El perito oficial creía en un atentado
Un manuscrito de Sales revela que en 1996 pensaba distinto que hace menos de un mes, cuando dictaminó que fue accidental
"Si la causa del desastre fue intencional o provocada (...) se explicarían muchos puntos oscuros. Se explicaría todo."
El desastre que menciona el manuscrito cuya copia obtuvo La Nación es la explosión de la planta de Fabricaciones Militares (FM) de Río Tercero, el 3 de noviembre de 1995.
Quien lo firmó, el 7 de octubre de 1996, fue el ingeniero en química y explosivos Marcos Sales, en una nota personal dirigida a Lampros Cantardji, ex representante de FM.
Dos años después, Sales, de 75 años, se convirtió en perito oficial de la causa y el 29 del mes último mostró un rotundo cambio: pese a los testimonios en contra y al contundente peritaje realizado en Serrezuela, dictaminó que la causa del siniestro fue accidental y no provocada. Que el roce de un montacargas contra un tambor con trotyl -roce que nadie vio- generó un incendio y éste, por negligencias, el estallido.
Siete personas murieron y 300 resultaron heridas. En esa fábrica se acondicionó la mayoría de las 6500 toneladas del contrabando de armas y municiones a Croacia.
La explosión ocurrió ocho meses después de otro estallido: el nacimiento de la causa por los envíos ilegales, que hoy acorrala a parte del Gobierno. Varios investigadores opinan que se ordenó volar la fábrica para blanquear faltantes de municiones y obuses de FM y del Ejército que partieron a la ex Yugoslavia.
El dictamen de Sales fue refutado, la semana última, por seis testigos del incendio inicial en la planta de carga de proyectiles de la fábrica. Los peritos de parte también se opusieron a Sales en la causa que lleva el juez federal de Río Cuarto, Luis Martínez. El fiscal, Roberto Massuet, cree en el atentado.
"Tal vez fue amenazado"
Cantardji y otra persona que conoce a Sales descartan por completo que cambiara de opinión por dinero. Se inclinan, en cambio, por una eventual amenaza.
"No, mentiría si le dijera que me amenazaron a mí... o a mis familiares", dijo Sales a La Nación tras una encendida defensa de su informe.
"Creí en el atentado o sabotaje hasta que leí el expediente. Me baso en ciertos testimonios -agrega-, porque el peritaje de Serrezuela no tiene importancia."
Pero la querellante Ana Gritti asegura que Serrezuela importa, porque allí, el 19 del mes último, "el accidente quedó descartado al fracasar los intentos para hacer explotar un tambor con trotyl aplicándole una colilla de cigarrillo, chispas del montacargas y una tea encendida".
El tambor explotó sólo cuando se accionó un detonador reforzado.
"Con Sales me une una amistad de 30 años. Es un hombre de bien -sostiene Cantardji- y sabe mucho, inventó emulsiones explosivas. Confío plenamente en su honestidad. Tal vez cambió porque fue amenazado."
Hasta 1991, Cantardji fue representante de FM en suministros para la industria petrolera en la Argentina y en los países limítrofes.
"Conocí al interventor (Luis) Sarlenga, ahora procesado por contrabando. Era prepotente y sobrador, y alardeaba de contar con protección. Hablaba de un "number one"."
Su conocimiento de FM le permitió a Cantardji colaborar, a partir de septiembre de 1996, en la revista Humor con una serie de sorprendentes y profundas notas sobre el contrabando de armas.
"Debo decir que siempre que solicité información al Estado Mayor del Ejército me la brindaron, pese a que critiqué a algunos oficiales."
Cantardji también escribió sobre Río Tercero. "He vivido y dormido en esa planta. Yo pagué una fiesta cuando, en 1991, asumió la dirección el coronel Jorge Cornejo Torino."
Este oficial, que el día de la explosión se hallaba en Buenos Aires, está acusado por el fiscal federal Carlos Stornelli de asociación ilícita y malversación de efectos del Estado, en el expediente del juez Jorge Urso.
En 1996, Cantardji consultó a Sales por la demolición del Albergue Warnes y Río Tercero. Sales le envió una nota manuscrita donde subrayó siete graves violaciones de normas de seguridad en la planta de FM y, en el último párrafo, se inclinó por el hecho intencional. (Ver facsímil.) Cantardji entregó el original del escrito al expediente del juez Urso y luego facilitó una copia a La Nación .
"Por lo que me dijeron, Sales y peritos que respeto, como Hipólito Cuesta y el teniente coronel De Toma, ex director de la fábrica, fue atentado o sabotaje, no accidente."
Paradójicamente, el primero en refrendar el atentado fue el propio Sales.
"A principios de 1996, cuando parecía una locura, él nos dio la pauta para pensar en el atentado y nos impuso la obligación de investigar", cuenta Miguel Clariá, periodista de LV3 y de Canal 8, de Córdoba.
"En marzo de 1996 -explica Clariá- entrevisté a Sales para la televisión, y afirmó: "Si me dicen que fue un accidente, no hay cómo explicarlo. Si me dicen que fue un atentado, es fácil explicarlo. Todos esos argumentos de que el trotyl explotó fácilmente son cuentos de japoneses"."
"Descarto el sabotaje por sentido común"
Primero fue el fuego en un tambor con trotyl en la planta de carga de proyectiles de la fábrica, y luego las explosiones. Entre el fuego y el primer estallido transcurrieron nueve minutos decisivos.
En Río Tercero se tiene la certeza de que el incendio fue una maniobra distractiva para que huyeran los operarios -ninguno de ellos murió-, y que la explosión no la produjo el fuego, sino un detonador.
En el peritaje de Serrezuela se aplicó fuego a un tambor con trotyl. La llama ardió en vano durante 17 minutos, sin producir una explosión. Es el principal punto en contra del trabajo de Sales.
"Olvídese de Serrezuela, no sirve para nada. Todo se aclara -responde Sales en un diálogo telefónico con La Nación - si la negligencia fue provocada. El fuego por sí solo no generó la explosión: fue el fuego más la monumental falta de seguridad y la negligencia. En donde empezó el fuego no había un balde de arena, ni un matafuegos."
"No culpo a los operarios"
Sales explica que lo designaron perito en octubre último y, a los tres meses, dejó de creer en el hecho intencional. Finalmente, dictaminó que el fuego inicial pudo causarlo el roce de un montacargas contra un tambor con trotyl en la planta de cargas.
El operario del montacargas y cinco obreros de ese sector lo refutaron, la semana última, ante el juez federal de Río Cuarto, Luis Martínez.
Sales admite que "en el sumario no figura el roce, pero -dice- veo indicios en ciertos testimonios. Tengo la impresión de que ocultan algo".
"No culpo a los operarios, sino a las pésimas condiciones de seguridad y de trabajo. Yo defiendo a los obreros. Si se descarta el montacargas, que me digan cómo ocurrió todo."
¿Qué lleva a Sales a descartar el atentado o el sabotaje? "El sentido común", responde.
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