Economías regionales en La Rioja: el lento declive de un sector cada vez más vulnerable
Vinos, aceitunas, aceite de oliva y nueces son los productos que más se vieron afectados por el atraso cambiario y el cepo exportador; el impacto electoral
CHILECITO, La Rioja.- José Luis Juárez no puede disimular el dolor. "Me dan ganas de llorar", dice, mientras sostiene en las manos una parra de uvas podrida. A los 54 años ve como todo lo que logró en una vida de sacrificio y trabajo está en riesgo. "Está muy feo todo, los productores estamos mal", agrega Juárez, dueño de seis hectáreas -mitad las usa para producir uvas y la otra, olivos- en Anguinán, Chilecito, ciudad que se encuentra a 195 kilómetros de la ciudad capital.
"La mayoría de las empresas de la zona están fundidas. Como nunca antes quedaron los parrales con las uvas; es más caro cosechar que dejar todo como está. Esto jamás pasó antes. Si sigue así, vamos a perder todo", explica Juárez, que vivió todo su vida en esta ciudad, tiene dos hijas y cuatro nietos.
La crisis que atraviesa la familia Juárez se replica en la enorme mayoría de los productores locales. Las economías regionales, tan importantes en las provincias del Norte, se ven amenazadas desde hace varios años por diferentes factores: la falta de un dólar competitivo, el cepo a las exportaciones, la presión tributaria, la concentración monopólica y, sobre todo, la falta de respaldo del gobierno provincial.
"La situación es realmente mala. Hace cuatro años que estamos en crisis y no tenemos comunicación con el gobierno de [Luis] Beder Herrera. No se respeta la institucionalidad. Como está hoy la situación no será fácil para los productores mantenerse", dice Mario González, presidente de La Riojana, una cooperativa vitivinifrutícola de 75 años, que cuenta con 450 socios, en su gran mayoría pequeños productores de no más de cinco hectáreas.
Según explica González a LA NACION, el problema afecta a las principales economías regionales de la zona: vinos, aceitunas, aceite de oliva y nueces. El mismo escenario plantea Oscar Gómez, vicepresidente de la Cámara Riojana de Productores Agropecuarios (Carpa): "Para que se den una idea, nosotros [por La Rioja] producimos tres veces más de vino que Salta, pero ellos venden tres veces más que nosotros. ¿Sabés por qué? Es simple, tienen un gobierno que los apoya".
Otro de los problemas estructurales que destacan los productores tiene que ver con el estancamiento de los precios. "Hace cuatro años están congelados. Por eso, este año hay unos 20 millones de kilos de uva que no se cosecharon", relata Gómez. Ese número representa el 20 por ciento de la cosecha anual.
A la hora de señalar responsables, los productores no vacilan: el gobernador Beder Herrera y el ministro de Producción y Desarrollo Económico, Javier Tineo. "Beder se cree que sabe y el otro no entiende nada", se queja Gómez.
Ésta no es la primera vez que el gobierno provincial es acusado por los productores por la falta de respuestas. Hace unos meses, Tineo desestimó las denuncias y aseguró que tenía diálogo con los productores de la provincia. Desde Carpa aseguran que el gobierno provincial sólo tiene relación con unos pocos productores, todos cercanos a Beder Herrera. El inconveniente que atraviesan las economías regionales fue también uno de los ejes de la campaña política aquí en La Rioja, que hoy elige a quien gobernará la provincia los próximos cuatro años.
"Las economías regionales están mal, pero no es un problema sólo de La Rioja. Es por la cuestión macroeconómica, el dólar atrasado, el cepo cambiario y la inflación, que nos está dejando fuera de competitividad. El gobierno que venga tiene que poner en competitividad a la Argentina. Si no, seguiremos igual", dice Julio Martínez, principal competidor del oficialismo local. "Cada vez cuesta más sostenerse", agrega el diputado radical, que cuenta con el respaldo de Ernesto Sanz, Mauricio Macri y Sergio Massa.
Consultado por LA NACION, el vicegobernador y candidato por el Frente para la Victoria, Sergio Casas, anticipa las medidas que tomará para el sector en caso de ser electo. "Nosotros pensamos fundamentalmente en la promoción y el desarrollo de las economías regionales. La Rioja viene participando con el resto de las provincias del Norte en un mercado común, que yo creo que dará un gran fomento. Por otro lado, apostamos por la construcción del camino por Pircas Negras [une la provincia con la región de Atacama en Chile], que posibilitará un corredor bioceánico importante", enumera Casas.
Como contrapartida de los problemas que deben enfrentar los productores locales, el empleo público en la provincia se ha transformado en la última década en la principal fuente de trabajo. Son 46.000 los trabajadores estatales y otros 30.000 cobran subsidios, planes sociales o becas. Lo que representa que más del 70% de la población activa de La Rioja depende del Estado provincial o nacional para vivir.
"La mayoría de los que venden su tierra busca trabajo en la municipalidad. Son votos por puestos de trabajo", dice Juárez, que en los últimos años vio cómo muchos de sus vecinos abandonaron fincas y recayeron como trabajadores de la municipalidad de Chilecito.
Para Juan Keulyan, director ejecutivo del Centro Comercial e Industrial de La Rioja, que agrupa a los comerciantes y los talleres de la provincia -son en total unos 21.000 los empleados del comercio-, el escenario es similar al que plantean los productores. "Es evidente que el empleo público es el motor de la economía, pero hay que cambiar porque es inviable. Si bien el comercio no ha hecho grandes despidos, si la cuestión sigue así, habrá problemas. No puede seguir aumentando, hace falta generar empleo genuino", cuenta Keulyan. Los problemas de acá se repiten en otras provincias del Norte, pero, como comentó una de las fuentes: "La Rioja es el grotesco de la Argentina".