaña, la foto de Cristina en el banquillo perdió impacto después del anuncio de la fórmula presidencial, en la que ella quedó como candidata a vicepresidenta: "El Gobierno sigue aferrado a una estrategia vieja. Ella ya no está en el centro de la campaña, les cambió el eje de campaña y pareciera que no se dieron cuenta".
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