Tensión diplomática / Reunión bilateral después de las medidas de Moreno. Cristina Kirchner prometió a Lula no trabar el comercio
Le dijo en Río de Janeiro que no habrá restricciones a las importaciones de alimentos brasileños
Juan Pablo Morales
Enviado especial
RIO DE JANEIRO.– Cristina Kirchner partió ayer de Brasil y dejó una promesa y una propuesta para intentar aquietar tanta polémica. En medio de las quejas crecientes de empresarios brasileños por las trabas argentinas a las importaciones, la Presidenta aseguró, después de una reunión de urgencia con su colega Luiz Inacio Lula da Silva, que "no habrá" restricciones en el intercambio comercial con su principal aliado económico.
Y no sólo eso: propuso, además, que en dos semanas una comitiva de funcionarios brasileños viaje a Buenos Aires para acordar con los ministros de su gabinete la posibilidad de "profundizar todavía más" las relaciones bilaterales.
"No habrá restricciones a las importaciones brasileñas", sostuvo ayer la Presidenta ante la prensa argentina después del encuentro improvisado en la sala 7 del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, donde Lula fue el anfitrión del Tercer Foro de la Alianza de las Civilizaciones, un programa de las Naciones Unidas destinado a "promover la paz mundial y el diálogo cultural". Después, ante las repreguntas respecto de las crecientes quejas de los empresarios locales, la Presidenta insistió, vehemente, en que "no hubo ni habrá frenos de ningún tipo", pese a que, desde la semana pasada, empezó a instrumentarse un anuncio del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para frenar la colocación de productos extranjeros en la Argentina a partir del 1° de junio.
Hasta anoche, el gobierno brasileño no había difundido su posición respecto al encuentro bilateral. Ninguno de los funcionarios que estuvieron allí respondieron las insistentes llamadas de LA NACION.
Sólo hubo declaraciones previas. El ministro de Desarrollo e Industria, Miguel Jorge, intentó bajarle el tono a la controversia, pero lo hizo a medias: dijo que no habrá "represalias", pero que el gobierno brasileño "estará atento" ante el futuro del intercambio comercial. El canciller de Lula, Celso Amorim, fue más explícito, especialmente respecto a las restricciones. "Acabarán trayendo consecuencias", amenazó. Por la tarde, además, pidió una "solución negociada" y "armoniosa" para terminar con el conflicto.
Casualmente, ninguno de esos funcionarios ayer estuvo en la reunión bilateral, que no figuró en la agenda del presidente brasileño hasta poco antes de que empezara. Sucede que fue acordada de urgencia. Según pudo saber LA NACION, la Presidenta ordenó bajar la tensión y "dar un gesto" en medio de la crisis en la relación comercial. Una situación casi calcada de la que se suscitó en noviembre del año pasado, por otras trabas similares. Como entonces, la Presidenta ayer repitió buena parte de aquellas muestras de diplomacia, acompañada del ministro de Economía, Amado Boudou, y la ministra de la Producción, Débora Giorgi. A Lula lo acompañaron su principal asesor en Asuntos Externos, Marco Aurélio Garcia, y el secretario de Comercio Exterior, Welber Barral, el mismo que anteayer había dicho que habría represalias brasileñas.
"Avancemos en un acuerdo", propuso ayer frente a Lula, según pudo reconstruir LA NACION de fuentes que participaron de la reunión. Allí mismo recalcó la importancia de las necesidades comerciales mutuas y acordó que la comitiva brasileña visite la Argentina dentro de dos semanas. Según el anuncio de la Presidenta, Jorge (ministro de Desarrollo e Industria), Guido Mantega (ministro de Hacienda) y Luciano Coutinho (presidente del Banco Nacional de Desarrollo) se entrevistarán en Buenos Aires con sus pares argentinos.
"La idea es aumentar el volumen del intercambio comercial. No hay problemas de ninguna naturaleza. Vamos a profundizar las relaciones e incrementar las importaciones y las exportaciones", insistió. Y agregó: "En medio de tanto gesto, Cristina Kirchner también coló pedidos, pero sólo después de la reunión . No hubo reclamos en el encuentro, pero Brasil es consciente de que por su volumen e importancia tiene que tener una postura más contemplativa hacia las economías más pequeñas".
Sucede que en el Gobierno empieza a preocupar el desequilibrio comercial con Brasil. Ayer, en la comitiva intentaban difundir números en reserva. "En un año aumentaron un 45 por ciento las exportaciones brasileñas. Y la Argentina sólo exportó un 23 por ciento más. Eso puede ser peligroso para el superávit comercial", insistía ayer una fuente calificada de la delegación. Parte de esos argumentos usó Moreno para pedir que se pararan las importaciones.
Personas de la comitiva insistían también en que los eventuales frenos no eran sólo una queja de Brasil. "En nuestra economía hubo trabas; por ejemplo, en los vinos y las vacunas antiaftosa", recalcó la misma fuente. Pero ninguno de esos comentarios se coló en la reunión.
La Presidenta, en cambio, prefirió repetir los gestos necesarios que le garantizaran terminar con los sobresaltos.
DIA DE TENSIONES
"No nos gusta lo que se está diciendo que pasó y podría tener consecuencias"
CELSO AMORIM
Canciller de Brasil
"La relación con Brasil es muy amplia y vamos a profundizarla"
JORGE TAIANA
Canciller argentino
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