El Gobierno quiere que el país sea confiable
La Argentina va a expresarle al mundo que ya aprendió la lección y que no mentirá más en sus metas económicas. También le dirá a Estados Unidos que ahora persigue objetivos realizables, aunque con limitaciones sociales. Y a los gobiernos europeos, cuyas empresas quizá fueron las más perjudicadas por la devaluación de la moneda, que este cambio de reglas de juego fue sólo "un tropiezo".
Con este paquete de instrucciones presidenciales y expectativas oficiales en su valija, el canciller Carlos Ruckauf iniciará hoy su primer viaje oficial por los Estados Unidos, España e Italia, en el que se reunirá con importantes personalidades del Primer Mundo.
En el Gobierno no esperan que esta gira arroje resultados económicos rimbombantes o el anuncio de la tan esperada ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) para inyectar oxígeno a la ahogada economía argentina.
La meta que se propuso el presidente Eduardo Duhalde -¿más modesta?- es que Ruckauf restablezca los puentes con el mundo desarrollado y que la Argentina vuelva a ganarse la confianza del exterior. Y sobre esto el canciller deberá trabajar duramente para contrarrestar las imágenes de los cacerolazos, la violencia y la crisis devastadora que recorrieron el planeta.
"Duhalde quiere integrar la Argentina al mundo. Por eso, vamos a expresar que hemos aprendido la lección, que no se puede mentir y que cumpliremos con un programa económico sustentable", explicó ayer a LA NACION el vocero presidencial, Eduardo Amadeo.
El canciller partió de Buenos Aires con expresas directivas de Duhalde de centrar su discurso en dos tipos de explicaciones.
Por un lado, convencer a los funcionarios norteamericanos de que el gobierno argentino quiere iniciar "un diálogo adulto sobre objetivos realizables y consecuentes". Y, por el otro, plantear a los europeos que el cambio de plan económico fue sólo "un tropiezo", según palabras del propio Amadeo, y que "el país quiere construir una relación a largo plazo, para que las empresas extranjeras puedan quedarse e invertir en la Argentina".
El vocero presidencial enfatizó que los gobiernos de España y de Italia deberán aceptar que "las inversiones se miden en decenas de años" y que "las empresas ganaron mucho en el pasado, perdieron en el presente y queremos que ganen en el futuro. Por eso -dijo- vamos a rever los contratos".
Amadeo, además, se mostró confiado en que "si armamos una estructura seria, sin duda que nuestro país va a seguir siendo atractivo".
Relación con el Fondo
En la Casa Rosada prefieren no ponerse plazos ambiciosos para cerrar un acuerdo con el FMI de desembolso de recursos. Primero apuestan a presentar un presupuesto 2002 con metas realistas (se enviaría al Congreso el fin de semana próximo), luego terminar de diseñar una política fiscal y monetaria y, por último, se iniciarán las conversaciones formales con el organismo de crédito internacional.
"En este viaje, no es un problema de dinero. Eso será la consecuencia de una relación seria, de demostrar que somos confiables -indicó Amadeo-. Además, el Fondo deberá comprender nuestra situación y que también es imposible seguir causándole dolor a la gente."
A criterio del oficialismo, Ruckauf llegó a los Estados Unidos con algunos antecedentes auspiciosos. Anteayer, el diario estadounidense The Washington Post escribió en una de sus páginas que Duhalde experimentó una "rápida evolución" y pasó a "ser más pragmático que populista". La opinión de este prestigioso matutino diluyó el fantasma que, en un principio, había temido Duhalde de que lo compararan con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
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