El Presidente profundizó sus quejas por fallos impopulares
CHASCOMUS.- El presidente Néstor Kirchner profundizó ayer la tensión entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.
Tras recibir críticas de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, las Cámaras Federales y la Asociación de Magistrados por opinar sobre sus fallos arremetió: "Este Gobierno no se va a callar la boca ante el dolor, la injusticia y los cachetazos de fallos que hieren la moral y la dignidad de los argentinos" dijo, ante una multitud reunida en esta ciudad. Y recibió un prolongado aplauso.
El jefe del Estado volvió a criticar a las corporaciones, tal como llamó elípticamente a los jueces y abogados que salieron en defensa del principio de independencia del Poder Judicial: "Tiene que haber un punto de inflexión. Yo no voy a estar de rodillas para permanecer dos meses más en la Casa de Gobierno. Voy a estar junto al pueblo, por encima de las corporaciones. Diremos todas las cosas que tenemos que decir respetando los pilares fundamentales de nuestra sociedad", aseguró.
En la primera fila del público escuchaban al Presidente los padres de Mauricio Ponce de León, el joven discapacitado asesinado en febrero pasado de 33 puñaladas, cuyos presuntos homicidas fueron liberados.
Ante ellos y otros miles de personas convocadas, Kirchner expresó: "No podemos estar ajenos a tanto dolor. Dios quiera que la Justicia pueda reinar con plenitud para recuperar la credibilidad en las instituciones de los argentinos".
Luego, el jefe del Estado amplió el alcance de su discurso y se refirió a las críticas vertidas por magistrados que consideraron una presión sus dichos tras el fallo que otorgó la excarcelación a Omar Chabán, acusado por 193 muertes en Cromagnon.
"Yo sabía lo que iba a pasar. La semana pasada toda nuestra patria se conmovió cuando vimos que otorgaban libertades que nos dejaron azorados", argumentó. El plural pareció incluir en su queja el fallo que liberó a María Julia Alsogaray.
Ante un público integrado por familiares de víctimas de la violencia, empresarios, obreros con cascos amarillos, militantes justicialistas y simpatizantes de la intendente Liliana Denot (UCR), Kirchner continuó: "El Gobierno ha hecho todos los esfuerzos por que tengamos una nueva Corte. Los argentinos queremos recuperar una justicia independiente y con sentido común", dijo.
Plebiscito
El escenario que el Presidente eligió para retrucar, entre otros, al ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni -que con singular independencia de su designación recordó al Presidente: "Hasta en la política hay límites éticos"- fue todo un acto proselitista.
El jefe del Estado subió al escenario, montado en un taller de la empresa Emepa SA, encargada de reconstruir siete vagones de trenes de la empresa Ferrovías, para entregar al municipio subsidios por 69 millones de pesos; jugó con un cuchillo gaucho y un rebenque con mango tallado en plata con sus iniciales, que le obsequiaron, y, sin prurito, reconoció que su visita tuvo por objetivo ganar adeptos para plebiscitar su gestión.
"Les digo a todos los argentinos: salgo a caminar las calles de la patria para tratar de plebiscitar la tarea que estamos llevando adelante. ¿A ustedes les parece que en esta Argentina un presidente que no tiene el apoyo de su pueblo puede gobernar? Democráticamente lo digo, ¿por qué no puedo? En octubre se eligen legisladores. Dejemos de hablar con hipocresía. En octubre se dirá sí al Gobierno o no al Gobierno", expresó el mandatario.
Para Alfonsín
Tras las palabras proselitistas del Presidente hubo un momento de tenso silencio: el auditorio, conformado por una mezcla heterogénea de simpatizantes de la intendente radical y militantes del PJ, tardó en responder con un tibio aplauso.
Rápido de reflejos, el jefe del Estado evocó, sin nombrarlo, al ex presidente Raúl Alfonsín, una suerte de héroe local: "Renuevo mi compromiso para trabajar con este pueblo, que ha dado al país dirigentes importantes", dijo el Presidente. "Uno puede estar de acuerdo con ellos o no. Pero han sido gente honesta", concedió y arrancó el más pronunciado aplauso de la tarde.
Antes de retirarse, el Presidente se congratuló por la prórroga en los pagos de vencimientos de deuda otorgada por los organismos multilaterales de crédito, que significará un ahorro de entre 60.000 y 70.000 millones de dólares. "Y permitirá salir de este default", dijo.
Y dedicó un último párrafo de su discurso a la Iglesia, al reafirmar que volverá a manifestar sus disidencias, pese a que dijo provenir de una familia practicante del culto católico.
Luego, el jefe del Estado bajó del escenario con su comitiva, integrada por los ministros del Interior, Aníbal Fernández; de Planificación Federal, Julio De Vido, y de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá.
Entonces mantuvo una reunión reservada en un vagón de tren con Solá, familiares del joven discapacitado asesinado y con familiares de Emilio Blanco, presuntamente muerto por tres policías.
Terminada la reunión, el Presidente y el gobernador descendieron del vagón de tren, saludaron a los simpatizantes radicales y peronistas que seguían en el lugar, se desplazaron unos 500 metros y subieron, por separado, a dos helicópteros que los llevarían de nuevo a sus despachos de trabajo.
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