Duro reclamo contra el Gobierno de sindicatos y movimientos sociales
El rechazo al veto de Mauricio Macri a la ley que retrotraía las tarifas y las críticas por el ajuste y la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se sintieron ayer con fuerza en la calle. El cierre de la Marcha Federal por Pan y Trabajo fue masivo y se convirtió en una usina de presión para que la CGT convoque a un paro nacional.
A la Plaza de Mayo llegaron las columnas que el lunes último habían partido de La Quiaca, Posadas, Bariloche y Ushuaia, y que ayer, ya en la ciudad, se movilizaron desde Retiro, Constitución, Liniers y Puente Pueyrredón. La manifestación limitó los accesos al centro porteño y hubo cortes de calles. Según los organizadores, el llamado "Tridente de San Cayetano" que integran Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), en la plaza hubo 300.000 personas. Desde el gobierno porteño evitaron dar cifras.
Las presencias sobre el escenario montado de espaldas a la Casa Rosada reflejaron con fidelidad el crisol de conflictos que atraviesa la agenda social. Además de los jefes del tridente -Juan Carlos Alderete (CCC), Daniel Menéndez (Barrios de Pie) y Esteban "Gringo" Castro (CTEP)- estuvieron los referentes de las tres vertientes de la CTA: Pablo Micheli (Autónoma), Hugo Yasky (de los Trabajadores) y Ricardo Peidro (Perón). También se hicieron lugar el jefe del Suteba, Roberto Baradel, y los metrodelegados Alberto Pianelli y Néstor Segovia. Los grandes ausentes en el estrado fueron los jefes de la CGT, Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña. Los dos primeros, sin embargo, estuvieron en el llano, con los manifestantes.
Sí estuvieron en el escenario, en cambio, Pablo Moyano y Sergio Palazzo, ambos enfrentados con el triunvirato de mando de la CGT y partidarios de ir al paro cuanto antes, a contramano de la cautela que reina en la cúpula de la central.
De hecho, esa presión que en el mundo gremial encarnan Moyano y Palazzo, apareció también en los discursos de los oradores. "Necesitamos un paro urgente para pararle la mano a las políticas de ajuste de este gobierno", bramó Alderete.
"Esta política económica se enfrenta con unidad. Estamos contentos de compartir esta lucha con dirigentes sindicales y estamos dispuestos a poner el pecho. Es necesario convocar a un paro nacional activo. Y a los sindicalistas que lo hagan, el pueblo no les va a dar la espalda. No es tiempo de cobardes", arengó Menéndez.
Baradel, por su parte, ratificó el paro que las CTA de Yasky y Micheli anunciaron para el viernes próximo, pero dejó claro que la convocatoria podría quedar supeditada a un guiño de la CGT. "Tenemos que ponerle la fecha con todas las organizaciones sociales y sindicales", dijo. Hugo Godoy, jefe de los estatales de ATE, fue más preciso: "Todos los del palco nos comprometimos a que en junio realizaremos un gran paro nacional con movilización".
Por los gremios cegetistas habló Palazzo, que se dirigió directamente a los popes de su central, aunque sin nombrarlos. Pidió "seguir el ejemplo del triunvirato, pero de este", en alusión a la tríada organizadora y como obvia chicana a Daer, Schmid y Acuña.
La marcha sirvió además para difundir una serie de proyectos de ley que las organizaciones sociales presentaron en el Congreso, entre los que se destacan la declaración de la emergencia alimentaria y la fijación de un cupo para que el 25% de la obra pública quede a cargo de las cooperativas de trabajadores de la economía popular.
Otro blanco común de los discursos fue María Eugenia Vidal. La gobernadora fue fustigada por haber dicho que "nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad", y por haber cuestionado que durante el kirchnerismo la provincia de Buenos Aires se haya "poblado" de universidades públicas. "Yo no fui a la universidad. Pero sé que para un trabajador no hay nada más importante que lograr que sus hijos sean profesionales", se plantó Castro. Incluso la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, le dedicó un párrafo a la gobernadora: "Pobre Vidal, que quiere que todos seamos analfabetos y que no vayamos a la universidad".
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