El escaso margen kirchnerista para chavizar
Nunca como ahora tantos empresarios argentinos temieron que detrás de la pregonada "profundización del modelo" que el kirchnerismo llama a plebiscitar en las elecciones se oculte una "chavización" de la economía, con más nacionalizaciones de empresas. Frente a tanto pánico, cabe dudar de que los Kirchner tengan suficiente margen después de los comicios para radicalizar sus políticas.
Cuando funcionarios como Florencio Randazzo se preocupan por aclarar que pensar en una "chavización" es un "disparate", habría que interpretar que en el propio Gobierno se sabe que el escenario poselectoral no tolerará cualquier aventura, aunque tampoco vaya a implicar necesariamente un giro de 180 grados.
Incluso en sectores del oficialismo, hay coincidencia en que la segunda mitad del año nos depararía una mayor caída económica, un crecimiento del desempleo y de la pobreza, un aumento de las presiones sociales, una actitud más agresiva de la CGT en procura de espacios de poder, un debilitamiento del kirchnerismo en el Congreso, serios problemas fiscales en no pocas provincias y cuentas nacionales en declinación.
Frente a ese panorama, en el que cada apoyo al grupo gobernante en el Poder Legislativo será más costoso y en el que probablemente la Presidenta pase a transformarse en el clásico pato rengo propio del inminente fin de un ciclo, se requerirá un gobierno más dialoguista y más parecido al de Eduardo Duhalde que al de los últimos seis años.
La suerte del kirchnerismo está prácticamente echada en cuatro de los cinco grandes distritos del país. Hasta en la Casa Rosada se descuentan abultadas derrotas en la Capital, en Córdoba y en Santa Fe, distritos en los cuales el oficialismo podría retener sólo dos o tres de las 10 bancas de diputado que renueva en conjunto. También estiman que serán vencidos en Mendoza.
El mayor consuelo K sería ganar en la provincia de Buenos Aires -aun cuando pierdan varios de los 20 escaños legislativos que ponen en juego- y consolidarse como primera minoría en el orden nacional, con alrededor del 35 por ciento de los votos.
Hay no pocas dudas de que el kirchnerismo alcance ese porcentaje que, en última instancia, estaría 11 puntos debajo del obtenido por Cristina Kirchner como candidata presidencial y ocho debajo del logrado para diputados en 2007.