Cumbre en Brasilia: intentan superar la crisis del Mercosur. Destraban Kirchner y Lula las diferencias comerciales
Brasil aceptó un mecanismo para limitar exportaciones que afecten la producción argentina
BRASILIA.- Si hubo desencuentros, malestar, broncas o crisis, hoy se disiparon. Como el camino de la Argentina y Brasil por un momento pareció bifurcarse y como el Mercosur se vio por estos días más tambaleante que firme, los presidentes Néstor Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva se ocuparon ayer de rectificar el rumbo. Al menos por ahora.
Ambos admitieron los problemas, prometieron trabajar conjuntamente para solucionarlos y adelantaron que buscarán algún modo de satisfacer las necesidades de Uruguay y Paraguay, que en los últimos tiempos habían expuesto su disconformismo por los desequilibrios del bloque. Además invitaron a Bolivia a sumarse como miembro pleno.
En la primera visita de Estado de Kirchner a Brasil, justo en medio de algunos cortocircuitos que amenazaban con destruir la alianza regional, los presidentes coincidieron en enviar un mensaje de pertenencia a un mismo espacio político y económico.
Ese mensaje pudo concretarse porque, luego de varios meses de trabajo silencioso, Brasil decidió -por ahora políticamente- aceptar la Cláusula de Adaptación Competitiva (CAC) requerida por la Argentina: una fórmula para limitar exportaciones que perjudican la industria nacional.
"La Argentina y Brasil son socios en el Mercosur, en la Comunidad Su damericana, en las Américas y en el mundo. Somos socios para la paz y la democracia, y debemos ser socios para obtener nuestro desarrollo. Los tiempos son propicios, pero depende de nosotros comprender que individualmente resultará mucho más difícil poder hacerlo", señaló Kirchner en el Palacio de Planalto, sede del gobierno brasileño.
A su lado, Lula (sin traductor) asentía. "El multilateralismo de escala continental nos exige una mayor velocidad y profundidad en nuestra integración. Estamos ante una etapa del Mercosur que implica dejar atrás una lógica de fuerte competencia y desplazamiento de comercio e inversiones entre los países socios", apuró el Presidente. Lula volvió a asentir.
El énfasis de Kirchner y la aceptación de su par brasileño marcaron la primera tendencia: ambos admitieron los problemas. A partir de allí, coincidieron en un discurso que resaltó las necesidades conjuntas y reafirmó un camino que en los últimos meses parecía en duda. Claramente, el mensaje fue que el crecimiento argentino y brasileño se sostendrá desde el bloque regional.
Luiz Inacio Lula da Silva no debió soportar esta vez demasiadas quejas de su par argentino por los desequilibrios en la balanza comercial entre ambos países, ni tuvo que preocuparse por desenvainar alguna evasiva elegante. Ayer, la coincidencia fue tal que hasta pareció una exageración.
De hecho, Kirchner finalizó su discurso con un elogio a Lula comentado hasta por los políticos brasileños ("Brasil lo va a tener siempre presente y lo va a recordar como uno de los grandes presidentes brasileños", dijo, justo en el año en que aquí se realizarán las elecciones presidenciales) y Lula cerró su exposición con un "homenaje al liderazgo de Kirchner".
Ambos mandatarios se reunieron por la mañana en el Palacio de Planalto, donde luego expusieron sus posiciones. Para Kirchner, la visita a la jefatura de gobierno fue el primer paso de un día intenso (por los 30 grados de temperatura y por la agenda recargada), en el que visitó la sede de los tres poderes locales, almorzó en Itamaraty, la sede de la cancillería brasileña, habló públicamente en Planalto y en el Congreso, se vio con diputados y senadores y, eso sí, se cambió tres veces. Tanto ajetreo puede soportarse, pero nada de aparecer siempre con la misma corbata.
El mensaje que se preocupó por hacerles llegar a sus interlocutores fue el mismo: la Argentina pretende crecer desde el Mercosur. "Se terminó la América del Sur cenicienta del mundo. No queremos ser más el patio trasero", dijo en el Senado.
Encontró, para su fortuna, eco en Lula: "Separados podemos hacer relativamente poco. Juntos podemos llevar adelante el sueño de una integración sudamericana y latinoamericana basada en la paz, la justicia social y la democracia".
Antes de coincidir en la proyección, Lula y Kirchner habían admitido fallas. "El Mercosur es nuestro bloque de pertenencia regional, pero los beneficios no pueden ni deben tener una sola dirección. No podemos ignorar las asimetrías existentes ni perjudicar a los sectores internos de cada país. Los beneficios deben ser simétricos y los mecanismos, graduales y progresivos. Así podremos crear empleo", comentó Kirchner, en un reclamo manifiesto por la inclusión de una cláusula que proteja con barreras arancelarias las industrias nacionales en riesgo, aun dentro del Mercosur (ver aparte).
Lula se había anticipado con una concesión: "Desequilibrios ocasionales en una relación tan intensa son normales, pero ni a Brasil ni a la Argentina les interesa que esas asimetrías se vuelvan estructurales. Por eso le reiteré a Kirchner la disposición brasileña para colaborar con la aceleración de la reindustrialización argentina. Estamos abiertos a las propuestas para perfeccionar los acuerdos sectoriales".
O sea: sin afirmarlo claramente y aunque todavía restan detalles para alcanzar un acuerdo, Brasil acepta la cláusula que incorpora barreras arancelarias. El sector industrial brasileño se había quejado por esto.
"Ser generosos"
Tras elogiar al boliviano Evo Morales (propusieron la inclusión de Bolivia como socio pleno) y a la chilena Michelle Bachelet, Kirchner y Lula también ofrecieron tranquilizantes para los pataleos de Uruguay y Paraguay, encolerizados por la desatención que reciben de sus socios más grandes.
"Tenemos que ser generosos con nuestros hermanos más pequeños", dijo cálidamente Lula. Kirchner lo secundó: "Ambos fortalecen posturas críticas al Mercosur por las asimetrías. Es necesario que atendamos esos reclamos, seamos solidarios y contemplemos las situaciones particulares. Debemos tratar políticas de localización de inversiones en el nivel regional y perfeccionar la unión aduanera. La atención de estos reclamos y la suma de nuevos miembros, como la República Bolivariana de Venezuela, más la integración energética y la convergencia macroeconómica signarán la marcha de la exitosa profundización de nuestra alianza estratégica en los próximos años".
A Kirchner le queda otro día con agenda regional, pues hoy se ve con Lula y con Hugo Chávez. Hablará del gasoducto continental y de la inclusión de Venezuela en el Mercosur. Tal vez haya más gestos para rectificar una integración que hasta ayer parecía casi moribunda.