El almuerzo en el que la CGT cerró filas con Roberto Lavagna para 2019
Luis Barrionuevo , jefe del sindicato de los gastronómicos, ofició de anfitrión. A pesar del calor, recibió ayer a Roberto Lavagna y a un grupo de colegas de la CGT con un menú atípico para las tertulias sindicales: ensalada caprese de entrada y fideos con tuco como plato de fondo. Acordaron reencontrarse pronto, pero para comer un asado. La próxima cita podría ser en la sede de la Uocra. Y posiblemente con el rompecabezas electoral más acomodado.
Como cada vez que se avecina un año electoral, los sindicalistas exploran alternativas para definir sus alineamientos. El encuentro con Lavagna tuvo esa lógica. Con el PJ atomizado y con algunos dirigente de peso de la CGT que rechazan sin grises una reconciliación con el kirchnerismo, los gremios distinguen en el exministro de Economía de Néstor Kirchner "un candidato ordenador" de la interna.
"Es la alternativa de transición para el despegue de la Argentina. Es el indicado para salir de la recesión, la inflación y para revertir las variables económicas", dijo un gremialista que estuvo entre los comensales.
Además de Barrionuevo, asistieron Armando Cavallieri (Comercio), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Omar Maturano (La Fraternidad), Roberto Fernández (UTA) y Gerardo Martínez (Uocra).
Para los sindicalistas, su invitado especial, que tiene 76 años, es hoy el mejor candidato para enfrentar a Cambiemos en las presidenciales del año próximo. "Interpreté que quiere jugar", señaló a LA NACION un dirigente gremial sobre el futuro político de Lavagna.
En las conversaciones hubo una definición del economista que no pasó por alto por los sindicalistas. "Vamos a tener que convivir con el FMI al menos cinco años más", pronosticó Lavagna, según los gremialistas.
Después de su paso por el kirchnerismo, Lavagna se sumó al Frente Renovador, que encabeza Sergio Massa. Su hijo Marco es diputado nacional por esa fuerza. Y un dato que explica el ágape sindical: Barrionuevo, el anfitrión, es el esposo de Graciela Camaño, la espada de Massa en el Congreso. Más allá de estos vínculos, Lavagna no confirmó ni desmintió ante sus interlocutores sus intenciones electorales. El tema se resolvería el año que viene, barruntan la CGT y un vocero del massismo.
El ajedrez electoral encuentra a la central obrera dividida, aunque hay una mayoría que comenzó a inclinarse hacia la candidatura que se resuelva de la interna del peronismo no kirchnerista. En ese juego están por ahora Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto. Los gremios quieren sumar a Lavagna a ese menú.
Sin dar todavía señales contundentes sobre una eventual candidatura, Cristina Kirchner, en tanto, se reconcilió con Hugo Moyano y cuenta además con el respaldo de los gremios del Frente Sindical para el Modelo Nacional, donde tallan los camioneros, los mecánicos del Smata y los bancarios, entre otras organizaciones.
Como en todo, siempre surgen excepciones. Hay un sector que comulga con el oficialismo. Se trata del sindicalismo macrista, que se encarna en Ramón Ayala (Uatre), José Ibarra (taxistas) y Alejandro Poli (remiseros).
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