El Gobierno cree haber acotado la crisis del Senado
El Gobierno logró ayer aplacar, al menos por ahora, el escándalo de los presuntos sobornos en el Senado como consecuencia de la asistencia espontánea a la Cámara alta, anteanoche, del ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, que desmintió la versión.
En su larga exposición, el ministro negó que la Casa Rosada hubiera pagado favores personales en la sanción de la ley de reforma laboral, en abril último.
Desde temprano, el Gobierno interpretó la actitud frontal de Flamarique como un triunfo político. El presidente Fernando de la Rúa llamó por teléfono al ministro para felicitarlo a primera hora de ayer, tras el debate que sólo había terminado a las 2 de la madrugada.
En el Senado se interpretó que el gesto logró relativizar la sospecha de corrupción. Los argumentos de los senadores en el informe de Flamarique resultaron menos contundentes de lo esperado.
El senador Antonio Cafiero (PJ) confió estar descolocado por la exigencia de la Alianza para que identificara a los presuntos beneficiarios de las coimas, de las que dijo tener certezas, pero no pruebas. El vicepresidente Carlos Alvarez ratificó que se "investigará a fondo" el caso. Y reunió a la mesa nacional del Frepaso para brindarle un apoyo general a Flamarique, que proviene de esa fuerza política. Participaron del encuentro el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide. Alvarez declarará hoy como testigo ante el juez federal Carlos Liporaci en la causa en la que se investigan los supuestos sobornos. Sin embargo, en medios judiciales existe escasa expectativa de que se esclarezca e l caso.
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