El Gobierno endurece los controles y amenaza con sancionar "abusos"
Capitanich anticipó que ampliará el monitoreo y hay preocupación por el impacto del dólar sobre la inflación; apuran la puesta en marcha del plan Precios Cuidados en el interior
Después de la suba del dólar y ante el temor de un alza de la inflación, el Gobierno apuesta a reforzar el control de precios con un monitoreo más estricto y extendido a otras áreas, más allá de la canasta de productos acordados con los supermercados.
Puertas adentro, una de las preocupaciones centrales es morigerar el impacto de la devaluación del tipo de cambio, al que quieren sostener, con pequeñas fluctuaciones, en alrededor de 8 pesos. Según dijeron fuentes oficiales a LA NACION, la intención es avanzar en una vigilancia detallada de los distintos eslabones de la cadena de valor y aplicar sanciones para los que "especulen" con aumentos.
Ayer, generó sorpresa y malestar en el oficialismo la advertencia de Alfredo Coto, dueño de una de las más importantes cadenas de hipermercados, al decir que la crecida del dólar "hará oscilar costos".
Sin mencionarlo, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ensayó una réplica y buscó enviar una señal al resto de los empresarios: ratificó la vigencia sin modificaciones del plan Precios Cuidados, amplió la supervisión a insumos industriales y sostuvo que actuará "con todo el rigor de la ley" en casos de abusos.
El funcionario, que estuvo ayer en la Casa Rosada, dejó sentada la postura oficial con siete mensajes en su cuenta de Twitter. A un día de la entrada en vigor de la flexibilización del cepo el equipo económico trabajó en pleno con signos de agotamiento después de una semana frenética. La tarea más pesada es terminar la reglamentación de la norma y el sistema informático que ejecutará la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), a cargo de Ricardo Echegaray. Sin aparición pública ayer, el ministro de Economía, Axel Kicillof, estaría hoy en el ciclo de TV oficialista 6,7,8.
Con Cristina Kirchner de viaje oficial en Cuba, los funcionarios aguardan con inquietud la prueba de fuego de mañana, cuando vuelvan a operar los mercados. Si bien no dan pistas concretas, dejaron entrever que hay más medidas previstas y generan un clima de expectativa, luego del volantazo que implicó el anuncio de anteayer.
Como un dique para contener subas, el Gobierno apura la puesta en marcha del acuerdo de precios en el interior, en una versión acotada a 89 productos. El jueves pasado hubo una reunión del secretario de Comercio, Augusto Costa, con los ministros de Economía provinciales. Paralelamente, el jefe de Gabinete seguirá con sus encuentros con referentes de las cadenas de valor y, según pudo saber LA NACION, mañana es el turno de los sectores apícolas y arroceros.
Costa estará, además, a cargo de supervisar el costo de electrodomésticos, artículos electrónicos, automotores y otros bienes con alto componente importado. También están en la mira los insumos de uso difundido, como acero, aluminio y plástico, que son clave porque marcan referencia en la estructura de precios. Según adelantó Capitanich, habrá un "monitoreo permanente" para garantizar abastecimiento y "precios razonables". No explicaron cómo abordarán ese control, mucho más ambicioso que el plan actual, que, aún así, no logró arrancar en todo el país.
El Gobierno vuelve a dirigir su lupa hacia los grandes jugadores y las posiciones dominantes. En esa línea, hace diez días el jefe de Gabinete citó como ejemplo a corregir a la siderúrgica Acindar, a la que le adjudicó una "variación de precios en dólares" al comparar con el mercado internacional. Para esos casos, la idea del ministro coordinador es empoderar al Tribunal de Defensa de la Competencia, bajo la órbita de la Secretaría de Comercio.
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