De Vido lo convenció de que debía frenar
En el corto plazo, Cristina Kirchner se anotó un triunfo político. Pero las heridas quedaron abiertas entre el Gobierno y el jefe de la CGT, Hugo Moyano. La Presidenta logró, con una ardua negociación del ministro de Planificación, Julio De Vido, que Moyano diera marcha atrás y alejara, por el momento, el fantasma del caos.
Más aliviada, Cristina Kirchner denunció por la noche, en un acto de campaña, "a los que nos quieren dividir y poner palos en la rueda". E instó al peronismo a "estar más unidos que nunca".
En rigor, el paro general al que había convocado Moyano para pasado mañana en contra de un exhorto de la justicia de Suiza fue interpretado como un desafío al Gobierno, de quien el jefe de la CGT sospecha que alienta la investigación judicial en su contra. De hecho, la movilización de camioneros y los gremios del transporte se haría en la Plaza de Mayo, en las narices de la Presidenta.
La frase de anoche de Cristina Kirchner buscó culpar a sectores de la prensa y a sectores del empresariado por el encontronazo con Moyano. Desde la CGT durante todo el día los dirigentes moyanistas aclararon que el paro, luego suspendido, no era contra la Presidenta, sino para defenderla de esos sectores.
El acuerdo entre la Presidenta y Moyano se terminó de cerrar con una reunión entre éste y De Vido en el Sindicato de Camioneros. En la reunión, y en todas las tratativas previas, participó con fuerte protagonismo el secretario privado del ministro, José María Olazagasti.
En Balcarce 50 se temió durante 24 horas un escenario de caos, desabastecimiento e ingobernabilidad, provocado por el paro general al que había convocado Moyano.
La postura de Moyano era muy dura ante De Vido. No quería ceder en el levantamiento del paro. Pero el acuerdo comenzó a vislumbrarse a la mañana cuando jefes cegetistas, como Julio Piumato, liberaron de responsabilidad a la Presidenta del exhorto suizo y dijeron que "atacar a Moyano era atacar a Cristina".
El Gobierno había pedido que Moyano dejara en claro que el paro no era contra la Casa Rosada. El líder gremial, así, cumplía su parte. Por otro lado, el canciller Héctor Timerman cumplió otro pedido de Moyano. Hizo gestiones y logró del gobierno de Suiza una aclaración de que el exhorto no era una investigación oficial contra él y su hijo Pablo.
Además, el Gobierno y Moyano acordaron que se debían destacar "defectos formales" de la medida suiza, que fueron requeridos a ese país por el juez Norberto Oyarbide, aunque dio curso al exhorto.
De Vido le hizo ver a Moyano, según sus allegados, que "la medida de fuerza no era conducente ni conveniente para nadie". El ministro lo persuadió de que las encuestas reservadas del Gobierno indicaban que la gente opinaba en un 80% que el paro era contra el Gobierno.
De Vido insistió en que el costo político sería de ambos. Pero más aún de Moyano. "Cristina tiene el 70% de aprobación. Moyano se destruye si le hace un paro", decían los cristinistas. "Mostrarnos ahora divididos, justo cuando estamos bien y ganamos elecciones, será aprovechado por la prensa y las empresas", confiaban los funcionarios cercanos.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, no participó ayer del acercamiento: el paro excedía la discusión laboral. Era puramente política y la llevó De Vido. Su gestión de anteayer, pedida por la Presidenta, no había dado resultados.
"Hay que sacar a la Presidenta del medio del conflicto", explicaron otros funcionarios. Pero lo cierto es que ella lo siguió minuto a minuto. Así fue que demoró el comienzo de un acto de campaña peronista, sonriente y aliviada, en el estadio de Independiente, en Avellaneda, hasta después de que Moyano anunció la suspensión del paro. Ese mitin fue organizado por el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, como homenaje a mujeres peronistas: "Hoy más que nunca al lado tuyo", dijo el gobernador.
La Presidenta respondió: "Hay quienes nos quieren dividir o los que quieren poner palos en la rueda. A todos ellos, que no son muchos, pero son muy poderosos, les digo que no cuenten conmigo. Los peronistas debemos estar más unidos que nunca". Pareció un mensaje coincidente con Moyano, que acusó a los jueces y a la prensa de querer perjudicar a la CGT.
Sin embargo, en la Casa Rosada consideraban anoche que la osadía de Moyano de anunciar el paro anteayer no sería olvidada fácilmente por el ala izquierda del Gobierno: el cristinismo. "Fue el primer desafío de gobernabilidad", comentó una fuente del Gobierno. En el PJ alguien dijo: "Coincidimos con Elisa Carrió. Esto pudo ser el cajón de Herminio".
LA INTIMIDAD
"No cuenten conmigo para separar ni combatir a nadie". Cristina Kirchner
HADAD SE BAJA DE COMUNICACIONES
- El empresario Daniel Hadad respaldó ayer al periodista Oscar González Oro, que había sido agredido por dirigentes de Camioneros. Y anunció que desistía de invertir en el Club Comunicaciones, negocio por el que competía con el gremio de Hugo Moyano. "Valoro la libertad. Y si por esto van a injuriar a periodistas de este grupo, yo resigno un sueño y se le allanará el camino al señor Moyano para que sea dueño de otra cosa."
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