El Gobierno rechaza la "violencia" contra Báez y sospecha de la "influencia opositora" en las protestas
Entre la crítica en voz baja a la "violencia" de los manifestantes y las sospechas sobre la oposición por "alentar el escrache" a un símbolo de la corrupción durante el kirchnerismo. Así reaccionaron desde el Gobierno el día después de la frustrada llegada al country Ayres de Pilar del empresario patagónico Lázaro Báez, a quien un conjunto de vecinos le impidiera anoche comenzar a cumplir con su prisión domiciliaria en ese espacio ubicado en el conurbano bonaerense.
"Al tema lo comentamos muy por arriba, pero la verdad fue una vergüenza todo", coincidieron dos voceros gubernamentales en relación a las piedras y huevazos con los que los manifestantes impidieron el paso al móvil policial que trasladaba a Báez. En la Casa Rosada, y más allá de no defender la inocencia de Báez en la acusación de lavado de dinero que pesa sobre él y que lo llevó a la cárcel en 2016, comentaban con ironía sobre algún tuit que pedía "que la próxima vez a Báez lo lleven con un camión de la AFIP, así no se le acercan" vecinos del country que, se supone, tendrían irregularidades con el fisco.
También dejaban trascender que en ese mismo country, emplazado a vera de la ruta Panamericana habrían pasado sus días otros personajes con "problemas con la Justicia" y a "ninguno de ellos se les hizo un escrache". Cerca del presidente Alberto Fernández prefirieron no comentar sobre el asunto hasta después de su actividad en Campana, prevista para este mediodía.
Desde otro despacho de Balcarce 50 reflexionaban sobre "cierto desborde emocional de mucha gente, a la que la pandemia la puso más intolerante y dispuesta a indignarse rápido". También apuntaron a la oposición, y a dirigentes como Elisa Carrió que justificaron la reacción contra la decisión judicial que, luego de casi cinco años de prisión preventiva sin condena, le concedió el beneficio de reclusión domiciliaria.
"La oposición está haciendo ahora lo mismo que el kirchnerismo duro hizo con (Mauricio) Macri al principio de su mandato. Se enemistan con mucha gente para siempre, igual que lo que le pasó al cristinismo", afirmó el funcionario, que reporta en el incipiente albertismo y que tomaba distancia de voceros del kirchnerismo duro que calificaron como "muestra de odio" las agresiones que terminaron con Baéz de regreso al penal de Ezeiza.