Definen al gravamen como una confiscación
Rechazo total del sector productivo
25 DE MAYO.- En algunos relucía a flor de piel, en otros era más contenida. Lo cierto es que en todos la furia o algo muy parecido a ella parecía ser el sentimiento predominante en el ánimo de los productores que acudieron a la convocatoria de Carbap en esta localidad ayer y en Salto el viernes. "Se trata de una verdadera confiscación", exclamaba, aludiendo al impuesto inmobiliario bonaerense, el productor Antonio Plazibat.
Para Plazibat la medida "echa por tierra toda posibilidad de que una comunidad crezca, y todo desembocará en menos rentabilidad, menos tecnología y menos trabajo". Y refirió que "en Salto existía la posibilidad de que uno de los más importantes frigoríficos locales ampliara su personal contratando a 250 nuevos empleados. Ahora, con esta medida, ello resulta imposible".
La pérdida, por causa de la sequía, del 50%, del maíz, no contribuía a mejorar el ánimo de los agricultores y ganaderos que coincidieron en definir el impuesto inmobiliario como un enemigo mortal, aunque difirieran en la actitud por tomar. "Es cierto que la gente de campo tuvo un momento de bonanza por los buenos precios internacionales y los altos rindes, pero ello ya pasó y ahora la situación no es la misma. Nadie puede negar que los rendimientos de 2005 y 2006 fueron mucho menores", dijo Plazibat. Zozobra
Por su parte, Cora Evangelista, productora que tiene 500 hectáreas de tambo, no duda de que "gracias" al impuesto inmobiliario sobrevendrán para ella momentos de zozobra económica: "Deberé destinar al fisco el dinero que empleaba hasta ahora en insumos y pasturas". En opinión de Martín Garciarena, productor de 25 hectáreas en 25 de Mayo, la medida implica un "verdadero despojo".
"De cinco camiones que el productor carga, uno se lo queda el Estado, y de cinco barcos que salen del puerto, también uno se lo queda el Estado."
Proveniente de la localidad bonaerense de Vedia, Jorge Asurmendi no se mostró más benévolo con las intenciones gubernamentales, que, a su juicio "demuestran estar encaminadas a quitar todos sus recursos al productor ". "En lo que a mi localidad respecta -observó Asurmendi-, el nuevo impuesto no hará más que generar pérdidas tremendas. La gente en los pueblos tiene problemas de ingresos que ahora crecerán". Jorge Ramos, productor de 300 hectáreas mostraba también señales de disgusto: "Los 40 o 50 pesos que pague por un impuesto equivalen a 1 quintal de soja". Su colega, el productor Juan Demicheli refirió que su situación actual no es hoy tan favorable como lo era hace dos años. "La devaluación me trajo un alivio, ya que la década del noventa fue muy nociva para mí y también, creo, para todos los productores. No obstante me parece que con las últimas medidas fiscales va a retornarse a una situación tan dolorosa como la de aquella década."
"¿Hasta cuándo -preguntó a su vez el agricultor Gustavo Cucagna, de Salto- tendremos que soportar que el Gobierno pretenda que la Argentina va a recuperarse poniendo a un sector contra otro sector?" El impuesto inmobiliario no fue -ayer- el único "malo de la película". Como señaló Jorge Ramírez, presidente de la Sociedad Rural de 25 de Mayo, "sobre la cabeza de los productores recaen también la tasa de caminos, el impuesto a los bienes personales y el impuesto a la renta mínima presunta, los cuales vienen subiendo por encima de los parámetros de inflación del país".