El Congreso proclamó al nuevo presidente
El discurso de Rodríguez Saá arrancó aplausos de peronistas y de algunos opositores; la Asamblea resultó extenuante
El flamante presidente interino elevó exultante su mirada hacia los palcos del Congreso, desbordantes de euforia. Era el momento más esperado de su vida. Frente al texto de la Biblia, donde acababa de jurar, el sucesor de Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá (PJ), saludaba a la Asamblea Legislativa con los brazos en alto. Sólo el PJ aplaudía a rabiar; la oposición permanecía en silencio.
La gran mayoría del abanico opositor se negó a avalar al nuevo mandatario. Con discursos críticos cuestionaron la embestida del PJ de imponer, en la misma asamblea y merced a su mayoría numérica, que el sucesor de Rodríguez Saá se defina por un sistema de lemas en las elecciones que se celebrarán el 3 de marzo. La maniobra es "inconstitucional", advirtieron una y otra vez a lo largo de doce horas de extenuante debate.
"La gente no pide elecciones, pide soluciones. Debemos ponernos a trabajar ya en conjunto para sacar al país de la crisis", fue el denominador común de los discursos radicales.
Más severo, ARI -que comanda la ya candidata presidencial Elisa Carrió- cuestionó, además, la figura del nuevo presidente. "No se puede votar a alguien que hizo abuso de poder y violó la división de poderes", argumentó la diputada.
Rodríguez Saá parecía inmune a las críticas. Y desplegó, enfático, un discurso cargado de anuncios de fuerte impacto político y económico. La intención, clara, era demostrar decisión y ejecutividad. Y dejar en evidencia el contraste con la gestión saliente de Fernando de la Rúa.
Hubo de todo: desde el anuncio de que se crearía un millón de puestos nuevos de trabajo, la rebaja en los sueldos públicos, hasta la suspensión de los pagos de la deuda externa.
"¡Vamos a tomar el toro por las astas!", exclamó, ante una asamblea exaltada. El bloque del PJ se puso de pie y aplaudió exultante. Los legisladores de la Alianza tuvieron un instante de duda; habían permanecido impávidos a lo largo del discurso, pero el anuncio del puntano era algo que ellos querían escuchar hace tiempo.
Aplauso general
Por todo ello, hacia el final se sumaron al aplauso general. Algunos con gran vehemencia.
"Es claro: Adolfo no vino a quedarse 60 días (en la Presidencia); si pudiera, se quedaría 50 años", dijo con tono de broma un legislador del PJ. Pero la impresión era unánime: Rodríguez Saá había llegado para quedarse.
Fiel a su estilo, el PJ no tardó en ostentar el poder recién recuperado. No le mellaban las críticas de sus opositores: su objetivo fue cumplido.
"Vamos por todo", anticiparon minutos antes de celebrar la asamblea. Y lo lograron: en una misma jornada designaron a Rodríguez Saá como Presidente, concretaron la convocatoria a elecciones y no dudaron en modificar el Código Electoral para imponer el sistema de lemas, aún a sabiendas de que con el voto forzaban la Constitución nacional.
Hasta el propio titular del bloque de senadores del PJ, José Luis Gioja (San Juan), pareció admitirlo. "A lo mejor (esta asamblea) está obviando algunos pasos; a lo mejor no es el mejor sistema", reconoció.
Semejante embestida no se logró sin el apoyo de algunos aliados. Fuerza Republicana (comandado por el tucumano Ricardo Bussi), Acción por la República (de Domingo Cavallo) y algunos partidos provinciales aportaron votos más que suficientes, ante la mirada resignada de los restantes partidos opositores (de lo que se informa por separado).
Resultado de la votación
El resultado de la votación fue contundente: 169 a 138 en favor del PJ. El recinto estalló en aplausos y gritos. Desde los palcos se desplegaban banderas y flashes de fotos que se dirigían al dirigente puntano.
Los rostros de resignación en el radicalismo eran indisimulables. Habían perdido agónicamente el poder, pasaron a ser minoría en ambas cámaras y, por si fuera poco, las 27 muertes ocurridas durante las últimas jornadas trágicas y el saqueo a supermercados marcaron el retiro obligado de su presidente.
No obstante, muy pocos de sus discursos, a lo largo de la histórica asamblea, se atrevieron a una autocrítica.
El PJ no dudó en refregarles esta actitud. "El caos en materia fiscal es de una magnitud insospechada. No hay cómo agarrarse. No tienen derecho a hablarnos de derecho ni de leyes, mientras arde el incendio", reprendió Jorge Matzkin (PJ-La Pampa), titular de la Comisión de Presupuesto.
Fue una madrugada cargada de mezquindades políticas tras una semana de desborde social.
"Es una vergüenza este espectáculo que brindamos en el Congreso, mientras sigue caliente la sangre de quienes murieron en los actos de saqueo", bramó Alicia Castro (Frente para el Cambio).
La larga jornada concluyó con ánimo festivo para muchos, y la desazón evidente en otros, que se esfumaron no bien finalizó la extensa asamblea. Rodríguez Saá los había despabilado con un inusual discurso; ése era su objetivo. "Veremos si puede cumplir", deslizó un flamante legislador oficialista.
El flamante Presidente interino elevó exultante su mirada hacia los palcos del Congreso, desbordantes de euforia. Era el momento más esperado de su vida. Frente al texto de la Biblia, donde acababa de jurar, el sucesor de Fernando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá (PJ), saludaba a la Asamblea Legislativa con los brazos en alto. Sólo el PJ aplaudía a rabiar; la oposición permanecía en silencio.
