El kirchnerismo apuntó contra Pichetto por sus críticas a los "revolucionarios"
El jefe del bloque había ironizado sobre la actitud de algunos de los gobernadores
Sin posibilidad de defenderse, ya que tenía previsto hablar al cierre del maratónico debate, el jefe del Bloque Justicialista , Miguel Pichetto (Río Negro), se convirtió ayer en el blanco preferido de las chicanas de los senadores de las diferentes vertientes peronistas enfrentadas con su política de apoyo a la gobernabilidad de la administración macrista.
La estrategia pasó por facturarle las polémicas frases con las que el líder de la principal bancada de oposición viene castigando las posiciones radicalizadas del kirchnerismo y, también, de algunos de los miembros de su propia bancada.
"Nos dicen que somos guerrilleros, que somos incendiadores de pradera, lo único que falta es que digan que somos Al Capone", le enrostró ayer el vicepresidente de su bancada, José Mayans (Formosa), polea de transmisión del gobernador Gildo Insfrán al interior del bloque peronista de la Cámara alta.
Mayans planteó así lo que parece un enfrentamiento sin retorno entre Pichetto y el mandatario de Formosa, a quien aludió la semana pasada al quejarse de "los gobernadores que se han comprado el traje cubano de la revolución".
Con esa expresión Pichetto fustigó la rebelión de una media docena de gobernadores, liderada por Insfrán, en reclamo por una respuesta del PJ a la decisión del Gobierno de eliminar el denominado fondo sojero. El rionegrino ve detrás de esa jugada, y así se lo dijo en aquella tensa reunión del martes de la semana pasada, la mano de Cristina Kirchner, con quien el mandatario norteño mantiene una soterrada alianza política.
El kirchnerismo dio pasto ayer a esas sospechas y salió sin disimulo a abrazar a Insfrán, y también a devolverle gentilezas a su adversario interno, rechazando las imputaciones de Pichetto.
"Reivindicamos el derecho a decirle que no a este presupuesto, esto no implica que bajamos de la Sierra Maestra ni que quememos praderas", afirmó el jefe de la bancada del Frente para la Victoria (FPV), Marcelo Fuentes (Neuquén).
Mayans redobló la apuesta y también aludió a los comentarios sardónicos de Pichetto para reivindicar su enfrentamiento con el jefe de su bancada. "La revolución no es comunista ni anárquica (sic), sino que es justicialista"; afirmó. "Nuestra revolución es pacífica; la verdad y la razón, a la larga, siempre prevalecen", completó.
En la misma sintonía se manifestó la kirchnerista María Pilatti (FPV), en un interesado llamado a la unidad. "El único traje que deberíamos ponernos senadores como Pichetto y Mayans y todos y cada de los militantes políticos que alguna vez abrazamos un proyecto de liberación es el traje del general Juan Domingo Perón", afirmó.
Ese reclamo de unidad peronista amplia es, precisamente, lo que mantiene en tensión al peronismo en el Senado, que desde que asumió Mauricio Macri ya ha sufrido tres fracturas.
Mientras el kirchnerismo fogonea desde fuera del bloque la unidad detrás de Cristina Kirchner, sumando dirigentes que hasta no hace mucho eran duros críticos de la expresidenta, Pichetto mantiene su política de enfrentamiento con las posturas radicalizadas de La Cámpora y de otras agrupaciones políticas que orbitan alrededor de la senadora por Buenos Aires.
Esa fue la razón de la última fractura, ocurrida anteayer y protagonizada por los tucumanos José Alperovich y Beatriz Mirkin.
Si bien abandonaron el Bloque Justicialista con críticas al modelo económico del Gobierno, el telón de fondo del portazo es la necesidad de Alperovich de sustentar en la estructura kirchnerista sus ambiciones de enfrentar a Juan Manzur en las elecciones provinciales del año próximo. El gobernador logró alambrar el PJ tucumano de tal manera que el senador quedó sin posibilidades de vencerlo en una interna partidaria.
El resultado de esta pulseada es aún una incógnita, aunque en la sesión que se prolongó hasta esta madrugada Pichetto corría el riesgo de quedar acompañado apenas por un puñado de senadores.
Si bien el rionegrino logró frenar el cisma que agitó Mayans, aunque al final no lo concretó, todo indica que los sectores díscolos volverán a la carga. Pichetto lo sabe y prepara la siguiente movida de esta apasionante partida de ajedrez peronista.
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