El peronismo se reagrupa y quiere aplicar cambios en la discusión por el presupuesto
Hay coincidencias en que el Gobierno debe contar con la ley, pero exigen más recursos para las provincias y más autonomía para el manejo de los fondos
La reunión del jueves pasado en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) da una pauta de lo que el Gobierno debería tomar como una certeza: el presupuesto 2017 sufrirá modificaciones, impulsadas en su mayor parte por un peronismo que se está reagrupando en torno de los intereses de los gobernadores.
Ese escenario enfrentará pasado mañana la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, cuando exponga en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. Será la segunda integrante del Gabinete en asistir al Congreso para hablar del presupuesto, luego de la presentación inicial de Alfonso Prat-Gay. En la agenda también figuran los ministros Rogelio Frigerio (Interior) y Guillermo Dietrich (Transporte).
En los tres principales espacios de la oposición la consigna es la misma: la intención es que el Gobierno tenga su presupuesto para 2017, pero también introducir cambios durante la votación en particular. Cuando se habla del presupuesto, los cambios se refieren siempre a recursos o al poder para manejarlos.
El sector más enfrentado con la Casa Rosada, el Frente para la Victoria (FPV) en Diputados, se plegó en las últimas horas a la estrategia coordinada con los gobernadores, en línea con el Bloque Justicialista. "No queremos hacer lo mismo que le hicieron a Cristina; no vamos a dejar al Gobierno sin presupuesto", repite el jefe de la bancada, Héctor Recalde, que propuso sumar a las reuniones al PJ de San Luis, de los Rodríguez Saá.
El Bloque Justicialista tiene como pliego de condiciones el documento de cinco puntos elaborado con los gobernadores. Los reclamos tienen un denominador común: más fondos y autonomía para las provincias, menos recursos para la Nación. El Gobierno no puede desconocer por completo esos planteos, si quiere que se apruebe el presupuesto. El peronismo controla el Senado.
El Frente Renovador también será parte de la discusión, con el acento puesto en los reclamos de los gremios. Un bono de fin de año y la reforma del impuesto a las ganancias serán algunas de las cuestiones que el Gobierno deberá analizar durante la negociación.
Diego Bossio: "Hay un vicio de centralismo muy fuerte en la Argentina"
:quality(80)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/QT7FYQX5BFELBIJZCLPXB3RNCA.jpg)
Protagonista de un armado político que tiene como sostén a los gobernadores peronistas, Diego Bossio (Bloque Justicialista) apunta a un presupuesto que mejore el envío de fondos a las provincias. "Hay un vicio de centralismo muy fuerte", sostiene, en una charla con LA NACION, en la que advierte sobre el nivel de endeudamiento que propone el Gobierno.
-¿Qué aspectos positivos tiene el proyecto?
-Hay una vocación de que el presupuesto refleje los supuestos macroeconómicos de manera realista. Es muy probable que el año que viene la Argentina crezca y la inflación se desacelere. Porque hay una recesión muy fuerte, lo que hace que caiga la demanda, y porque hay un cambio muy fuerte en la forma de financiar al Estado.
-¿Qué cuestiones no le gustan del proyecto?
-Una es el tipo de cambio. Un tipo de cambio a $ 18 implica un dólar a $ 20 a fin del año que viene. Eso es una devaluación muy fuerte, que impactará en los precios. La Argentina no puede volver al atajo de la devaluación para ganar competitividad.
-¿Qué otra cosa?
-Quisiéramos un presupuesto más federal. Hay un vicio de centralismo muy fuerte. Los gobiernos provinciales tienen más servicios que dar y más demandas de salud y educación.
-El oficialismo dice que es el presupuesto más federal de los últimos 15 años.
-Quisiéramos que fuera más federal todavía. Que haya un criterio equilibrado de distribución de recursos en obra pública. Hay obras hasta 2019 concentradas en la zona metropolitana, como la estación central de la ciudad de Buenos Aires. Es una obra importante, pero no es prioritaria para el Estado nacional. Se podría financiar con recursos de la ciudad. Hay que discutir una cuestión conceptual: todos los gobiernos tienen vocación de centralismo, de manejar los recursos. Las provincias necesitan ir a la Nación a pedir recursos y autorización para endeudarse. Es momento de discutir un esquema más federal.