La gran mayoría del abanico opositor se negó a avalar al nuevo mandatario. Con discursos críticos, cuestionaron la embestida del PJ de imponer, en la misma asamblea y merced a su mayoría numérica, que el sucesor de Rodríguez Saá se defina por un sistema de lemas en las elecciones que se celebrarán el 3 de marzo. La maniobra es "inconstitucional", advirtieron una y otra vez a lo largo de doce horas de extenuante debate.
"La gente no pide elecciones, pide soluciones. Debemos ponernos a trabajar ya en conjunto para sacar al país de la crisis", fue el denominador común de los discursos radicales.
Más severo, el ARI -que comanda la ya candidata presidencial Elisa Carrió- cuestionó, además, la figura del nuevo Presidente. "No se puede votar a alguien que hizo abuso de poder y violó la división de poderes", argumentó la diputada.
Rodríguez Saá parecía inmune a las críticas. Y desplegó, enfático, un discurso cargado de anuncios de fuerte impacto político y económico. La intención, clara, era demostrar decisión y ejecutividad. Y dejar en evidencia el contraste con la gestión saliente de Fernando de la Rúa.
Hubo de todo: desde el anuncio de que se crearían un millón de puestos nuevos de trabajo, la rebaja en los sueldos públicos, hasta la suspensión de los pagos de la deuda externa.
"¡Vamos a tomar el toro por las astas!", exclamó, ante una asamblea exaltada. El bloque del PJ se puso de pie y aplaudió exultante. Los legisladores de la Alianza tuvieron un instante de duda; habían permanecido impávidos a lo largo del discurso, pero el anuncio del puntano era algo que ellos querían escuchar hace tiempo.
Por todo ello, hacia el final se sumaron al aplauso general. Algunos con gran vehemencia.
"Es clarísimo: Adolfo no vino a quedarse 60 días (en la Presidencia); si pudiera, se quedaría 50 años", sintetizó con tono de broma un legislador del PJ. La impresión era generalizada entre sus pares: Rodríguez Saá había llegado para quedarse.
Inmunes a las críticas
Fiel a su estilo, el PJ no tardó en ostentar el poder recién recuperado. No le mellaban las críticas de sus opositores: su objetivo fue cumplido.
"Vamos por todo", anticiparon minutos antes de celebrar la asamblea. Y lo lograron: en una misma jornada designaron a Rodríguez Saá como Presidente, concretaron la convocatoria a elecciones y no dudaron en modificar el Código Electoral para imponer el sistema de lemas, aún a sabiendas de que con el voto forzaban la Constitución nacional.
Hasta el propio titular del bloque, de senadores del PJ José Luis Gioja (San Juan) pareció admitirlo. "A lo mejor (esta asamblea) está obviando algunos pasos; a lo mejor no es el mejor sistema", reconoció.
Semejante embestida no se logró sin el apoyo de algunos aliados. Fuerza Republicana (comandado por el tucumano Ricardo Bussi), Acción por la República (de Domingo Cavallo) y algunos partidos provinciales aportaron votos más que suficientes, ante la mirada resignada de los restantes partidos opositores.
El resultado de la votación fue contundente: 169 a 138 en favor del PJ. El recinto estalló en aplausos y desde los palcos se desplegaban banderas y fotos en favor del dirigente puntano.
Los rostros de resignación en el radicalismo eran indisimulables. Habían perdido agónicamente el poder, pasaron a ser minoría en ambas cámaras y, por si fuera poco, las 27 muertes ocurridas durante las últimas jornadas trágicas y el saqueo a supermercados marcaron el retiro obligado de su Presidente.
No obstante, muy pocos de sus discursos, a lo largo de la histórica asamblea, se atrevieron a una autocrítica.
El PJ no dudó en refregarles esta actitud. "El caos en materia fiscal es de una magnitud insospechada. No hay cómo agarrarse. No tienen derecho a hablarnos de derecho ni de leyes, mientras arde el incendio", reprendió Jorge Matzkin (PJ-La Pampa), titular de la Comisión de Presupuesto.
Fue una madrugada cargada de mezquindades políticas tras una semana de desborde social.
"Es una vergüenza este espectáculo que brindamos en el Congreso, mientras sigue caliente la sangre de quienes murieron en los actos de saqueo", bramó Alicia Castro (Frente para el Cambio).
La larga jornada concluyó con ánimo festivo para muchos, y la desazón evidente en otros, que se esfumaron ni bien finalizó la asamblea. Rodríguez Saá los había despabilado con su discurso; ese era su objetivo. "Veremos si puede cumplir", deslizó un flamante legislador oficialista.
Desconcierto en la oposición
- El discurso de la jura de Rodríguez Saá generó reacciones encontradas entre los legisladores de la oposición, especialmente en lo referente a la suspensión de pagos de la deuda externa. "Es el reconocimiento de la realidad. La tozudez del ex ministro Cavallo había hecho que se negara la verdad", señaló el senador radical porteño Rodolfo Terragno. También obtuvo buena repercusión entre varios diputados del Frepaso, como Irma Parentella y Carlos Raimundi, que calificaron como positivas las medidas anunciadas. En cambio, la radical bonaerense Margarita Stolbizer consideró "demagógico" el discurso.
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