El kirchnerismo todavía cree en la ventaja del conflicto con el campo
La reunión mantenida el viernes último entre el jefe de Gabinete y los dirigentes de la Comisión de Enlace de las cuatro entidades del campo -a la cual asistió brevemente la Presidenta- mostró que el oficialismo, determinado por la estrategia política del ex mandatario Néstor Kirchner, sigue pensando que el conflicto con el campo puede dar réditos políticos.
Usarlo como adversario ha sido una idea central durante el gobierno de Cristina Kirchner y eso explica por qué esta disputa ya lleva 16 meses y sigue sin tener perspectiva de resolverse.
Difícilmente pudo haber salido de ese encuentro un acuerdo, pero sí podría haberse logrado una tregua, si los representantes del Gobierno aceptaban discutir los reclamos del sector, estableciendo un plazo para poder resolver en qué medida podían ser satisfechas.
Pero las declaraciones del oficialismo y de los dirigentes rurales después de la reunión mostraron que ambas partes siguen lejos una de la otra.
Es que el Gobierno continúa sin asumir que la derrota electoral del 28 de junio produjo un cambio sustancial en la relación de fuerzas en el poder político.
Si el oficialismo hubiera asumido las posiciones que hoy asume, 16 meses atrás, posiblemente el conflicto podría haber sido resuelto.
Pero ahora el Gobierno está más débil por la derrota electoral y el campo más fuerte al mostrar en la elección que tiene peso e influencia política. Y, además, porque la presión del sector, tras más de un año sin soluciones efectivas, se ha agravado.
Adhesión al campo. El discurso del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, en la inauguración de la exposición anual de la entidad, recibió más apoyos que críticas.
A favor se pronunciaron los dirigentes de Unión Pro; Julio Cobos y Margarita Stolbizer, del Acuerdo Cívico y Social; gobernadores críticos del Ejecutivo como los de Chubut y San Luis; la UIA; voceros de AEA, y los dirigentes sindicales que apoyan al peronismo disidente. La inclusión en el discurso de menciones a la pobreza evidenció una coincidencia con el reclamo que viene realizando la Iglesia en el mismo sentido.
En contra se hizo oír la debilitada conducción de la CGT que ejerce todavía Hugo Moyano, los movimientos sociales kirchneristas y algunos dirigentes del Frente para la Victoria. Desde la izquierda no kirchnerista se registraron algunas voces críticas, pero que se ocuparon en marcar sus diferencias con el oficialismo.
Las simpatías del campo, medidas a través de los aplausos en la inauguración, fueron claras. Entre los presentes, el preferido fue Francisco de Narváez y, en las adhesiones de los ausentes, el más aplaudido fue el vicepresidente Julio Cobos.
Es así como el discurso de Biolcati registró un amplio espectro de elogios y coincidencias, lo que implica la debilidad del apoyo a la posición del Gobierno, que lo cuestionó.
Que el oficialismo siga sin advertir que enfrentar al campo le genera más desventajas que ventajas en lo político, es una evidencia más de que el matrimonio Kirchner, más allá de la convocatoria al diálogo, sigue sin asumir el claro mensaje de las urnas del 28 de junio.
* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría