El gobierno porteño relativiza la huelga
Para el gobierno porteño, el paro nacional al que adhirieron los gremios docentes de la ciudad y por el que se perdieron cuatro días de clase no es sinónimo de crisis.
Sin desconocer el impacto ni el problema de que se extienda en el tiempo, las autoridades porteñas se abrazan a que el acatamiento a la medida de fuerza bajó entre la semana pasada y ésta y confían en que la puja se resuelva por desgaste y por una suerte de efecto cascada, que comience diluyendo el reclamo nacional y termine por distender el conflicto.
"En la ciudad, el paro no tuvo fuerza. Una huelga con una adhesión promedio de 45% promedio el 6 y el 7 de marzo y de 30% esta semana no habla de una crisis en el sector educativo. En la Capital sólo estuvo cerrado el 1% de las escuelas. La educación está en marcha y seguimos trabajando con los docentes para mejorar la calidad educativa", evaluó, en un diálogo con LA NACION, la ministra de Educación, Soledad Acuña.
Antes de quedar al frente del área, Acuña fue funcionaria de Esteban Bullrich, cuándo el actual ministro nacional ocupaba ese lugar en la ciudad. Recuerda bien los últimos seis años en los que las clases empezaron sin problemas en el distrito.
"Los docentes porteños están acostumbrados al diálogo. Este paro nos tomó por sorpresa. La tradición en la ciudad es ponernos de acuerdo con los chicos en las aulas y al margen de la política", destacó Acuña.
Es desde ese antecedente que la ministra plantea, al igual que la Casa Rosada y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, que la puja salarial con los maestros tiene "claras" motivaciones políticas. En el detalle incluye las elecciones legislativas de octubre y los intereses de algunos gremialistas.
La ministra evita referencias puntuales, pero insiste. "Se están jugando otros intereses que tienen que ver con la representación de los sindicatos a nivel nacional." Roberto Baradel irrumpe en el panorama, aunque Acuña no lo nombre. El líder del Suteba se juega este año su continuidad al frente del gremio bonaerense y sueña con esa renovación como trampolín para liderar la CTA.
Suba salarial
Pese a la resistencia unánime de los 17 gremios que conviven en la ciudad, la discusión salarial está cerrada. Acuña la selló esta semana cuando dispuso que los sueldos de este mes se paguen con una suba del 10% (el sueldo inicial quedará en $ 13.000). Esa es la primera cuota de la oferta oficial que los sindicatos rechazaron. También se harán descuentos a los maestros que pararon.
Para la ministra, esa decisión da por superada la puja por los aumentos y permite abordar otros temas que considera clave, como la formación docente y la mejora de la infraestructura de las escuelas. "No tenemos previsto volver a convocar a los gremios por salarios. Sí por los otros temas", detalló.
Dos semanas después del inicio de clases, el conflicto no cede y la posibilidad de que las partes acerquen posiciones parece muy lejana. Hasta anoche, la adhesión de los gremios porteños al paro del martes y el miércoles próximos era un hecho. ¿Qué se puede esperar ante ese estado de cosas?
Acuña dice no tener dudas. Está convencida de que el paso de los días terminará erosionando la huelga como mecanismo de presión. Cree, además, que las fisuras incipientes en el frente gremial bonaerense terminarán por derramar en la ciudad. "La lucha la están dando los docentes en las aulas", concluyó.
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