La reforma del régimen de trabajo. El Gobierno festeja con euforia la flexibilización
Indisimulable: el jefe del Estado felicitó a los legisladores del oficialismo y a sus socios provinciales; los otros compromisos con el FMI.
No hicieron falta bebidas alcohólicas para que el presidente Carlos Menem y su gabinete brindaran ayer en media decena de ocasiones: el éxito de los diputados del oficialismo por sancionar en la madrugada de ayer la reforma laboral embriagó a los funcionarios, quienes no dudaron en calificar a la flamante legislación como "el avance y el triunfo de la democracia", según la definición del ministro de Trabajo, Antonio Erman González.
"Como titular del Poder Ejecutivo felicito a los diputados del justicialismo y a los socios que los acompañaron en esta espectacular e histórica jornada", dijo el jefe del Estado, en el comienzo de la reunión del gabinete nacional que se celebró en la residencia presidencial de Olivos.
En realidad, las palabras del Presidente fueron luego volcadas en un comunicado de prensa de la secretaría de Prensa y Difusión y difundidas entre los periodistas, en una especie de divulgación oficial de la euforia que caracterizó a la primera y la segunda líneas del gobierno nacional.
Hubo también un párrafo especial dedicado al diputado Claudio Sebastiani (PJ-Buenos Aires). "Fue duro, aunque no justo. Pero lo felicito", aseguró Menem.
Como se recordará, la presencia de Sebastiani fue determinante para que el justicialismo obtuviera el quórum (129 diputados) para comenzar a sesionar, un hecho que se había visto frustrado en las tres semanas previas. El entonces titular de la UIA (luego de haber dado quórum presentó su renuncia a esa entidad industrial, de lo que se informa en la sección Economía & Negocios).
Críticas
A la par de las congratulaciones, se reiteraron también las críticas presidenciales hacia la oposición: "Al tiempo, lamento la actitud de los que, por falta de ideas alternativas y persiguiendo mezquinos intereses partidistas, entorpecieron el normal funcionamiento de las instituciones".
La reunión de gabinete abundó en manifestaciones de euforia, apretones de mano, palmeadas de hombros y choques de pocillos con café y vasos con agua. Incluso, se escuchó un "miniaplauso" para el jefe de la bancada de los diputados del PJ, Humberto Roggero (Córdoba), quien confesó sentirse "libre de stress", por lo que, anunció, retomará su rigurosa dieta.
La distensión de ánimos fue el denominador común en varios funcionarios y fue el propio Presidente quien alentó este estado mediante el uso de superlativos acerca de actuaciones particulares.
Mencionó, como ejemplos, la de González y la de Roggero, según comentó a La Nación uno de los destinatarios de dichos gestos.
También fue Menem quien se encargó, cuando ya mediaba el cónclave, de recordar que, con la sanción de la reforma laboral, la Argentina cumplía sólo con uno de los compromisos asumidos ante el FMI. Inmediatamente, mencionó otra de las promesas: la reforma tributaria.
Ante ello, Roggero pareció ponerse tenso, conforme interpretó uno de los presentes que rápidamente aclaró que el legislador fue presuroso en comprometerse a avanzar en las negociaciones en ese sentido en el Congreso.
En otras palabras, a intentar nuevamente acordar la pretendida generalización del IVA en los medios de comunicación, un punto que genera fricción aún dentro del bloque del PJ, donde uno de los más reticentes a esta iniciativa es el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri.
A Pierri, Menem le reclamó además "gestiones para, al menos, debatir" el proyecto de ley de financiamiento educativo antes del viernes próximo.
Esta idea, al igual que la del financiamiento educativo, es impulsada por la ministra de Educación, Susana Decibe (propone incrementar en un uno por ciento los impuestos sobre los automóviles, embarcaciones y aeronaves para incrementar, a la vez, el salario de docentes).
Pero esta propuesta es rechazada por el ministro de Economía, Roque Fernández, de viaje por Washington. De todos modos, un vocero de Fernández consultado por La Nación esbozó una respuesta a la solicitud presidencial.
"Impulsar ese proyecto en medio de una crisis económica internacional es emitir una pésima señal a los inversores extranjeros", aseguró el vocero.