El Papa expresó su preocupación por los saqueos en Córdoba
El obispo Ñáñez reveló que Francisco lo llamó por teléfono para conocer lo ocurrido
CÓRDOBA.- El papa Francisco expresó su preocupación por la ola de saqueos y violencia que sufrieron los cordobeses entre el martes y el miércoles pasados durante una comunicación telefónica con el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, quien reveló el contacto con la más alta investidura de la Iglesia Católica durante su homilía dominical.
"Ayer por la mañana [por el sábado], el Santo Padre me llamó por teléfono. Quería interesarse por la situación de Córdoba y expresarnos su cercanía en la oración", dijo Ñáñez. "Pidió que fuéramos capaces de reencontrarnos para que la paz reinara entre nosotros. Se lo agradecí profundamente y le pedí la bendición, que de corazón nos dejó", agregó el obispo, quien también comentó que el Papa le pidió que "esto sea un motivo de esperanza en la reconstrucción de nuestra sociedad".
A su vez, Ñáñez sostuvo que con los violentos episodios de la semana pasada "se ha roto la amistad social" y reclamó "una conversión moral".
"Como hemos podido comprobar, se ha verificado una penosa transgresión a la ordenada y civil convivencia, se han atropellado las personas, sus bienes, proyectos, sus esperanzas, se han roto los vínculos entre los semejantes-vecinos; son desgarradores algunos testimonios: se ha roto la amistad social. Por eso, es urgente una conversión moral", manifestó Ñáñez.
El religioso sostuvo que resulta necesario que esa conversión "nos haga reconocer y desaprobar el mal realizado, el mal de no haber prevenido ni previsto estos desórdenes, el mal de haber dejado sin seguridad a la población indefensa, el mal de haber atropellado, saqueado y robado a nuestros semejantes".
"Es necesaria una conversión moral que nos mueva a cambiar de actitud, restituyendo lo robado, el cuidado y la seguridad negadas; reparando a través de la reconstrucción laboriosa y esforzada de la confianza mutua", añadió el obispo.
Finalmente, Ñáñez destacó que "es urgente y necesario una conversión cultural que nos lleve a no aceptar a dañar a los demás, a sus personas y a sus bienes. No basta con pedir una simple disculpa. ¿Quién repone los sueños, las esperanzas y las ilusiones de quienes perdieron todo?".
Los saqueos se produjeron como consecuencia de la huelga policial iniciada el martes en reclamo de aumentos salariales, lo cual dejó a esta capital sin seguridad. Esa situación fue aprovechada por saqueadores, que en horas de la tarde atacaron varios supermercados. Pero con el correr de las horas entraron a actuar bandas delictivas, que arrasaron decenas de locales comerciales en distintos barrios de la ciudad.
La Gendarmería no intervino a tiempo debido a las malas relaciones entre los gobiernos nacional y provincial. Recién cuando el gobernador José Manuel de la Sota logró poner fin al conflicto policial, la Nación dispuso desplazar las tropas. El mandatario cordobés las rechazó por considerarlas innecesarias.
Cuando la policía estuvo de nuevo en las calles cesaron los actos de pillaje y comenzó una serie de allanamientos que permitió recuperar abundante cantidad de mercaderías y detener a cerca de 200 personas comprometidas con los ilícitos.
En la madrugada del viernes, De la Sota y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acordaron el envío de 2000 gendarmes para complementar la tarea de la policía y brindar mayor seguridad. La llegada de los efectivos fue acompañada por el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, quien se reunión con De la Sota y con el comité de crisis que coordinará el movimiento de las tropas.
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