Cristina y Chávez, juntos contra EE.UU.
Los mandatarios analizaron reservadamente una estrategia común para enfrentar las derivaciones del caso Antonini Wilson
MONTEVIDEO.- El escándalo de la valija reveló ayer un enorme efecto político. Los gobiernos de la Argentina y de Venezuela cerraron filas al máximo. Y profundizaron su distancia con el de Estados Unidos. Cristina Kirchner y Hugo Chávez se reunieron aquí, en el máximo secreto, y acordaron un discurso común en ese sentido para la 24a. Cumbre del Mercosur, en aras de defenderse del caso Antonini Wilson.
No hubo un gesto público conjunto. El encuentro fue a solas y en estricta reserva: Washington sería el adversario. El Gobierno lo negó oficialmente. El chavismo no, y altas fuentes oficiales lo admitieron ante LA NACION.
En público, en la cumbre, la Presidenta reabrió el fuego contra el gobierno norteamericano, como siempre sin nombrarlo. Insistió en que hay "operaciones sucias" y "acciones para dividir" el bloque. El jueves último, en un acto en la Casa Rosada, había esgrimido "operaciones basura" y "basurales de la política internacional". Ayer advirtió dos veces: "No nos van a doblegar".
Calentó el ambiente para lo que sería por la tarde la audiencia en Buenos Aires del canciller Jorge Taiana con el embajador norteamericano Earl Anthony Wayne, a quien le presentó una protesta formal del gobierno argentino.
Pero ayer, además, Cristina Kirchner defendió la rápida incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur "para cerrar la ecuación energética". Otro desafío hacia Estados Unidos.
El líder bolivariano hizo su parte. Le agradeció su gesto a Cristina Kirchner. Elogió su idea de "ecuación energética" y aseguró que el escándalo de la valija "es un basural, como dice la presidenta Cristina", entre otros gestos amistosos.
Tal como anticipó ayer LA NACION, Cristina Kirchner y Chávez desayunaron en el hotel Radisson. Pero no ante otros presidentes del Mercosur, sino a solas. La reunión terminó a las 8.45, por lo que se demoraron 20 minutos más de lo previsto en dirigirse al Palacio del Mercosur, situado en la bonita rambla de Montevideo, a 3 kilómetros de allí.
El tema: la valija. O cómo enfrentar las denuncias de los fiscales federales del distrito de Florida, en Estados Unidos, que sostienen que la maleta que traía de Venezuela Guido Alejandro Antonini Wilson el 4 de agosto último, con 800.000 dólares sin declarar, tenía como destinatario la campaña presidencial de Cristina Kirchner. Según fuentes oficiales, la cumbre bilateral secreta duró alrededor de 30 minutos.
El vocero presidencial, Miguel Núñez, negaba el encuentro. No debía revelarlo. Otras fuentes oficiales confiables, consultadas por LA NACION, lo confirmaron.
El contenido no trascendió, pero se evidenció en los discursos. No pudieron ocultar la reunión. El canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, lo había anticipado el día anterior. Y ambos presidentes, apurados por su demora, salieron juntos por el lobby del Radisson, hacia la cumbre mercosuriana. Chávez detrás de Cristina Kirchner. Con el mismo apuro y la misma demora. La Presidenta, a paso rápido, no quiso hablar con la prensa. Chávez rechazó una consulta de LA NACION sobre la reunión: "No voy a hacer declaraciones".
Sus custodios apartaban a la prensa en forma brusca y caótica. Luego, en la cumbre, demostraron que habían cerrado filas. "Algunos que hacen política, desde dentro y desde fuera de nuestros países, son los que hacen operaciones sucias", dijo Cristina Kirchner al abordar la situación en Bolivia, informada por su presidente, Evo Morales, pero en clara referencia a la "valija" de Antonini Wilson.
"Vamos a sufrir"
"Creo que muchas veces vamos a sufrir, como estamos sufriendo... interferencias, por llamarlo de algún modo diplomático, o eufemísticamente: interferencias", insistió. "... De los que solamente quieren países empleados y subordinados", agregó.
"Tenemos que ser muy serios, no recurrir al discurso panfletario, pero sí firme, sincero y genuino: no nos van a doblegar. No nos van a doblegar", dramatizó ante los presidentes de Venezuela, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile.
"Muchas veces las visitas en el vecindario no ven con buenos ojos que los vecinos se unan. Entonces, promueven acciones para dividir", acusó Cristina Kirchner. "Yo espero que en esta presidencia pro témpore podamos incorporar a la República Bolivariana de Venezuela. Su presencia va a permitir configurar el cierre de la ecuación energética clave en la región y en el mundo", argumentó.
Chávez, en su mensaje, volvió a atacar a Estados Unidos, al que acusó de montar una campaña en su contra. "El verdadero motivo de las agresiones es la energía", dijo. Agradeció la "ayuda de la Argentina en el tema agrícola y alimentario" y coincidió con su aliada: "Una manera para cooperar de Venezuela en el Mercosur, como dijo Cristina, es la ecuación energética".
Agradecido con ella, anticipó que esperará "con paciencia" la aprobación parlamentaria en Brasil y Paraguay del ingreso pleno de su país en el bloque. Acusó a Estados Unidos de no dejarlo comprar armas ("un armamentico", dijo) en la región y obligarlo a comprárselas al gobierno ruso de Vladimir Putin. Incluso, elogió a las Madres de Plaza de Mayo.
Tras la cumbre, y ante la prensa, reforzó su ofensiva sobre el caso Antonini Wilson: "Todo es un basural, como ya lo ha dicho Cristina". Otra vez su referencia amistosa.
La sintonía entre la mandataria y el líder bolivariano, esta vez, fue perfecta.
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