El empresariado en pleno dio el presente en una cita con Massa
Unos 280 referentes del sector participaron de un almuerzo con el candidato, que criticó la "falta de previsibilidad" del actual gobierno
No fue el más locuaz de la mesa. Rodeado de empresarios de primera línea, Sergio Massa, candidato del Frente Renovador, pareció sentirse más cómodo en la conversación con la comensal de su derecha, Lili Sielecki, suegra del canciller Timerman y dueña de ese grupo farmacéutico, bodeguero y petroquímico. A Luis Etchevehere, líder de la Rural, que tenía a su izquierda, no le prestó tanta atención. Y el resto hacía, desde el otro extremo, esfuerzos por escuchar: Horacio Fargosi (Bolsa), Eduardo Eurnekian (Corporación América) y Héctor Méndez (Unión Industrial Argentina).
Pero la sola presencia del intendente de Tigre cuatro días antes de las elecciones supone ya un hecho político. Ocurrió ayer, en un almuerzo que el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) organizó en el hotel Alvear con 280 hombres de negocios.
Concurrencia masiva y calificada para estos tiempos. "Poco usual", definió un compañero de mesa de Massa. "Esto demostró que el empresariado está unido en la diversidad de la política", agregó Eurnekian. Completaban el recinto Juan Brochou (Citibank), Alberto Grimoldi, Federico Nicholson (Ledesma), Osvaldo Cornide, Adrián Werthein, Jorge Macri, Jaime Campos (Asociación Empresaria Argentina), Santiago Blaquier, Daniel Funes de Rioja (Copal) y Alfredo Chiaradia (Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos), entre otros.
La invitación tampoco fue inocente. Cicyp está presidida desde hace algunos meses por Eurnekian, probablemente el empresario más hábil que tiene la Argentina y a quien jamás se le pasaría por alto que estas convocatorias molestan al kirchnerismo. Massa lo deslizó en su exposición: "Ustedes tienen el valor de concretar este encuentro a pocos días de un comicio con un candidato que no es del oficialismo". El próximo invitado, Daniel Scioli, podría compensar parcialmente las cosas. Pero el gobernador, que almorzará en octubre, ofrece también un costado ambivalente: su perfil, aunque kirchnerista, encaja en las preferencias de las corporaciones.
Massa planteó en muchos pasajes lo que el auditorio quería escuchar. Describió un escenario de "falta de previsibilidad y mirada de largo plazo"; dijo que la industria estaba perdiendo competitividad no sólo por el tipo de cambio, sino también por una combinación de costos que incluyen a las provincias; se manifestó en favor de la división de poderes, y aludió al acuerdo con Chevron del modo más elemental: "Que no haya que sacar un decreto puntual para que vengan inversiones en hidrocarburos, sino confeccionar un marco jurídico". Casi el credo de las cámaras empresariales. ¿Qué le pareció?, le preguntó LA NACION a Méndez, el líder fabril. "Muy bueno -contestó-. Tocó los temas que hay que tocar."
Es la apuesta del establishment. No tanto por convicciones de las que algunos todavía recelan, sino por capacidad de erigirse como alternativa al kirchnerismo, un movimiento que suponen agotado. "Pretendió dar la imagen de un político de la nueva especie", resumió Fargosi. ¿Confía en él?, se le preguntó a otro empresario de alto perfil. "No, pero igual lo voy a votar", dijo.
Las preguntas explicaron al auditorio. ¿Qué haría con las acciones de las empresas que el Estado tiene ilegítimamente?, partió desde una mesa. Ahí, el invitado incomodó. "Es un tema que conozco muy bien porque me tocó ser jefe de Gabinete cuando se decidió pasar al sistema público. El sistema de capitalización, como régimen único jubilatorio, fracasó, se quieran convencer o no, aunque pueda serlo como régimen complementario. Seis de cada diez jubilados iban a contar con un haber inferior a la mínima o nulo".
Alguien preguntó sobre la ley de medios. Otro dardo peligroso. "Si apostamos a una Corte independiente, lo que tenemos que hacer es que decida sin presiones y, resuelva como resuelva, lo tenemos que respetar, pero sin presiones de empresarios y de la política", dijo Massa, que había ya preparado el terreno durante su discurso con la única frase que le reportó un aplauso: "Apostamos a una absoluta independencia de la Corte Suprema y del Poder Judicial".
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