El Gobierno reaccionó y ligó a Reutemann con el menemismo
Aunque intenta no criticarlo públicamente, Néstor Kirchner no tolera la diferenciación de Carlos Reutemann. Menos, a tan poco tiempo de las elecciones. Por eso ayer el ex presidente ordenó dar una respuesta escueta pero filosa hacia el ex gobernador de Santa Fe y candidato a senador.
Directamente, la Casa Rosada lo emparentó con el menemismo. "En Olivos ya no se toma más champagne", dijo el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y para que no quedaran dudas agregó: "Se nota que le quedaron recuerdos del pasado". Una frase con la que buscó marcarle la cancha. Fue después de que Reutemann había descartado reconciliarse con Kirchner: "El 29 de junio no voy a estar en Olivos levantando una copa para celebrar".
Kirchner se conformó ayer, al menos, con que las diferencias que marcó Reutemann habían sido sobre la política agropecuaria. Pero en privado, analiza: "Por qué no se queda callado si ya gana la elección". El ex presidente y candidato a diputado nacional por Buenos Aires sabe que un triunfo contundente del santafecino abre las puertas a que el peronismo desencantado con su actual conducción se vuelque detrás del ex piloto de Fórmula 1 de cara a las presidenciales de 2011. No pretende enfrentarlo, pero tampoco dejarle pasar su marcada tendencia a diferenciarse del kirchnerismo.
El enojo en Olivos se sintió fuerte. Si alguna vez el ex presidente pensó en la figura de Reutemann para conservar su proyecto en caso de una derrota bonaerense, y por eso cuidó las formas con el santafecino, las últimas encuestas que le llegaron esta semana al ex presidente le allanaron el camino para salir a criticarlo. De alguna manera, según analizan en la Casa Rosada, también es una forma de volcar finalmente su apuesta hacia el gobernador bonaerense, Daniel Scioli.
Uno de los funcionarios que más conoce a Kirchner contó a LA NACION que el ex presidente ya insinúa en sus diálogos privados que su candidato para 2011 será el gobernador. La suerte de Scioli está atada a la de Kirchner en esta primera parada hacia la carrera presidencial que serán las elecciones legislativas. "Nosotros estamos ya hablando de construir el poskirchnerismo", confió un secretario de Estado. Así lo explica: "Eso significa construir nuevos dirigentes, gente de entre 45 y 50 años, que puedan conservar el modelo sin volver a un prekirchnerismo".
Entre los funcionarios que frecuentan la quinta de Olivos sostienen que el hombre es Scioli. Para eso necesitan revitalizarlo con un triunfo el 28 de junio. En los sondeos que manejan en el Gobierno, siempre en boca de los principales colaboradores de Kirchner, su lista se impondría en la totalidad del distrito bonaerense por 7 puntos por sobre Francisco de Narváez. Las encuestas que ayer circulaban por los despachos oficiales hablaban de una paridad en el interior de la provincia, la zona más caliente por el conflicto con el campo. Y en la Casa Rosada creen que se podría ampliar la diferencia en detrimento del Gobierno. Intuyen que los más de 50 intendentes radicales volcarán la balanza en el interior rural hacia Margarita Stolbizer.
Por eso el resguardo de Kirchner está en el conurbano, donde los números hoy le dan, según encuestas propias, 12 puntos arriba de De Narváez. Allí es donde el ex presidente concentra su estrategia de campaña, y donde puso a jugar a todos los intendentes para que le garanticen un triunfo, su única obsesión hoy para poder pilotear al PJ hacia 2011.
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