-¿Es preferible financiar el déficit con deuda que con emisión?
-Tienen que haber pautas de endeudamiento y un control estricto por parte del Congreso de la evolución de la deuda. ¿Nos preocupa la deuda? Muchísimo. ¿Nos preocupa que crezca de manera desmesurada? Muchísimo. Es necesario que el Congreso intervenga más firmemente.
-¿Pero hay margen para endeudarse?
-Una de las herencias positivas de la famosa herencia negativa del kirchnerismo ha sido que los niveles de endeudamiento son muy bajos. La Argentina se desendeudó. Pero hay tener mucho cuidado de no volver a caer en la trampa del endeudamiento. Para eso, tiene que cumplirse con la reducción gradual del déficit.
-¿Qué van a intentar modificar?
-Los temas que nos han planteado los gobernadores. La coparticipación total del impuesto al cheque; que sean automáticas las transferencias de ATN, que para 2017 prevén $22.000 millones; la normalización de las cajas previsionales y la creación de un fondo federal de convergencia para compensar las desigualdades.
Marco Lavagna: "El riesgo es depender de la deuda"
:quality(80)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/6MKWIBW6HRG4ZH4WIRGEAA4OTE.jpg)
Siempre con tono moderado, Marco Lavagna (Frente Renovador) marca diferencias con el proyecto de presupuesto del Gobierno. Si bien destaca que tiene parámetros realistas y elogia el porcentaje destinado a obra pública, advierte que la inflación podría ser mayor a la proyectada y cuestiona el camino del endeudamiento externo. "El riesgo es depender cada vez más de la deuda", afirma, en diálogo con LA NACION. Y reclama un acotamiento de los superpoderes y una distribución más federal de los recursos.
- ¿Es creíble el presupuesto?
- Sí. Tiene algunos parámetros que son optimistas, como el tema inflacionario o el de exportaciones, pero no se puede decir que sea un presupuesto hecho en base a mentiras.
- ¿La inflación va a ser mayor que el 17 por ciento?
- La veo más en torno del 20% o 25%, que es la inflación crucero que tenemos hace siete años. Se volverá a los niveles previos de levantamiento del cepo y cambio de gobierno, del 1,5% o 2% por mes.
-¿No está funcionando la política antiinflacionaria del Banco Central entonces?
- Funciona, pero porque se está generando una recesión, que hace que caiga un poco la inflación. Es una batalla que recién empieza, como dijo Federico Sturzenegger. Hay una tensión entre crecimiento e inflación.
- ¿El dólar a $ 18 está bien o está retrasado?
- El problema del tipo de cambio fue la inflación de este año. El dólar a $ 18 es una devaluación del 20%, con lo cual se va a cubrir la inflación del año. Eso es creíble, pero hoy el tipo de cambio lo tenemos un poco atrasado. La respuesta no es hacer otra devaluación. Hay que mejorar la competitividad.
-¿Cuáles son los puntos que más preocupan del proyecto?
-El riesgo más grande es ir tendiendo a un modelo cada vez más dependiente del endeudamiento, con déficits altos. Eso lleva indefectiblemente a un modelo con necesidad creciente de deuda, desindustrialización por el retraso del tipo de cambio, riesgo en términos sociales, por pérdida de puestos de trabajo. Puede llevar a una crisis de deuda.
- El Gobierno sostiene que el endeudamiento permite avanzar hacia el equilibrio fiscal, para evitar un ajuste.
-El gradualismo es lo correcto. Pese a eso, hubo un ajuste importante. Y los costos terminaron recayendo sobre los más vulnerables.
- ¿Es preferible, como dice el Gobierno, tomar deuda en el mercado, a financiar el déficit con emisión del Banco Central?
-Vos tenés que definir si te endeudás interna o externamente. Los dos esquemas son insostenibles en el tiempo. El problema son los déficits que se van generando. Los dos caminos son malos. Hay que estar en un camino intermedio, pero yendo a una reducción de los déficits.
