El Gobierno descalificó el acuerdo Pro-UCR y lo comparó con la Alianza
Aníbal Fernández dijo que el pacto representa a "la derecha rancia y espantosa"; Wado de Pedro y Randazzo también lanzaron críticas; la Presidenta se mostró ajena al acuerdo e hizo anuncios
Mientras Cristina Kirchner se concentraba en su propia campaña con una batería de anuncios junto con sus candidatos en Santa Fe, los funcionarios de su gobierno y todo el arco oficialista descargaron sus críticas al acuerdo entre la UCR y el macrismo, al que tildaron de la "nueva alianza", integrada por una "derecha rancia y espantosa" que está al servicio de "Magnetto y Techint".
La dura reacción de la Casa Rosada habló por sí sola del malestar que generó puertas adentro del Gobierno la conformación de un polo opositor unificado que pueda hacer tambalear las chances de reelección del kirchnerismo.
Tras el primer impacto que provocó el reciente pacto electoral, desde los ministros hasta los postulantes descalificaron el acuerdo, y sobre todo acusaron al radical Ernesto Sanz, el autor del acercamiento con Mauricio Macri.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, abrió ayer la cadena de críticas. Desde la puerta de la Casa Rosada, apuntó contra el presidente del radicalismo, dijo que Raúl Alfonsín "hubiera llorado largamente" y acusó a Mauricio Macri de carecer de "luces" para gobernar.
"Sabemos lo que piensa Sanz de la Asignación por Hijo, lo que ha hecho Macri con el subte o con la Ucep que cagaba a palos a la gente... Ésta es la visión que tiene esta derecha espantosa que les están mostrando a los argentinos", se indignó. "La historia vuelve a repetirse con una nueva alianza con objetivo electoral que ya no tiene contenido político", los desautorizó. A estos cuestionamientos se sumó el secretario general de la Presidencia, Eduardo "Wado" de Pedro. Desde su cuenta en Twitter, el funcionario sostuvo que los integrantes del acuerdo sellado en Gualeguaychú "siguen al pie de la letra instrucciones de Techint y Magnetto".
"Algunos dirigentes de la UCR dejaron de lado las ideas de Yrigoyen y Alfonsín para ponerse al servicio de los intereses de los poderosos", remarcó. La misma línea argumentativa usó el gobernador de Entre Ríos y precandidato presidencial, Sergio Urribarri. "Han elegido el cómodo lugar de estar blindados por los grandes medios y seguir las directivas que les dictan desde esos poderes", se quejó sobre Sanz, Macri y Elisa Carrió, e insistió en destacar que "representan lo más rancio de la política argentina".
Desde Córdoba, otro de los precandidatos, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, consideró que los dirigentes "responden más a cuestiones de oportunismo que a las necesidades que tiene el conjunto de la sociedad" y vaticinó que parte de radicalismo "desencantado" votará por el Frente para la Victoria. Incluso, hasta dijo que él mismo recibirá el apoyo del socialismo de Santa Fe.
El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, que anteayer fue el primero en rememorar el experimento de la alianza, se apartó de la pelea y se plantó como el responsable de "unir a todos" detrás de su candidatura.
En el Gobierno todavía consideraban prematuro hacer un diagnóstico sobre el impacto real que tendrá en las próximas elecciones el acuerdo opositor que incluye a la UCR, Pro y la Coalición Cívica, pero reconocían que una polarización marcada perjudicaba cualquier posibilidad de un triunfo en primera vuelta.
En principio, la estrategia del oficialismo será emparentar a los dirigentes que integraron el pacto con las ideas de derecha para confrontar proyectos en caso que deban disputar un mano a mano después de las primarias del 9 de agosto.
Por supuesto, todos recordaron el corto gobierno de la alianza entre el radicalismo y el Frepaso en 1999, una consigna que repetirán en adelante como eslogan de campaña para remarcar la crisis en la que ingresó el país en 2001 y azuzar con el miedo al pasado.
La Presidenta, en tanto, se mantuvo ayer al margen de las novedades partidarias y evitó toda mención en la cadena nacional que encabezó por la tarde. El acto, en el que se firmaron obras para Santa Fe y tuvo a Omar Perotti y Alejandro Ramos, la fórmula kirchnerista para la provincia, en primera fila, fue el punto de partida de una campaña que la tendrá como protagonista. Cristina Kirchner se concentró en la agenda positiva y anunció, en una suerte de reconciliación tardía con el campo, un esquema de subsidios a los productores.
Guerra de afiches en las paredes porteñas
Acelerada por el acuerdo Pro-UCR, la campaña de afiches engañosos parece estar comenzando. Ayer pudieron verse dos afiches muy curiosos: el primero de ellos, firmado por el ignoto grupo "Los Álvarez", reza: "Cristina Kirchner gobernadora 2015". El segundo, menos creíble, habla de una fórmula "Macri presidente, Cavallo vice", con el logo Pro.
De la Rúa avaló la nueva alianza
El ex presidente Fernando De la Rúa avaló el acuerdo que aprobó la Unión Cívica Radical, su partido, y Pro. "Hay que respetar lo que se resolvió. Lo importante fueron las decisiones con miras a una renovación trascendente por el cambio de poder en la Argentina", señaló en Radio Del Plata.
"Hacía falta que un partido como la UCR mostrara cómo se resuelven las cosas hablando, discutiendo y respetando la decisión de las mayorías", dijo De la Rúa sobre lo que fue la convención radical en Gualeguaychú.
Sobre el futuro de la UCR tras la convención, el ex presidente opinó: "No fue una ruptura. Simplemente se unieron fuerzas que en la dispersión no se construyen".
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