Señales. El PJ muestra desorientación por la marcha del Gobierno
Los caciques del conurbano y los gobernadores esperan gestos de Cristina
El diagnóstico se repite, en voz baja, al interior del peronismo: corrida Cristina Kirchner de la centralidad de la escena pública y con el gabinete envuelto en intrigas, hay incertidumbre sobre la marcha del Gobierno y el escenario que se abre en un año que asoma complicado en el frente económico.
"Falta claridad", resume un intendente bonaerense, de los más alineados con Olivos, desde su minidescanso en la costa. Sin instrucciones ni un interlocutor que consideren válido para transmitir la voluntad presidencial, la mayoría aguarda una señal directa de la jefa del Estado. Les preocupa el rumbo del modelo: si habrá recorte de gastos, aumento de tarifas, fondos para mantener obra pública y cómo manejar el reclamo salarial.
Ante la ausencia de los habituales actos oficiales en Balcarce 50 y el vacío de una línea de acción concreta, gobernadores y jefes comunales aflojaron también sus agendas y se esperanzan con que en marzo Cristina retome la iniciativa y le imprima otro ritmo a la gestión. Para esa fecha, también está prevista la definición de la nueva cúpula del PJ nacional, una pulseada que toma relevancia en la antesala de la batalla de 2015.
Si bien la prioridad de la Casa Rosada se concentra hoy en el intento de moderar la inflación y domar el dólar, en algunos despachos oficiales analizan los caminos para dirimir la conformación del consejo partidario, cuyos miembros tienen los mandatos vencidos. Según explicó un dirigente a LA NACION, uno de los proyectos en estudio es reformar la carta orgánica y, entre otros retoques, volver al viejo sistema de sufragio indirecto. Es decir, que las autoridades sean elegidas por congresales y no por el afiliado. Otra alternativa que se baraja es convocar al Congreso partidario y que allí surja una mesa de mando, bajo la forma de una comisión de acción política. La idea, sobre todo, es evitar el despliegue de estructura y fondos que implica realizar una elección a nivel nacional, en un clima de preocupación por las cuentas en rojo. Y, claro, el Gobierno no modela en sus planes una interna con competencia real, sino la unción de una lista única. Se descuenta que los gobernadores ejercerán influencia en la metodología y la consagración del nuevo jefe, aunque será determinante la palabra de la Presidenta. "Ella conduce", reconocen. Lo único en que coinciden, aun sin certeza alguna, es en que hay poca chance de que Cristina le regale esa butaca a Daniel Scioli, que ocupa la conducción formal del cargo desde la muerte de Néstor Kirchner.
"Manejarse a la distancia y con señales no es nada bueno", insiste un cacique del conurbano, que quiere que el Gobierno tercie en la avanzada de las policías comunales, una propuesta que moviliza el gobernador y algunos intendentes resisten.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, no se convirtió -por lo menos, por ahora- en el interlocutor que soñó la dirigencia del PJ apenas fue ungido en su sillón.
El chaqueño, que desplegó un operativo de contención de sus ex colegas gobernadores, apenas sobrevoló el contacto con la tropa de intendentes: cruzó llamadas telefónicas y recibió, en distintas reuniones, a emisarios de la primera y la tercera sección electoral, entre ellos, Francisco Gutiérrez (Quilmes), Julio Pereyra (Florencio Varela), Martín Insaurralde (de licencia en Lomas de Zamora), Mariano West (Moreno) y Hugo Curto (Tres de Febrero), entre otros. No hubo definiciones en esas charlas, que fueron casi introductorias y tampoco coordinaron próximas citas.
Hay distintas lecturas sobre la retirada de Cristina, a la que algunos consideran parte de una estrategia y otros, una consecuencia del cuidado de su salud. "Lo interpreto como un repliegue, una impasse , para mirar un poco el juego desde afuera y evitar el desgaste", sostiene un dirigente. En su visión, la ausencia de la Presidenta generó por decantación que otros actores del mapa político comenzaran a mostrar sus fichas por adelantado.
También tuvo impacto dentro del oficialismo. Ya no todos piden permiso para jugar ni armar por cuenta propia. Así, pulula, sólo en territorio bonaerense, un desfiladero de aspirantes multitarget-a la gobernación o la presidencia- para 2015: el propio Scioli, Julián Domínguez, Florencio Randazzo, Martín Insaurralde, Fernando Espinoza, Gabriel Mariotto y hasta Aníbal Fernández sueña con ser candidato (ver aparte).
Se lanzó la lucha por la instalación de figuras en un año al que consideran "corto". Con el Mundial de fútbol en junio, hasta ese momento creen que corre el tiempo de descuento para hacer crecer su imagen en un contexto de unidad y antes de que la atención se centre en las piernas de Lionel Messi. Después de ese evento, creen que ya no habrá margen: se suelta la pelea interna peronista para suceder a Cristina Kirchner.
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