Cuatro horas de choques entre policías y vecinos en Entre Ríos
GUALEGUAYCHU.- El policía con casco y escudo levantó el fusil y gritó: "A pasear, a pasear; acá no ha pasado nada". En la esquina céntrica de 25 de Mayo y Maipú, una anciana de blusa lila, desconcertada, intentaba cruzar la calle entre un grupo de cinco agentes que descargaba bastonazos contra un adolescente a quien mantenían recostado con la boca contra el suelo.
Otros siete efectivos de infantería custodiaban el frente de una joyería. Eran casi las 19. Dos camionetas de la policía entrerriana recorrían la zona más activa de Gualeguaychú ante la mirada de cientos de lugareños. De fondo, se oía el ulular de sirenas de ambulancias. Desde los balcones o desde detrás de las puertas de los negocios (todos cerrados), la gente veía cómo integrantes de brigadas policiales se lanzaban sobre algunos jóvenes que pasaban en bicicleta.
Eran sospechosos de cometer saqueos en media docena de locales -entre ellos una zapatería y un minimercado- y de participar del fallido intento por ingresar en el hipermercado Norte, en el acceso sur a la ciudad.
Casi cuatro horas de enfrentamientos entre la policía y unas 400 personas que reclamaban comida ante el mayor supermercado radicado aquí dejaron siete policías con heridas cortantes y más de 40 detenidos. Fue incontable la cantidad de lesionados por balas de goma, ya que la mayoría no se presentó en el hospital local.
Se acabó la calma
Una pila de bicicletas incendiadas quedó como muestra del descontrol vivido frente al estacionamiento del hipermercado Norte. Pasadas las 18, el aire guardaba rastros del humo de gomas quemadas mezclado con los gases lacrimógenos.
La pelea había empezado cerca del mediodía. Vecinos de barrios necesitados de la periferia de esta ciudad industrial de casi 70.000 habitantes -casi devastada por la crisis económica- se agolparon en la puerta del supermercado. Sólo 12 policías resguardaban el lugar.
En menos de una hora empezó el enfrentamiento. "De acá me van a sacar muerta", gritaba María, una enfermera que lideraba el grupo de manifestantes. Habían visto por televisión los saqueos cometidos anteayer en Concepción del Uruguay (a 80 kilómetros de aquí) y querían repetir la experiencia. Volaban piedras hacia los policías, que respondían con balas de goma y gases. Gente de toda la ciudad empezó a llegar allí a medida que el humo se hacía visible desde los barrios.
Después de la primera hora de enfrentamientos, la policía se quedó sin balas y empezó a responder con pedradas. Llegaron refuerzos. Los saqueadores estuvieron a un paso de entrar en el mercado. "Tendrían que secuestrar a un policía y meterse con él como escudo humano", opinaba Jorge Díaz, un camionero, sentado al costado del camino.
Los disparos sonaban desde todos los sectores. Un grupo de agentes dispersaba a los manifestantes hacia el centro de la ciudad. En el camino explotaban vidrieras. A medida que terminaba la hora de la siesta (innegociable; más con casi 35 grados), los vecinos de la ciudad salieron a la calle.
Al anochecer, empezaría el corte de la ruta 14, convocado por transportistas y productores quebrados. Un reguero de cascotes y ladrillos hacía intransitable la mayor parte de los caminos de la ciudad. Las patrullas recorrían las calles. Muchos temían que el desenlace estuviera aún abierto.
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