Con marchas a favor y en contra, la grieta se reavivó en Reconquista
RECONQUISTA.- En Reconquista y Avellaneda la escenografía de la grieta política se hizo más palpable que nunca y retumbó en el norte de Santa Fe, con dos marchas, una a favor y otra en contra del Gobierno. Estas manifestaciones separaron durante la tarde dos ciudades que sólo tienen como límite que las divide el puente que cruza el arroyo del Rey.
En esta zona la crisis de Vicentin, en concurso de acreedores, con una deuda de 99.000 millones de pesos, y la intención del presidente Alberto Fernández de intervenir y expropiar la agroexportadora, abrió una grieta profunda, en una zona donde los ciudadanos siempre fueron reacios a participar de movilizaciones y exteriorizar sus quejas. Todo cambió con la crisis de la agroexportadora.
Junto a un avión Pucará que sirve de homenaje a los caídos en Malvinas, en el Parque Sur, en Reconquista, unos 2000 manifestantes enrolados en la "multisectorial por la soberanía nacional y el trabajo regional" realizaron una caravana hasta la sede del Banco Nación, una entidad que tiene una acreencia en la convocatoria de acreedores de Vicentin de 18.000 millones.
La multisectorial que convocó a la marcha se nutrió de gremios y agrupaciones políticas afines al kirchnerismo, como el sindicato de Aceiteros, ATE, y el Movimiento Evita. Aldo Sotelo, secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Reconquista, afirmó a LA NACION que la convocatoria "se realizó para expresar un respaldo al gobierno nacional y mostrar el apoyo a la intervención de Vicentin". Por unos parlantes montados en una camioneta la voz de un dirigente planteaba la grieta que comenzaba a mellar la tarde: "Aquella es la marcha de los poderosos; esta es de aquellos que queremos soberanía".
Arriba de su auto VW Gol, Daniel Oschen, un empleado de comercio de Reconquista, graficó la situación con bronca: "Yo no reniego de los que están del otro lado del puente (que separa las dos ciudades), porque allí hay familiares míos, pero quiero estar de este lado para que salgan a la luz los negociados de esta empresa".
"No queremos ser más estafados en la Argentina", planteó Sotelo, que admitió que costó juntar "compañeros" que marchen en Reconquista, una ciudad donde no existe la costumbre de manifestarse en las calles.
La idea de los manifestantes de la multisectorial era evitar cruzarse con la marcha a favor de Vicentin. El martes pasado se reunieron los intendentes de Reconquista Amadeo Vallejos (PJ) y de Avellaneda, Dionisio Scarpín (Juntos por el Cambio), para mostrar cierta armonía política en momentos de extrema tensión en esa zona, luego del estallido de la crisis de Vicentin.
La contramarcha
Cerca de las 16, la concentración en Avellaneda, del otro lado del puente, era multitudinaria. Y los pobladores que querían llegar desde Reconquista enfrentaron un embotellamiento de más de 20 cuadras. Como la gente no podía llegar a Avellaneda, los manifestantes que estaban en esa localidad decidieron marchar hacia Reconquista. En el puente que separa las dos ciudades se montó una fuerte custodia policial para controlar que las dos marchas no chocaran.
"Esto es inédito. Nunca se dio en la historia de Avellaneda y Reconquista una manifestación tan multitudinaria. Esto va a mostrar al gobierno que no pueden ir por todo", planteó eufórico José Osvaldo Nadali, quien trataba de ordenar a la gran masa de gente que se dirigía a Reconquista, algo que no estaba en los planes.
Nadali coincidió con Daniel Oschen, quien se manifestaba a favor del gobierno, en un punto: "Esto es lo mismo que en 2008, cuando estalló el llamado conflicto con el campo".
Como ocurrió el 21 de junio pasado, en el primer banderazo que se hizo en Avellaneda, los manifestantes portaban carteles con el lema que también los nucleó más allá de la crisis de Vicentin, como es la "defensa de la propiedad privada". "Libertad", era el otro grito que nucleó la consigna de la protesta. En el recorrido al centro de Reconquista un cronista de C5N fue agredido.
Antes de la caída del sol, la marcha terminó en la plaza principal de Reconquista, donde se cantó el himno. Una hora antes, en el mismo lugar había desembocado la caravana de la multisectorial a favor del gobierno.
El clima político enrarecido en el norte de Santa Fe no sólo afectó al gobierno nacional. Porque los manifestantes que marcharon desde Avellaneda cargaron en el gobernador santafesino Omar Perotti culpas sobre el intento de expropiación del gobierno nacional.
La pulseada judicial
En medio de esa tensión que reina en las dos ciudades del norte de Santa Fe, el juez civil y comercial de Reconquista Fabián Lorenzini convocó para el miércoles próximo a los directivos de Vicentin y a los representantes del gobierno de Santa Fe a una audiencia "en busca de una posible solución restaurativa al conflicto". Aunque no hay demasiadas expectativas en ese encuentro es una puerta que el magistrado abre para reducir el nivel de conflicto.
El 19 de junio pasado, el mismo día que el magistrado restituyó a los directivos al frente de Vicentin y relegó a los interventores Gabriel Delgado y Luciano Zarich a veedores, el gobierno de Santa Fe presentó una propuesta para que se lleve adelante una intervención de la compañía a través de los dos funcionarios del gobierno nacional y uno provincial. Lorenzini decidió abrir un expediente paralelo al concurso con la propuesta de Perotti.
Con esa propuesta, el gobierno de Santa Fe dejó de lado la posibilidad de la expropiación, que planteó en un principio el presidente, cuando anunció que iba a enviar un proyecto de ley al Congreso, algo que nunca ocurrió. La idea fue perdiendo fuerza con las protestas que nacieron en Avellaneda y comenzaron a viralizarse, con actos masivos el 21 de junio pasado. Este 9 de julio se escribió un segundo capítulo de un banderazo que comenzó el 9 de junio en Avellaneda y se amplificó a todo el país.
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