El peronismo ya tiene el control de las dos cámaras legislativas
El justicialismo asumió ayer, formalmente, el control del Congreso.
La nueva Cámara de Diputados, que se conformó ayer con la jura de 126 legisladores, eligió por amplia mayoría a Eduardo Camaño (PJ-Buenos Aires) como presidente del cuerpo. Así, se instituyó un hecho inédito en la vida parlamentaria: nunca un hombre de la oposición había ocupado ese cargo.
Además de la relevancia política que implica que un partido opositor domine ambas cámaras del Poder Legislativo, la consecuencia más directa de esta situación es que el PJ se coloca primero y segundo en la línea sucesoria del presidente Fernando de la Rúa. El primer lugar pertenece al presidente provisional del Senado, Ramón Puerta (PJ-Misiones), que juró como tal hace una semana. Camaño quedará segundo.
Sin embargo, el legislador bonaerense se apuró en marcar los límites. "Quiero decirle al Presidente que voy a ayudarlo a gobernar, lo que no significa cogobierno. El debe asumir su responsabilidad como jefe del Estado; el PJ hará lo propio desde el Poder Legislativo. Seremos garantía de gobierno, lo que no es poco en estas horas de zozobra", enfatizó ni bien ocupó el sillón mayor del recinto.
Fiel a su naturaleza, el peronismo aprovechará el dominio absoluto que ejercerá en el Congreso para ocupar los cargos administrativos más relevantes y la jefatura de las principales comisiones -primeras gestoras de las leyes- en ambas cámaras. En buen romance, esto significa que el PJ definirá la suerte de cada proyecto que se trate.
La jura
La sesión preparatoria se inició con una hora de atraso.
Un cierto espíritu de euforia reinaba en el recinto; los palcos estaban colmados de familiares y amigos, los diputados nuevos se confundían en abrazos con los que permanecen. Algunos niños correteaban entre las bancas. El clima era casi de fiesta.
Se invitó al diputado de mayor edad, Alfredo Bravo (ARI-Capital), a presidir el cuerpo hasta que la Cámara designara oficialmente a su nuevo jefe. El socialista aún no puede ocupar su banca en el Senado por la disputa judicial con su rival Gustavo Beliz (Nuevo País).
Acto seguido comenzó la jura de los diputados electos. Por momentos, el procedimiento se hizo largo y tedioso, no sólo por la cantidad de legisladores (126), sino porque a cada rato se variaban las fórmulas de jura. La mayoría lo hizo por "Dios, la Patria y los Santos Evangelios"; otros, por "Dios y la Patria" o, simplemente, por "la Patria", mientras que un grupo minoritario por ninguna de estas opciones: sólo prometieron cumplir la Constitución.
Todo transcurría sin mayores turbulencias, pero la nota la dieron, sin duda, los representantes de la izquierda. Ni bien asumieron, Patricia Walsh (Izquierda Unida-Capital) y Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad-Capital) llevaron al recinto su tradicional discurso contestatario, marcando desde el principio cómo será su perfil.
Nuevas autoridades
Otro capítulo constituyó la elección de las nuevas autoridades. A diferencia de lo que ocurrió en el Senado, la Alianza -resignada a su papel de minoría- decidió convalidar que el PJ ocupara tanto la presidencia como la vicepresidencia primera del cuerpo.
El primero en asumir fue Camaño. Visiblemente emocionado -su voz por momentos lo traicionaba entrecortándose-, el legislador justicialista insistió en que el Congreso debería sesionar durante los meses de verano. "En esta situación tan difícil del país el Parlamento debe trabajar. Es una exigencia que debe ser escuchada por el Gobierno", enfatizó.
Luego, el veterano Oraldo Britos (PJ-San Luis) fue proclamado vicepresidente primero. La vicepresidencia segunda correspondió al radical Fortunato Cambareri (Chubut).
La designación más controvertida fue la de Alberto Natale (Demócrata Progresista-Santa Fe) como vicepresidente tercero. La primera en cuestionarlo fue Elisa Carrió (ARI-Chaco); sostuvo que ese cargo correspondía a su partido, al que reivindicó como "tercera fuerza nacional". "No queremos cargos, pero rechazamos esta designación no sólo por principios, sino por la misma persona de Natale", asestó.
Más duros aún fueron los representantes de la izquierda, que rememoraron el pasado como intendente de Rosario del diputado santafecino durante la dictadura militar.
Natale no se inmutó. Incluso en un momento puso cara de aburrido. Rechazó las acusaciones y aceptó el cargo, agradecido.