El misterio del diplomático en las "reuniones paralelas" de Caracas
No estuvo allí un funcionario al que De Vido atribuyó haber participado de las gestiones
La Cancillería logró lo imposible. Uno de sus directores estuvo, al mismo tiempo, en dos capitales de América: Buenos Aires y Caracas.
Así surge de la versión oficial que difundió el Ministerio de Planificación Federal para negar que el asistente del ministro de Julio De Vido, José María Olazagasti, haya protagonizado una "reunión paralela" en la capital venezolana con ciertos empresarios argentinos, de la que excluyó a otros ejecutivos de este país, tal como consta en el cable diplomático reservado que LA NACION reveló el domingo 4.
Según el comunicado oficial del Ministerio de Planificación, un alto diplomático al que identificó como "Hammer" también participó de ese encuentro con los empresarios, el sábado 17 de abril. Sin embargo, ese funcionario no estuvo allí, según reconstruyó LA NACION de tres fuentes al tanto de lo ocurrido durante aquellos días en Venezuela.
El contrapunto se centra en el director de Integración Económica Americana y Mercosur, Natalio Jamer, que viajó a Caracas el domingo 18, es decir, un día después, según indicaron a LA NACION dos fuentes diplomáticas y un empresario al tanto de lo que pasó en la capital venezolana.
Según el comunicado ministerial, esa reunión clave se realizó el 17 en el hotel Tamanaco de Caracas. Y según la versión oficial, de ese encuentro también participaron "autoridades venezolanas y la cancillería argentina", representada por "«Hammer» y por integrantes de la embajada argentina en Venezuela".
La presencia de algún diplomático de la embajada argentina en Caracas también es incierta. Una de las fuentes consultadas por LA NACION indicó que podría tratarse del segundo de la misión, por debajo de la embajadora Alicia Castro. Pero si fue así, no hay constancias, ni envió luego un cable sobre esa cita.
Embajador de carrera, Jamer sólo inició el lunes 19 una seguidilla de reuniones en Caracas como parte de la Comisión Binacional de Alto Nivel (Coban), junto con otros diplomáticos y funcionarios de ambos países, incluido Olazagasti y el ahora embajador plenipotenciario de Asuntos Agrícolas de la Cancillería, Carlos Cheppi. Pero de esas reuniones, a su vez, no participaron los empresarios. Ni los que antes estuvieron con el secretario de De Vido, ni los excluidos por él.
El encuentro peculiar de Olazagasti con sólo algunos empresarios tampoco fue el único foco de conflicto durante aquellos días. "Hubo varios acuerdos que no pasaron por la Cancillería y que los del Ministerio de Planificación cocinaron por su cuenta", indicó otra de las fuentes.
Al día siguiente, el martes 20, los presidentes Cristina Kirchner y Hugo Chávez firmaron el convenio negociado por la Coban, en el que figuran varios programas de trabajo que la Corporación Eléctrica Nacional venezolana (Corpoelec) había acordado con firmas y entidades argentinas.
Entre esos programas, el 24° fue con el Grupo de Suministros de Empresas Argentinas de Materiales y Equipamiento Eléctricos (GESA). Pero allí no figuraron dos firmas que integran el grupo, pero que no coordinaban sus esfuerzos exportadores con el equipo de De Vido, Hidro-Grubert y EMA SA, que de inmediato comenzaron a reclamar ante ambos gobiernos.
Pero el contrapunto solapado entre Relaciones Exteriores y el equipo de De Vido excede ese caso puntual. "La Coban incluyó la negociación y la firma de cinco acuerdos políticos y 15 económicos de distintas áreas. Y la Cancillería se mueve by the book , no de manera discrecional, a diferencia de Planificación", afirman por lo bajo desde el Palacio San Martín.
Formado en el área de Comercio Exterior que se fusionó con la Cancillería durante los 90, Jamer pasó varios años al frente del consulado en Atlanta, Estados Unidos. Tras su retorno a Buenos Aires, pasó a trabajar justo por debajo de Eduardo Sigal, el autor del polémico cable diplomático que reveló LA NACION.
"La exclusión de las empresas argentinas se habría originado en una reunión paralela, organizada por el señor Olazagasti -alertó Sigal-, de la que habrían participado únicamente las empresas que aparecen como signatarias del programa [?], pero a la que no fueron convocadas otras empresas participantes."
Sigal mantendría una buena comunicación con esas firmas perjudicadas por el Ministerio de Planificación, pero no a través de Jamer, sino de un asesor de la subsecretaría, Gabriel Hormilougue. LA NACION intentó comunicarse con Sigal y Jamer, pero no atendieron las llamadas.