De la Rúa apura a su bloque en el Senado
El Gobierno comenzó a dar sus primeras muestras de preocupación por la dilación de la reforma laboral en el Senado. El presidente Fernando de la Rúa levantó anteanoche el teléfono e instruyó a los senadores de su partido para que tomen las riendas de la negociación con el bloque del PJ, que amenaza con rechazar ese proyecto de ley.
Hasta ahora, el diálogo con la oposición y con los gremios había estado a cargo del ministro de Trabajo, Alberto Flamarique. El tejió un polémico acuerdo con la CGT menemista para que los gremios acompañaran la iniciativa oficial. Este pacto fue desconocido anteayer por el titular de la central obrera, Rodolfo Daer.
Luego de un almuerzo con De la Rúa, Flamarique aceptó dejar en manos del bloque aliancista la resolución de las cuestiones domésticas.
Hace casi un mes que el dictamen votado por la Cámara de Diputados recaló en el Senado. El peronismo todavía no resolvió si lo rechaza o le hace modificaciones de fondo. Según el PJ, la ley laboral va a producir una rebaja de salarios y recortará el poder de los sindicatos en la negociación colectiva.
La bancada opositora, fortalecida por el giro de Daer, se propuso retrasar su tratamiento en el recinto hasta después de las elecciones porteñas. La estrategia es organizar una interminable ronda de consultas. "Si hoy nos obligan a votar, estamos para rechazar la ley - dijo un influyente senador del PJ-. Pero intentaremos el consenso." El peronismo fue ampliando su dimensión de lo que entiende por "consenso". Hasta hace unos días, consistía en lograr el apoyo de la Alianza para sancionar cambios al texto original con los dos tercios de los votos y evitar que fueran ignorados por los diputados cuando el proyecto volviera a ese cuerpo. Ayer, significaba un acuerdo con las dos CGT, el Gobierno, los senadores y los diputados, según anticipó un hombre del PJ. De la Rúa trata de agilizar los tiempos. El presidente provisional, José Genoud, entendió el mensaje y se reunió con varios de sus pares justicialistas para sondear si la reticencia se trataba de un "apriete" para el Gobierno o llegaba más lejos.
Desde la Casa Rosada se dejó trascender la molestia que había causado "la indiferencia" de los senadores de la UCR. Cuando Daer negó su acuerdo con De la Rúa en la Comisión de Trabajo, ningún radical le replicó. "No podíamos exacerbar los ánimos de un bloque que está a punto de rechazar la ley", se justificó un aliancista.
En la Cámara alta no se descarta que esta frialdad se haya mezclado con resquemores en la relación con el Frepaso. Varios aliancistas criticaron a Flamarique porque gastó "todos los cartuchos" en Diputados, donde el oficialismo tiene la primera minoría.
El jefe de la CGT paralela, el camionero Hugo Moyano, pidió ayer el rechazo de la ley a un grupo de senadores del PJ encabezado por Jorge Yoma.
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