El escándalo por los presuntos sobornos. El bloque del PJ se abroquela en defensa de todos sus miembros
Sin embargo, no hay acuerdo unánime con las denuncias lanzadas por Alasino
El bloque de senadores justicialistas atraviesa uno de sus peores momentos. Por eso, decidió abroquelarse en defensa de sus miembros, en particular del "confeso" Emilio Cantarero (Salta), que le dijo a La Nación que había cobrado dinero para aprobar la reforma laboral y luego intentó desmentirlo.
La decisión de cerrar filas para capear el temporal se tradujo ayer en el respaldo a una querella que Cantarero prometió impulsar en la Justicia contra LA NACION y la periodista María Fernanda Villosio, a quien el senador le confesó su participación en la felonía que mantiene a la Cámara alta en una profunda crisis. El titular de la bancada, Augusto Alasino, había anticipado por la mañana que Cantarero presentaría una denuncia penal.
La estrategia adoptada por el jefe de la bancada opositora, Augusto Alasino (PJ-Entre Ríos), no encuentra un respaldo monolítico en la totalidad de sus integrantes.
Esos legisladores "escépticos" son los mismos que cuestionan la decisión de adjudicar a un "golpe institucional" del vicepresidente Carlos Alvarez contra Fernando de la Rúa la agudización del conflicto sobre los rumores de soborno, que Alasino desplegó en su máxima expresión anteayer en la conferencia de prensa en la que el bloque peronista salió a negar la confesión de Cantarero. También son los mismos que creen más en la periodista de LA NACION y en su honestidad profesional que en la desmentida del legislador salteño, amparado entre el resto de sus compañeros.
Quienes así se manifiestan por obvias razones se negaron a dar sus nombres, pero destacaron algunos hechos que los inclinan a sospechar de su compañero de bancada.
Indicios
Por ejemplo, recuerdan que en una de las tantas reuniones celebradas en medio del fragor provocado por la publicación de la confesión, Cantarero se mostró muy nervioso y esquivo a sumarse a la conferencia de prensa.
"No puedo, me llamó (el gobernador, Juan Carlos) Romero y tengo que ir a verlo", aseguran las fuentes consultadas que se excusó el senador salteño. La resistencia de Cantarero se terminó cuando el vicepresidente del bloque, Remo Costanzo (Río Negro), lo cruzó, entre risas, y le dijo: "No, de acá no se va nadie, dejá que yo hablo con Romero".
En ese momento ya existían fuertes sospechas en el seno del bloque justicialista que el "confeso" era Cantarero.
La certeza llegó por la tarde, cuando el senador salteño reconoció haber mantenido una reunión con la periodista de La Nación . Fue como consecuencia de la presión ejercida por Alasino, que había iniciado una pesquisa para determinar quiénes habían tenido contacto con Villosio durante el martes último.
Cantarero contó a sus compañeros de bancada lo que después dijo en la conferencia de prensa: que había hablado con la periodista en los pasillos y que nunca había confesado haber recibido dinero a cambio de dar su voto favorable a la ley laboral.
Visión conspirativa
Sin embargo, también hay senadores opositores que dudan sobre la espontaneidad de la confesión de Cantarero.
Argumentan que autoincriminarse de esa manera "sería propio de un imbécil", y destacan que una persona que se desempeñó como ministro de Economía de Salta y afrontó más de una decena de juicios tiene la suficiente experiencia para no arrepentirse de nada.
Esas fuentes son las que sospechan que la desmentida forma parte de una "operación" armada por el PJ para desprestigiar a LA NACION.
Por eso no se extrañaron cuando Alasino anunció que el bloque justicialista apoyará a Cantarero en la presentación de una denuncia penal contra la periodista y LA NACION y que, para respaldar esa estrategia, haya sacado a relucir la existencia de una grabación en la que, supuestamente, el senador es presionado para evitar que salga a desmentir su confesión.
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