-¿Qué aspectos positivos le encuentra al presupuesto?
- Lo primero es que lo estamos discutiendo. También, que se ponga prioridad sobre la obra pública. Que se mantengan los gastos sociales, ante la duda de que hubiera recortes. Tiene un sesgo más a favor del consumo de lo que yo me esperaba. Eso es bueno porque puede llegar a fortalecer el mercado interno. Igual, pretendemos introducir cambios.
Axel Kicillof: "Quieren bajar la inflación con la receta de los años 90"
:quality(80)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/DKX7Z24GRBDFJAD4IV3XKKFP6I.jpg)
La discusión del presupuesto es para Axel Kicillof una ocasión para descuartizar el programa económico del Gobierno. El ex ministro de Economía defiende su gestión, pone en duda el crecimiento previsto para 2017 y ataca la visión ideológica plasmada en el proyecto oficial. "Quieren bajar la inflación con la receta de los 90", dice a LA NACION, pero valora que no se prevea un ajuste del gasto público.
-¿Tiene cosas buenas el presupuesto?
-No está planteado como un presupuesto de ajuste brutal del gasto, aunque sí de los salarios. Ahora, si uno se pregunta cuáles son los supuestos para no ajustar el gasto, es un aumento de la economía que yo dudo que ocurra en esos términos.
-¿Qué cuestiones le preocupan?
-No es verdad que ésta sea la primera vez que el macrismo hace proyecciones sobre la economía. Dijeron que la inflación iba a ser del 25%, que la economía iba a crecer un 1% y que el déficit iba a caer. Queda claro que se equivocaron en todo. Esto marca que el plan económico no funciona.
-¿Y qué ve en el presupuesto?
-El presupuesto plantea 17% de inflación y una paritaria en el mismo nivel. Quedaría cristalizada la reducción de 10 puntos de los salarios que hubo este año. Si van a reducir la inflación abriendo la economía, dejando fijo el dólar y sosteniendo un mercado interno recesivo con salarios a la baja, probablemente bajen la inflación, pero de la peor manera. Quieren bajar la inflación con la receta de los 90. El resultado fue una caída en las condiciones de vida y un deterioro de la economía por la desindustrialización.
-Pero se prevé un crecimiento del 3,5% del PBI.
-Pero no se produciría por consumo, sino por exportaciones, que aumentarían un 8%, y esperan un crecimiento de la inversión del 14%. Apuestan a la ayuda externa. No piensan en los salarios ni en la industria, ni en el mercado interno. Párrafo aparte es la distribución de recursos con las provincias. Los gobernadores piden un presupuesto más federal.
-El Gobierno dice que es preferible financiar el déficit con deuda que con inflación.
-Según sus estadísticas, la deuda con privados en moneda extranjera creció más de un 50% este año y en 2017 esperan tomar US$ 25.000 millones más de deuda externa. Supongo que será por la pesada deuda del desendeudamiento.
-Usted intentó tomar deuda en el mercado de capitales.
-Pero teníamos un criterio diferente. La deuda externa tiene que ser para obras de infraestructura, de largo plazo. Ellos toman deuda para cubrir gastos corrientes.
-Si Macri gobierna para los ricos, ¿cómo se explica que crezcan el gasto social y la obra pública?
-En 12 años se generaron condiciones de vida que el Gobierno no puede desatender. Cada vez que avanza un programa neoliberal, encuentra mucha resistencia. Se juntaron las cinco centrales obreras. Está bien que el Gobierno entienda estas cuestiones. Pero hay que ver qué pasa. Hasta ahora las jubilaciones crecieron un 30% y la inflación un 40 y pico. Cortaron la obra pública y recién ahora empiezan a reactivarla.
Más leídas de Política
Análisis. Una maniobra a tasas demenciales que dinamita la retórica kirchnerista
En la Casa Rosada. Desconcierto, oficinas desiertas y cautela en una jornada de turbulencias
“Definitivamente, se apuró”. García Moritán criticó a López Murphy por acordar con Patricia Bullrich
Parálisis. Como el Congreso no sesiona, el Presidente fue autorizado por decreto para salir del país