El millonario crecimiento de una empresa creada por dos jubiladas

Las dos jubiladas tenían 76 y 63 años, el 4 de junio de 2003, cuando crearon Meldorek SA. Noemí Raquel Averza e Inmaculada Concepción Fazio registraron la empresa con 12.000 pesos de capital. En los papeles, para importar y vender electrodomésticos. Ocho años después, Meldorek tiene como principal accionista a Sergio Schoklender y un capital millonario que incluye dos aviones privados y un lujoso yate. Está, además, involucrada con las viviendas sociales que las Madres de Plaza de Mayo construyen con fondos estatales.

Según los registros del Boletín Oficial, Meldorek no fue la única empresa que crearon las ancianas, hoy de 84 y 71 años. Durante los prósperos meses de 2003, registraron otras 46 sociedades anónimas, todas por 12.000 pesos y 99 años de vida. Así nacieron Olwais, Esparkli, Taliber, Toliver y Babelgam, entre otras.

Menos de 20 días después de registrarla, el 23 de junio de 2003, las mujeres vendieron la empresa. En los papeles, el nuevo presidente fue Daniel Laurenti, un empleado bancario, y el director Oscar Gabriel Castillo, un cuentapropista vinculado a la construcción, los fletes y la venta de semillas, que ganaba menos de 20.000 pesos al año, según la AFIP.

A pesar de la ajustada situación económica que declararon, en poco tiempo Laurenti y Castillo registraron un significativo aumento del capital de Meldorek: el 6 de diciembre de 2006, el patrimonio pasó de $ 12.000 pesos a $ 2.022.000.

¿El motivo? Detrás de los cambios sociales y los domicilios declarados ante los escribanos que refrendaron cada acto, el verdadero dueño de la empresa era un financista de la City, quien puso a nombre de Meldorek una propiedad y dos aviones: un Pipper PA-31T Cheyenne II matrícula LV-MNR y un Cessna Citation.

Fue a través del piloto de uno de esos aviones, Gustavo Serventich, que Schoklender compró Meldorek al financista, en 2010. Según las fuentes consultadas, el ex apoderado de las madres –un aficionado al vuelo, que casi está en condiciones de obtener su licencia de piloto– necesitaba viajar frecuentemente para visitar los planes de vivienda que la Misión Sueños Compartidos, que pertenece a la Fundación de Hebe de Bonafini, construía en varias provincias.

De los activos de Meldorek, Schoklender sólo estaba interesado en los aviones, indicaron los viejos dueños de la empresa. Por esa razón, el 9 de octubre de 2009, Meldorek separaró de su patrimonio la propiedad de $ 1.785.276,87 y la entregó a Gorlac SA, según quedó registrado en el Boletín Oficial bonaerense, el 24 de noviembre de 2009.

Meldorek quedó con un patrimonio total de 2,3 millones de pesos, lista para ser vendida. Schoklender oficializó la compra el 26 de febrero de 2010. Según el acta del escribano Sebastián Reynolds, a la que accedió LA NACION, el ex apoderado de las Madres pagó 2.087.224 pesos para quedarse con el 90 por ciento del paquete accionario de Melrodek. Fue a comienzos del año pasado, a pesar de que el propio Schoklender viene argumentando que es empleado de la constructora, a la que le habría vendido patentes de invención.

El 10 por ciento restante del capital quedó en manos del piloto Serventich. Fue nombrado presidente del directorio Alejandro Gotkin, quien en los registros públicos aparece como empleado de la Fundación de las Madres. La compra fue inscripta ante escribano el 11 de enero de 2011 e ingresó a los registros públicos bonaerenses el 23 de mayo. Ayer, el boletín bonaerense publicó que Schoklender era el director de Meldorek.

Hasta ese entonces, Meldorek nunca había estado vinculada con la construcción, indicaron sus viejos dueños. Fue con la llegada de Schoklender que empezó a construir paneles para viviendas sociales, los mismos que luego serían utilizados en las casas de la Fundación, construídas con fondos nacionales. Schoklender era empleado de las Madres, dirigía el programa de construcción Sueños Compartidos y era el director y principal accionista de la empresa contratada.

También se dio un gusto. Según publicó la revista Noticias , Meldorek compró en 2010 un yate valuado en 420.000 dólares. De acuerdo con la publicación, Schoklender habría sido visto en el crucero por los vecinos de San Fernando.