De la Rúa y Corach negocian el traspaso policial
El ministro del Interior, Carlos Corach, y el jefe del Gobierno de la Capital, Fernando de la Rúa, se reunieron reservadamente anteayer y, según testimonios coincidentes, habrían tratado sin muchos acuerdos la situación de la Policía Federal y la instalación de una nueva carpa docente en la Plaza de Mayo.
Voceros oficiales de ambos funcionarios se negaron a confirmar el encuentro, aunque tampoco lo desmintieron. "No hubo reunión entre las diez de la mañana y las diez de la noche del martes", dijeron evasivos en las oficinas de prensa de De la Rúa, mientras que desde el despacho de Corach respondieron que "no tenían información de que esa reunión haya existido".
La reunión existió, según varias fuentes confiables que escucharon la versión posterior de ambos dirigentes. En realidad, Corach y De la Rúa suelen verse más veces de las que se conocen y cuentan, incluso, con varios intermediarios de confianza para intercambiar mensajes secretos y urgentes entre una punta y otra de la Plaza de Mayo, donde ambos tienen sus oficinas.
El planteo de Corach a De la Rúa, en la reunión del martes, viene siendo adelantado públicamente por funcionarios nacionales: el gobierno central quiere traspasar cuanto antes la Policía Federal a la Capital, sobre todo desde que se agravaron los problemas de seguridad en el distrito.
"Pero el Gobierno de la Capital sólo dilata todas las decisiones atinentes a ese traslado", señalaron importantes exponentes del gobierno central.
La administración de Menem proyecta crear luego una nueva policía, una especie de FBI argentino, con competencia exclusiva en los delitos federales, y sin responsabilidad en el conflicto de la seguridad cotidiana. "Es lo que corresponde, porque es lo que sucede en todas las provincias", ha explicado.
Aporte del Estado
El planteo de De la Rúa es fundamentalmente presupuestario; el jefe del gobierno capitalino aspira a que la administración central siga financiando, por lo menos durante un tiempo, los gastos de la Policía Federal, que consume unos 600 millones de dólares anuales en salarios y pertrechos.
La policía acaba de recibir además un aporte extraordinario del Tesoro de unos 30 millones de dólares (gestionados por el propio Corach ante Menem y Roque Fernández) para modernizar la flotilla de patrulleros.
Expresiones veraces del gobierno central han adelantado que la posición de De la Rúa es insostenible ante el resto de las provincias, que deben sufragar sus propios gastos de seguridad.
"Las provincias no van a contribuir con sus impuestos a solventar la seguridad de los porteños; hasta los propios legisladores nacionales del radicalismo objetarán una disposición de esa naturaleza en el presupuesto nacional", alarman.
A su vez, De la Rúa debe recordar la experiencia de Carlos Grosso como intendente, cuando le transfirieron a la entonces municipalidad capitalina todas las escuelas nacionales sin ampliarle el presupuesto; Grosso comenzó poco después a tener insalvables problemas presupuestarios.
El nuevo escenario
Las posiciones quedaron, tras la reunión secreta, de esta manera: Corach presionó para transferir cuanto antes la policía al gobierno capitalino y delegar en éste el financiamiento de la seguridad; De la Rúa reclamó más tiempo para preparar la transferencia y se mantuvo en sus trece en cuanto a la necesidad de que el gobierno federal contribuya a solventar la policía.
En el tema de la nueva carpa docente en la Plaza de Mayo (sobre lo que también se informa en la página 13) hubo, en cambio, algunos acuerdos, según versiones confiables, aunque hombres cercanos a Corach aseguraron que "ese tema no se trató". El tema es, desde ya, demasiado sensible para De la Rúa, porque muchos dirigentes del gremio docente militan en la Alianza.
Otras fuentes señalaron que ambos funcionarios coincidieron en plantear posiciones más o menos parecidas al respecto; el ministro habría manifestado su preocupación de que el gobierno nacional apareciera negando y reprimiendo la existencia de esa carpa, mientras el gobierno radical de la Capital podría adoptar una actitud de solidaridad y protección con los maestros.
Lo cierto es que en la mañana de ayer, De la Rúa reclamó con tono moderado que esa carpa no se estableciera en la Plaza de Mayo (que es la posición que había adoptado Corach en público el día anterior), aunque el jefe capitalino pidió también que no hubiera represión violenta contra los maestros. Trató así de conformar a su furtivo interlocutor y a sus turbulentas bases.
lanacionar