El Gobierno precipitó la interna en Coninagro
Su presidente pediría licencia
Fernando Gioino, presidente de Coninagro, una de las cuatro entidades que lideran la protesta del campo, quedó ayer al borde de la renuncia. Anteayer, Gioino y el presidente de SanCor, Oscar Carreras, se habían distanciado del resto de la dirigencia ruralista tras un encuentro con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, pero esa actitud fue desautorizada por el consejo de administración de Coninagro.
Ese órgano de conducción, integrado por 10 directores -Gioino incluido-, decidió ayer por 9 votos a 1 seguir integrando la comisión de enlace del sector agropecuario, junto con Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), la Sociedad Rural y la Federación Agraria, y desde allí continuar negociando un acuerdo con el Gobierno que permita superar el conflicto.
Ayer, como Gioino no estuvo en la Capital Federal, el vicepresidente de Coninagro, Carlos Garetto -que representa a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA)- asumió su lugar en el encuentro que mantuvieron los principales ruralistas en la sede de la Sociedad Rural, en el microcentro porteño. Garetto tranquilizó a los demás dirigentes al confirmarles que la decisión mayoritaria de las diez federaciones de cooperativas que integran Coninagro es seguir apostando al diálogo con el Gobierno desde la unidad de las cuatro entidades agropecuarias.
Si bien Garetto no se refirió a la situación de Gioino, en la Rural circuló la versión de que el presidente de Coninagro pediría licencia en su cargo hasta que finalice su mandato. Gioino, que siempre lideró el sector más dialoguista del campo, no respondió los mensajes que ayer y anteayer le dejó LA NACION en su teléfono celular. También se especuló con la posibilidad de que SanCor abandonara Coninagro.
Condición
Según fuentes ruralistas, ante Gioino y Carreras, ambos representantes del sector lechero, la Presidenta se habría comprometido a auxiliar financieramente a SanCor siempre que Coninagro, un conglomerado de cooperativas agrícolas, ganaderas, lácteas, algodoneras, vitivinícolas, frutícolas y yerbateras, entre otras, no se sumara a una nueva protesta del campo.
Desde que el Gobierno decidió controlar los precios de la leche, con un primer acuerdo que se puso en marcha hace dos años, a SanCor no le quedaron muchas otras opciones que seguir las directivas oficiales. Integrante de Coninagro, se ha venido destacando por el buen diálogo que Carreras supo cultivar con funcionarios de primera línea. "Yo estoy para hablar directamente con el Gobierno", les ha dicho en más de una oportunidad a sus colaboradores más íntimos.
Carreras ha sostenido la relación con el Gobierno aun cuando los asociados a la cooperativa, más de 1600 tamberos, no quieren los controles de precios. En parte por tener que ajustarse a una política de precios digitados, SanCor perdió 121,4 millones de pesos al cierre del ejercicio del 30 de junio del año último. Demasiado para una empresa que llegó a acumular una deuda de US$ 200 millones y que recién ahora parece empezar a recuperarse con un préstamo por US$ 135 millones otorgado por Venezuela.
El préstamo que recibió de manos del presidente Hugo Chávez sobrevino después de una fuerte oposición del entonces presidente Néstor Kirchner a que la compañía pasara a manos de Adecoagro, un grupo argentino con inversores extranjeros entre quienes se destaca el magnate George Soros.
Con compensaciones por más de 343 millones de pesos repartidos por el Gobierno a un pelotón de quince industrias lácteas, SanCor también se ha beneficiado con la política de subsidios. Junto con La Serenísima, ha acaparado la mayor parte de las compensaciones ya otorgadas.
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