Cristina se despega y piensa en octubre
Cristina Kirchner esquivó ayer convertirse en la madre de la derrota y asistir al tímido festejo en el búnker oficialista después de que el senador Daniel Filmus se quedara con menos votos de los que el propio Gobierno esperaba.
La Presidenta envió a todo su gabinete nacional a apoyar a su candidato, y pidió instalar un único discurso: los puntos que había crecido Filmus desde 2007 hasta ahora son de ella y se replicarán para la elección presidencial.
El Gobierno ensayó rápidamente un nuevo mensaje electoral para capitalizar los números que le llegaban a la Presidenta, que se quedó todo el día en la quinta de Olivos. De todos modos, sus operadores confesaban anoche que ella no se involucrará en la campaña para el ballottage.
"El kirchnerismo subió el piso de 2007. Los porteños votaron a una fuerza de corte local, y el Frente para la Victoria quedó segundo cómodo. Esto nos ubica muy bien para las elecciones presidenciales", interpretó anoche el ministro de Economía, Amado Boudou, ante LA NACION. Como compañero de fórmula de Cristina Kirchner, el ministro quedó convertido ayer casi en el único vocero del Gobierno.
La Presidenta llamó a Boudou toda la tarde. Sólo por la noche pidió hablar con Filmus. "Da la batalla", contó un colaborador del senador que le había dicho, para descartar cualquier posibilidad de bajarse del ballottage, como se especulaba en algunos corrillos kirchneristas en el búnker del hotel NH Tango, frente al Obelisco.
El análisis más oído anoche entre los ministros era que la Presidenta evitará por todos los medios meterse en la campaña por la segunda vuelta. "Fue una muy buena elección. Estoy contenta. Subimos el techo que teníamos", eran, palabras más, palabras menos, las que les había dicho la Presidenta a quienes habían hablado con ella durante la tarde.
Cristina Kirchner le pidió a Boudou que saliera a retrucar las palabras de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que había declarado, rápida de reflejos, que en la elección porteña había resultado ganadora la oposición. Enseguida, la Casa Rosada aportó su propio análisis. "Es la mejor elección del kirchnerismo porteño en toda la historia y Cristina Kirchner fue la candidata a presidenta más votada", agregó el ministro de Economía.
La estrategia oficial será concentrarse a partir de ahora en los comicios nacionales del 14 de agosto, en los que la Presidenta se juega todo en su proyecto de poder. Según pudo saber LA NACION de altas fuentes oficiales, Cristina Kirchner mantendrá en los 20 días que quedan para la segunda vuelta la misma idea que tuvo hasta ahora de no ponerle el cuerpo a la campaña porteña. Apenas si hizo anuncios de gestión relacionados con el distrito porteño, como el plan de seguridad para la zona sur de la ciudad, pero no participó de los actos de campaña de Filmus.
El piso 3 del NH Tango se inundó de funcionarios pasadas las 19. En el salón comedor Carlos Gardel, de estilo minimalista con mesas de bar color caoba, Filmus recibía a los ministros del gabinete que llegaban a acompañarlo.
Con clima de tranquilidad, no había euforia ni caras de derrota, pero nadie en ese piso creía en la posibilidad de dar vuelta los resultados con la gran diferencia que sacaba Mauricio Macri.
La Casa Rosada esperaba que el senador superara ampliamente el 30 por ciento de los votos, pero con el correr de las horas y la aparición de los primeros cómputos ese número se había convertido en una lejana ilusión.
Lejos de allí, Cristina se mantenía al teléfono con casi todos sus colaboradores.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo, llegó junto al secretario legal y técnico, Carlos Zannini. Venían de Balcarce 50 y habían seguido desde allí los datos de las bocas de urna. "Estamos muy bien y vamos a esperar. No hay 16 puntos de diferencia como dice Macri", aclaraba apurado Randazzo, algo nervioso, al ingresar. Arriba ya estaba el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el primero en llegar.
Apenas comenzó a caer el primer cómputo oficial, todo el gabinete se retiró. Boudou, por orden de la Presidenta, delineó ante todos los medios el discurso oficial. El era el que tenía la línea central del mensaje para capitalizar como propios los cinco puntos que ganó Filmus de 2007 hasta acá.
El secretario de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina, compartía con el canciller Héctor Timerman y el ex Jorge Taiana, en un rincón del salón VIP del piso 3, los números que le llegaban. Todos salían y entraban, teléfono en mano, conectados con el secretario de Inteligencia e integrante de la mesa chica de Olivos, Héctor Icazuriaga, que se había instalado con un grupo de militantes en el barrio de Villa Lugano para supervisar los comicios. Los únicos que no llegaron al búnker fueron Alicia Kirchner y Julio De Vido.
Según dijo un alto funcionario a LA NACION, en apenas cuatro días comienza la campaña nacional de cara a las primarias y la Presidenta se mantendrá concentrada en sus anuncios de gestión, pensando más en sí misma que en lo que queda de la elección porteña . Su ausencia en el búnker K fue una señal de lo que vendrá. "Esto va a quedarse como hasta ahora. No va a sumarse a la campaña", insistían los colaboradores presidenciales.
Anoche, la retirada de los ministros fue sorprendente. Se fueron todos en masa y ninguno se quedó a acompañar a Filmus en el escenario, cuando debía reconocer que Macri le había sacado una muy amplia ventaja.
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