Cuando el verano tuvo su día más sangriento
Operación Tapir: el 23 de enero de 1989 el Movimiento Todos por la Patria (MTP) puso en marcha el cruento plan de atacar el cuartel de La Tablada.
Era la mañana del 23 de enero de 1989. Hacía calor, la humedad ya se sentía en la piel y el Servicio Meteorólogico pronosticaba una máxima de 34 grados.
Faltaban cinco minutos para las 6 cuando el conscripto Tadeo Taddía barría con una escoba la guardia de prevención del Regimiento de Infantería Mecaniza 3 de La Tablada. Sin pensarlo jamás, vio como un camión de gaseosas, como un ariete, se llevó por delante el portón de entrada e irrumpió en la unidad militar.
El joven soldado sólo atinó a levantar sus brazos. Fue la primera persona que vio y sintió en el cuerpo lo que sería una de las jornadas más trágicas de la historia argentina.
Fueron 36 horas entre balazos, incendios y francotiradores que disparaban desde distintos ángulos. La sorpresa, la incertidumbre y el terror se habían apoderado de la tranquila localidad de La Tablada y, también, de todo el país.
Otra vez se desató una guerra sin sentido. En esos casi dos días de batalla dentro y fuera del cuartel perdieron la vida once militares y policías y 28 subversivos. Más de 70 personas sufrieron mutilaciones y heridas de todo tipo. De esa forma había finalizado la llamada Operación Tapir que, luego se develó en el juicio oral a los 20 atacantes de La Tablada; se supo que fue organizada y ejecutada por militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) y liderado por el ex jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) Enrique Haroldo Gorriarán Merlo.
El líder guerrillero siempre tuvo habilidades como combatiente, como también para eludir la acción de la Justicia.
Pero, luego de 23 años de permanecer en la clandestinidad, en 1996 fue detenido en México y expulsado. El 3 de julio de 1997, la Cámara Federal de San Martín lo condenó a reclusión perpetua, es decir, 25 años de prisión.
Ahora, Gorriarán idea propuestas para recuperar la libertad.
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